Un rasgo que caracteriza a Stella es la extroversión, ya que siempre busca hacerse notar en una multitud, logra captar las miradas y los focos se giran a iluminar su presencia para dejar rastro en los corazones de las personas.
Una jovencita capaz de hacer amigos en la velocidad de un parpadeo y, sorpresivamente, logra adaptarse a cada entorno en los que se acerca. Muchas veces se percibe como un camaleón, capaz de camuflarse en cada objeto al que se acerca.
Es por eso que no perdió el tiempo para acercarse al grupo de compañeras reunidas luego de la clase de herbología.
Entre ellas se encontraban: Olympe Vane, una joven Ravenclaw de cabellos azabaches, tez blanca y ojos azules, la considera como la más inteligente del curso, ya que es bastante rápida al momento de responder las preguntas. Diana Kosster, perteneciente a la casa Gryffindor, posee una larga cabellera rubia y sus ojos son como un caleidoscopio que, dependiendo de la luz, brilla entre los verdes y el color miel. Dandelion Slughorn-Myers, residente de Slytherin, con sus hebras cenizas y los ojos verdes, más conocida como la hija de la tutora de Hufflepuff.
Maddison y Krysta también se encontraban unidas a la gran ronda, charlando y riendo de forma estruendosa sobre temas que no tiene muy claros, y básicamente, poca atención les habrá puesto porque ni siquiera lo recuerda.
Su atención está, más bien, fija sobre un muchacho que dormía en unas de las bancas exteriores cercanas al invernadero de herbología superior. Lo reconoce como Kurt Hopkins, un compañero tanto de casa como de generación, de cabellos azabaches y ojos azules, pícaro, coqueto y bendecido con gran labia que deja suspirando a cualquier jovencita que hable con él.
Puede decir que prefiere tenerlo de mejor amigo, algo en él la detiene a caer en sus redes, aún recuerda el día que se conocieron estuvieron sentados uno junto al otro en una clase que apenas recuerda y a cada información importante que el docente dictaba, de los labios de Hopkins salía "Parker fotografía". No sabe quién es Parker, y hasta donde sabe, las fotografías son una cosa muggle, por lo que solo sonríe divertida siguiéndole el juego, cuando en algún punto pasaron a ponerse "Parker" de apodo.
La insistente mirada suya hacia su amigo no pasó desapercibida por el grupo de chicas que aún la rodeaba, por lo que conjuntamente al menos diez pares de ojos ya se encontraban sobre él como una indefensa presa sobre un nido de depredadores. Figurativamente hablando, los labios de cada chica se estiraron hacia los costados hasta más no poder y los dientes, tanto chuecos como alineados, se visualizaron, incluso la luz diurna iluminaban sus rostros como una película de terror. Todas tuvieron la misma idea.
Rápidamente se vuelven una cúpula impenetrable, con sus cabezas lo más cercanas posibles para escucharse entre los susurros. Un "¿Quién tiene un lápiz labial?" resuena de algún punto y pronto resuena el rasgueo de la tela cuando meten sus manos en los bolsillos en busca del aclamado objeto. Tienen once años, no cree que alguna tenga uno, pensaba Stella palpando la túnica, aún sabiendo que no tenía maquillaje encima.
Hasta que Diana saca uno, dejándolo en el medio del grupo como si se tratara del más valioso objeto jamás encontrado sobre la tierra. "El Santo Grial" se proyectó en las cabezas de las niñas.
Muerde su labio inferior para no dejar escapar una risa cuando ve la mano de Diana acercándose al rostro de Kurt, el corazón de todas las muchachas que rodeaban a la víctima retumban fuertes y se muerden, uñas, labios o simplemente se tapan la boca para no darse a notar. Y lo pinta, de una manera pulcra y suave, lo suficiente como para no despertarlo en el proceso, la ve enderezar su espalda admirando de manera orgullosa su obra maestra, con los brazos en jarra sobre su cintura y una sonrisa autosuficiente.
No pasa mucho tiempo cuando un flash las encandila por el costado del castillo y los corazones de todas se detienen cuando ven al prefecto Mako con una cámara entre sus manos, apuntando hacia ellas. Las respiraciones se vieron cortadas y los ojos abiertos hasta más no poder, mirando todas el mismo punto.
Parpadea y abre los labios, directo a refutar que un artefacto muggle no tiene validez alguna en el mundo mágico y pretende reír socarronamente al verse más lista que un prefecto.
Grande es su sorpresa cuando la cámara revela una imagen en movimiento al estilo Polaroid, en el momento exacto dónde Diana realiza la fechoría. - Se meterán en graves problemas cuando la directora vea esto.- Recita con un tono de burla y la fotografía moviéndose entre sus dedos, para salir corriendo del lugar.
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𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝑺𝒆𝒎𝒊-𝑽𝒆𝒆𝒍𝒂
FantasyEste diario fue encontrado dentro de una madera suelta de la común Hufflepuff, se mantuvo olvidado y en el anonimato hasta el día que lo despertaron del letargo. Sin permiso y candado, abrió sus polvorientas páginas ya amarillas y reveló los secreto...