Fuga

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Llevábamos horas vagando por el nivel, había zonas en las que había un calor insoportable y tenía que sacar mi lengua para jadear y así soltar parte del sudor, estaba cabizbajo.

En un momento en el que yo ya estaba cansado, el jefe del grupo le dijo a Yuri que me cargase a la espalda, él era el segundo con mejor cuerpo de aquel pelotón, por lo que no se le hizo muy complicado, no peso mucho más de setenta y un kilos, y él medía aproximadamente un metro con ochenta y dos. Me sujetaba manteniéndome a su espalda mientras reposaba la cabeza en su hombro. En estos momentos, son en los que odio llevar una sudadera y un jersey por debajo, aparte de una máscara de un material parecido al plástico común en la que se acumula el vapor y el calor, se hace demasiado difícil respirar, te tragas tu propio aire caliente.

— ¡ALTO Y FIRMES! Descansaremos aquí por un rato, abrid vuestras botellas con agua y bebed un poco, es recomendable. —

Habló el hombre con mayor estatus en el grupo. Yuri me dejó en el suelo dejándome reposar, no muy cerca de las tuberías ya que estas estaban que ardían y si las tocabas, podías quemarte.
Me ofrecieron agua y comida, pero simplemente negué, no es de mi agrado gastar las provisiones de la gente, por lo que solo jadeaba fatigándome con la estúpida máscara, mirando al techo lleno de tuberías y todo tipo de cosas, lo raro es que estaba todo bastante tranquilo.

Tranquilo.

Un ruido de una tubería a punto de explotar me sacó de aquel limbo en el que parecía estar muriéndome en vida, me levanté bruscamente y empecé a soltar quejidos en alto mientras señalaba una tubería a no muchos metros de distancia de nosotros. Como nadie me hacía caso y solo me miraban confusos me acerqué al capitán y le mostré, al verlo, comprendió por qué estaba tan alertado.

— ¡FUGA DE GAS! VÁMONOS, BUSQUEMOS OTRO SITIO. —

La voz del hombre se escuchaba tan enfadada y seria como siempre, por lo que todos hicieron caso y salieron corriendo del lugar, todos menos un chico algo jóven, se llamaba Carter.
Solo unos cuantos se dieron cuenta de que él se quedó atrás, pero fue demasiado tarde.

Caminábamos por un pasillo extremadamente largo, con varios pasillos a los lados que llevaban a otras habitaciones o puede que niveles. Otro chico, Nikolay, llamó la atención del jefe. Este se giró bruscamente preguntándole con bastante superioridad un “¿Qué?” bastante dominante y antipático.

— Se-Señor... El compañero Carter se ha quedado en el lugar de la zona en la que hubo el incidente con la fuga de gas. Deberíamos volver. —

— No creo, Yaroslavich. Ese hombre sabrá apañarse bien allí. Vámonos. —

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Les juro que mañana actualizo una buena parte, no esta mierda de 476 palabras.

𝐋Ø𝐒𝐓.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora