1

2.3K 102 24
                                    

____ Bonnet.

Sobresaltada desperté.

Guíe la mirada al reloj que se encontraba encima de la mesilla de noche y pude ver que eran las 05:30 de la mañana.

De nuevo había soñado con el tipo de mantenimiento, lo peor es que con esa ya eran tres veces en la semana, aunque me sentía acalorada. Nunca antes había tenido sueños eróticos con nadie, así que era una sensación muy extraña para mí.

Segundos después me levanté de la cama y me dirigí a la cocina. Tomé un vaso de vidrio y me servi un poco de agua fría, pues eso ayudaba a que la sangre recuperara su temperatura habitual.

Me acerqué al gran ventanal que había en la cocina y pude apreciar la ciudad que aún dormía. No sabía si podría volver a dormir, pero aún así regresé a la oscuridad de mi cuarto y nuevamente me metí en la cama. Aunque bastaron tan solo unos segundos para que los ojos verdes de ese hombre volvieran a mi mente una y otra vez.

Esa forma tan suya de mirarme...

Oh, Dios. Hacía que se me pusieran los pelos de punta. Y es que joder, no me gustaba para nada esa sensación. Juro que en la vida me había sentido tan atraída por alguien.

¿De dónde será? Me pregunté mentalmente. No tenía pinta de ser español, sino de ser posiblemente un Americano.

¡Dios, es tan atractivo!

Esa piel blanca, cabello negro, sonrisa perfecta y se cuerpazo... Pero que decir de esa mirada.

Llevaba poco tiempo en la urbanización y a más de
una nos tiene babeando por él. Incluso, me di cuenta de como lo miraban mis vecinas, y es que era imposible no mirarlo, su físico llamaba mucho la atención, pero lo más sexy que tenía, era esos pequeños lunares en sus mejillas.

Dejé esos pensamientos de lado e intenté cambiar el rumbo de mis pensamientos porque si seguía por ese camino, volverían las palpitaciones y la agitación, y lo único que quería era volver a dormir.

Era sábado y no trabajaba. Todo lo que tenía pensado hacer era dormir toda la maldita mañana, pero por culpa de mis hormonas que se encontraban disparadas ya no podría ser.

Llevaba viviendo en la urbanización unos seis meses. Era una zona exclusiva y selecta de Ibiza situada a muy pocos metros de donde se encontraban las tiendas más exclusivas de la ciudad. Iba desde el centro de Ibiza hasta el Puerto.

A mis 30 años tenía una casa en propiedad y un trabajo
que me permitía vivir muy cómodamente. Era cirujana plástica y trabajaba en una clínica muy privada en donde rostros muy conocidos de Europa y del extranjero iban a
hacerse algunos retoques.

Por mis manos habían pasado muchas personas, y aunque no estuviera bien que yo misma lo dijera, era muy
buena en mi trabajo, por eso estaba en donde estaba. Lo sé, mi modestia deja mucho que desear, pero así soy yo, y estoy muy orgullosa de mí, pues en todo me va fenomenal, bueno... Casi todo.

Tres meses antes, Leo, quien fue mi ex me había dejado cuando estábamos a punto de casarnos, pues nos dimos cuenta de que no estábamos hechos el uno para el otro, eso y que Leo se había enamorado perdidamente de su compañera de trabajo, cual era ocho años menor que yo y diez años menor que él.

No es que yo esté mal. Pero Leo la prefirió a
ella y eso a mí me repateó la entrañas, me enojé muchísimo y claro, por mi boca salió de todo, haciendo que él se fuera de casa gritándome que era una amargada, que estaría sola el resto de mi vida y que nadie me aguantaría como él había hecho.

Vuelvo a mirar la hora, veinte para las siete. Estaba claro que el sueño me había abandonado por completo y que ahí tumbada no haría nada, solo ponerme de mal humor con tanto pensamiento inútil. Así que me levanté, me puse un pans de deporte, una camiseta de tirantes y unos tenis blancos que me regaló July en mi último cumpleaños, para ahora si salir a correr.

Mi adicción | Adaptación AG『+16』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora