Capítulo 1

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Jimin, a sus 16 años, era un chico bastante complicado. De primeras, nada más conocerlo, entenderías que su actitud frente a los chicos que le atraen dista mucho de ser la actitud que mostraría frente a sus amorosos padres.

Jimin odiaba que lo llamaran puta, pero dentro suyo se consideraba una.

Tomó dos pastillas del frasco sobre su mesa de noche y se las metió en la boca, mientras se volvía a mirar al espejo con una media sonrisa.

Su padre Taehyung le había enseñado a amarse, quizás en exceso, pero no podía negar que se lo agradecía enormemente. Su cuerpo no era el más bonito, no se ejercitaba, pero sus curvas naturales le encantaban y disfrutaba de vestirse tan provocativamente como pudiera.

Y sus ojos, sus oscuros ojos eran la perdición de cualquier hombre que se acercase a él. Lo había comprobado.

—¡Baja a cenar!— Lo llamó su padre Jungkook, desde las escaleras, y Jimin suspiró. Era Nochebuena, una cena familiar, y quizás no era la mejor ocasión para lucirse como lo estaba haciendo, pero uno siempre debía estar preparado.
Aprovechando que las pastillas ya casi se habían disuelto en su boca, tragó, acomodándose la camisa negra que tan bien le ajustaba, antes de salir del cuarto.

Podía oír perfectamente mientras bajaba las escaleras la voz de dos personas desconocidas en su casa, así que realmente había valido la pena verse especialmente hermoso esa noche.

—Qué manera de destacar, Jiminnie— Su padre Taehyung se acercó a él con una sonrisa mientras peinaba sus cabellos con los dedos.

—Pa, ya me peiné— Suspiró el morocho con una sonrisa, sacando la mano de su papá de su cabeza. Taehyung suspiró.

—Está bien, pero no puedo evitarlo— Comentó sonriente el peligris, entrando al comedor con una sonrisa junto a Jimin.

A primera vista Jimin pudo ver a los dos invitados, y sólo uno llamó su atención.

No era tan alto, pero sí más que él, y su cabello rubio al punto de ser platinado combinaba tan jodidamente bien con su sonrisa.
Era Min Yoongi, el hermano de Hoseok, el conocidísimo boxeador de élite de su país.

Y a su lado, lamentablemente, tenía a un parásito

Yoongi y Suzy están juntos, es una pena— Lo codeó su padre con una sonrisa, antes de acercarse a Jungkook y susurrarle algo al oído.

Una novia no era especialmente un problema para Jimin.
Con una sonrisa encantadora se sentó en la mesa, apoyándose sobre sus manos mientras se comía con la mirada al hermano de Hoseok. Quería divertirse mientras el medicamento tardase en hacer efecto, luego no estaría en condiciones de jugar un poco.

Buonasera, Hoseok— Habló Jimin lo suficientemente fuerte para captar la atención tanto del nombrado como de su familiar. El guardaespaldas sonrió haciendo una leve reverencia, mas Jimin se centró en ver como Yoongi clavaba su vista en su rostro.

El italiano siempre era una buena forma de llamar la atención, había valido la pena aprenderlo.

Su sonrisa se ensanchó cuando llegó el momento de que todos tomasen asiento y el boxeador se sentó a su lado, mirándolo de reojo. Estaba avanzando muy rápido.

—¿Siempre te comes con la mirada a los invitados?— Gruñó Yoongi, tan sumamente bajo, que sólo Jimin pudo oírlo. El morocho sonrió.

—Sólo a los que me interesan. Tu noviecita, por ejemplo, me importa un bledo— Susurró Jimin, mirándolo a los ojos mientras se mordía el labio. Si el invitado era irascible, él estaba dispuesto a provocarlo.

Yoongi pudo haberlo asesinado, si las miradas mataran, y se enderezó en su asiento apoyando su mano sobre el muslo de su novia, hablando con su hermano.

Tonto, pensó Jimin. Yoongi iba a necesitar más que simplemente ignorarlo si quería que Jimin se rindiese rápido.

La cena fue divertida para prácticamente todos en la mesa, todos menos los dos invitados. Jimin disfrutó más que nadie el coquetearle descaradamente al muy guapo invitado a su lado, mientras que sus padres y su medio tío reían a carcajadas de cosas que sólo ellos entendían.
La novia de Yoongi, por su parte, parecía a punto de irse insultando a toda voz de allí.

El cansancio cayó de golpe, junto con algunos mareos y su visión se nubló, impidiéndole siquiera ver a su padre frente a él.

—Iré a dormir, buen provecho— Habló con cierto esfuerzo, sólo el necesario, y se levantó de la mesa a la vez que los dos invitados. Necesitaba escabullirse a su cuarto y descansar o terminaría vomitando todo en la misma mesa.

—¿Necesitas ayuda, Jimin?— Jungkook hizo el amago de levantarse de la mesa, pero una seña fue suficiente. No quería que su padre lo viese en el deplorable estado de la droga, no lo había visto jamás, era mejor que así quedase.

Caminó con cuidado hasta las escaleras, asegurándose de quedar fuera de la visión de sus familiares, y allí se permitió apoyarse contra la baranda y subir arrastrando los pies.
El cansancio lo estaba tirando abajo demasiado rápido.

A la próxima sólo una a la vez, se recordó al llegar finalmente al segundo piso. Estaba sólo a unos metros de su cuarto, del descanso, sólo un pequeño esfuerzo y ya.

Pero una jodida mano, grande y lastimada, lo tomó del cabello y lo estampó contra la pared haciendo un ruido seco. Si el dueño de esa mano era un ladrón, Jimin estaba acabado.

—Tu estúpida cara bonita jamás me gustó, puta— Gruñó, siendo reconocido al instante, Yoongi. Así que sí había conseguido irritar al invitado, que buen trabajo había hecho.

—¿Así que tengo una cara bonita, stronzo?— Se burló Jimin, mirándolo a los ojos a duras penas mientras mordía sus labios. Jodidamente no veía nada, y sus piernas temblaban como la mierda, en cuanto Yoongi lo soltase, el caería al suelo de rodillas.

Él no estaba en condiciones de estar retando de esa manera a un tipo como Yoongi.
Pero, por favor, a él le gustaba divertirse. A él le encantaba eso.

Yoongi lo observó en silencio, demasiado tiempo en realidad, como si pudiese notar que Jimin no estaba en todas sus luces para defenderse.

Y, aún así, lo estrelló una vez más contra la pared, soltándolo.

—Puta débil— Susurró, bajando las escaleras.

Débil.

Jimín mordió su propia lengua, cerrando los ojos. No iba a dejar que le doliera.

Amore Mío (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora