6

958 71 3
                                    

____ Bonnet.

- ____, me vuelves loco en todos los sentidos... - Murmuró, viéndome a los ojos con atención.

- Y... ¿Eso es bueno, o malo? -

- No lo sé. - Su voz sonó apagada.

Vaya, no sabía cómo tomarme eso al respecto.

- ¿Cuántos años tienes, Aidan? - Pregunté mientras seguíamos tirados en el piso de los vestuarios.

Noté que se puso tenso ante mi pregunta.

- ¿Saber mi edad es importante para ti? -

- Sí. - Le dije enseguida.

- Veinticinco, tengo veinticinco años. Dijo y me quedé quieta, mirando el techo. - ¿Eso es un problema? -

- No, no lo creo. Pero es raro, deberías estar con chicas de
tu edad. -

- Resulta que tengo grabada en mi mente aquella contestación que me diste en el baño cuando follamos por primera vez, ¿La recuerdas? - Preguntó mirándome.

- No, refrescame la memoria. - Le pedí cegada por la pasión de aquel día. Sabía que fui capaz de decir cualquier estupidez.

- Fue algo así como... "Si follo contigo, serás tú quien no quiera volver a hacerlo con alguien más.", y resultó ser verdad. No quiero hacerlo con nadie más. - Dijo y enseguida recordé aquella frase. Si tan solo supiera que yo había quedado más sorprendida que él en cuanto lo dije. - Solo quiero follarte a ti, ____. - Me miró, tratando de evaluar mi cara ante su afirmación.

El corazón se me encogió. Estábamos hablando de follar, sin ningún sentimiento de por medio, "¿Puedo hacer eso?"  Por el momento sí, pero sabía que saldría mal de todo eso.

En lo más profundo de mí, lo sabía...

Me incorporé mientras él me miraba desde su posición. Recogí mi ropa esparcida por el suelo y empecé por vestirme con calma.

- ¿No vas a decirme nada? - Preguntó en medio del silencio.

- No creo que sea necesario, los hechos hablan por si solos. Follamos cada vez que nos vemos, ¿No? -

- ¿Y por qué parece que estás molesta? -

- Solo estoy cansada y ya es tarde. Dejemos esta conversación para otro momento. -

- Bien, como desees. -

Se levantó y se vistió sin prisa, mirándome de vez en cuando. Ya estando listos, Aidan asomó la cabeza por la puerta para cerciorarse de que no hubieran muros en la costa.

Salimos, y tomados de la mano me acompañó hasta la puerta. Nos paramos uno en frente al otro, sin hablar. Su mirada era tan intensa...

Deslizó su mano a mi nuca y acercó mi boca a la suya, dándome un tierno beso. Nos despedimos, sin quedar de vernos, ni en llamarnos, ni en nada. Acabaríamos encontrándonos tarde o temprano.

Luego de eso entré a casa con una sensación extraña, con sentimientos encontrados. Por un lado me sentía bien, porque por una vez en mi vida había hecho lo que quería, dejando atrás a mi otra yo, esa que le ponía peros a todo, esa que evaluaba cada paso, la que buscaba sentirse segura y nunca se arriesgaría a nada, la que nunca hacía nada por miedo a lo que los demás pensaran. Sí, por primera vez había dejado a esa yo encerrada en algún rincón de mí, y no me arrepentía. Pero también me sentía mal, porque esa última conversación con él me había dejado pensativa. Sus palabras resonaban en mi cabeza; "Solo quiero follarte a ti, ____".

Suspiré. Era consciente de que nosotros no teníamos una relación, pues era demasiado pronto y estábamos conociéndonos, o eso creía. A demás de que él era mucho más joven que yo. Con esa edad, era normal que no pensara en una relación, y mucho menos con una mujer cinco años mayor que él.

Mi adicción | Adaptación AG『+16』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora