Capítulo V: Language

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La baja temperatura es más notorio en estos momentos, el viento corta la piel como pequeñas y filosas agujas provocando el dolor en las sonrosadas mejillas y narices de los brujos en formación. Las piernas tiemblan y los dientes castañean en molestos sonidos opacados por las orejeras en cada cabeza.

Pero contra todo pronóstico, Stella siempre busca la forma de mezclar la moda con las estaciones del año, no le importa estar haciéndose un nudo debido al frío mientras pueda modelar con orgullo su bufanda exquisitamente tejida en una boutique de Milán, la cual su padre encargó hacer dos días después de su notificación en Hufflepuff.

Camina con la seguridad de que las miradas estarán sobre sus pantimedias blancas con detalles brillosos de polvos de hada creando una red de glitters; y sus pequeñas orejas se verán cubiertas con las orejeras peluditas amarillo crema. Simplemente se ve regia.

En su desfile imaginario por el segundo piso manda un gran mechón de su largo cabello rubio hacia detrás de su espalda con el dorso de su mano, un gesto totalmente altanero mientras sonríe a un par de chicos que pasaban a su lado, ciertamente se dormía leyendo revistas para adolescentes y sus secretos para ser una diva.

Llegó al vestíbulo buscando con la mirada a sus amigas, probablemente estén tomando un descanso antes de su primera clase del día. No obstante, ve de nuevo a aquel joven que se golpeaba la cabeza sobre la mesa otra vez solo, sentado en uno de los puestos vacíos leyendo lo que parecía ser una enciclopedia por el grosor del libro.

Algo que caracteriza a la doncella de dorados cabellos es que siempre busca formar un vínculo con las personas por las que siente atracción, disfruta de hacer sentir queridos a aquellas almas que se apartan del resto por sentirse "diferentes", no busca hacer distinción por nadie. Así que una vez más lleva ambas manos detrás de su cuerpo y sonríe amigablemente mientras se encamina a pasos lentos hacia el mayor.

- ¡Buenos días! ¿Cómo estás?- Inclina la cabeza hacia el costado y achina sus ojos hasta hacer resaltar sus sonrojadas mejillas por el brusco cambio de temperatura. Una apariencia tierna, inocente.

Nota la expresión confundida del joven cuando debe elevar la mirada y verla; ojos negros y fríos, sin un alma que mostrar, vacíos; la expresión nula aunque muestra un ligero deje de sorpresa por haber reventado su burbuja de concentración.

- H-hola...- Balbucea en un singular inglés de acento tosco, pese a que su voz fue un intento de susurro, no pasó desapercibido cuándo un leve eco resonó en el casi vacío vestíbulo.

Stella parpadea un par de veces barriendo sus mejillas, figurativamente, con las largas pestañas que posee, y posa su atención en el libro sobre la mesa; un diccionario.

- ¿Estás aprendiendo inglés?- Procede a tomar asiento y cruza sus tobillos enviando ambas piernas hacia su costado izquierdo, enderezando la espalda y apoyando ambos brazos sobre la mesa.

- Yo aprendiendo.- Responde el mayor y da vuelta la tapa haciendo relucir en dorado "Inglés-Noruego", apunta con su índice para dar más énfasis a lo que se refiere.

Sonríe, pero no en burla, más bien en ternura, ya que aquella acción hizo que su corazón se apretara en un suave sentimiento de querer ayudarlo en su ardua tarea de aprender a comunicarse en Reino Unido.

Acomoda su asiento para acercarse mejor a la mesa, y a él, para comenzar señalar con su índice las siguientes palabras en inglés: "¿Cuál es tu nombre?". Eleva la mirada hacia el rostro del Slytherin y ve un brillo particular en sus ojos cuando alguien se interesa por él.

- Alexksandar.- Contesta en un inentendible acento noruego, provocando que la señorita trague duro y sienta el sudor correr por su frente. ¿Cómo se pronunciaba?...

- Ale... Aleks... ¡Alex!- Horowitz balbucea intentando copiar el acento noruego, pero evidentemente lo hace sin éxito alguno, desembocando en un apodo muy común y fácil de pronunciar. - ¿Puedo llamarte Alex?-

- Sí, sí. Alex.- El joven no deja de sonreír cada vez más, asiente con la cabeza de manera ferviente y vuelve a apuntar las mismas palabras que al comienzo: "¿Cuál es tu nombre?".

- Stella Horowitz, un placer.- Y estira su mano por sobre la mesa esperando que Alex la tomara para concretar la presentación con tres sacudidas exactas.

Claramente el mensaje es captado y aprieta con suavidad su extremidad logrando sentir lo áspera que es la mano del muchacho, comparándolo como si estuviera sujetando una lija.

- Estrella...- Pronuncia en su idioma natal al momento de tomar un pergamino que recitaba algunas palabras básicas con su significado al lado. Es entonces que su dedo se posa en el vocablo: "Hermosa". - Eres hermosa como "un" estrella.- Expresa con leves errores en su pronunciación de inglés, sin dejar de ver a los azules ojos de la muchacha.

El corazón de Stella por un momento se detiene para comenzar a bombear de manera desaforada, como si quisiera escapar del pecho. Es la primera vez que recibe un cumplido de un joven que acaba de conocer, y aquello la hace suspirar en encanto. La obliga a elevar la comisura de sus labios en una sutil sonrisa hasta ampliarla y las mejillas arden al igual que su cuerpo bajo las tres capas de ropa que lleva ese día; se ríe, se sonroja y tiembla.

- Gracias.- Suelta en un privado susurro para ambos y baja la mirada, apenada, hacia la palabra "hermosa" que aún sigue apuntando. Sus cabellos en la frente cosquillean cuando el aliento de Alexksandar se siente muy cercano a su rostro, el olor a menta se desprende de su boca.

Y sube la mirada para detallar su anatomía comenzando por aquella bella sonrisa que posee cuando no está estrellando su cabeza como un poseído; sube por la fina y respingada nariz hasta sus ojos de iris totalmente negra que contrasta con la palidez de su piel; desemboca en aquellos cabellos rubios, que caen de forma ondulada y salvaje hasta sus hombros, hombros fuertes porque no parece tener doce o trece años, por la increíble estatura que posee, le calcula unos quince años; y no se equivoca.

"Hermoso, pero loco." resuena en su mente aquel travieso pensamiento mientras se va levantando de su asiento sin perder de vista como la sonrisa de Alex se va desvaneciendo poco a poco al notar que va a marcharse.

- Tengo clases, te estaré viendo en algunos momentos, Alex.- Apenada sonríe hacia el contrario y se despide con su mano moviéndose hacia los costados, para finalmente darle la espalda y caminar en dirección a las escaleras cambiantes.

Sintió su mirada seguirla hasta salir del recinto cruzando el enorme portal de mármol.

𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝑺𝒆𝒎𝒊-𝑽𝒆𝒆𝒍𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora