La conmoción que las dejó quietas fue interrumpida por el grito de guerra que Diana bramó, tan fuerte que Kurt se despertó de un salto sin saber que estaba pasando en el lugar.
No les quedó tiempo de reír en la cara del muchacho que aún seguía pintado, más bien, aquella orden fue tan poderosa que las hizo salir disparadas cuál maratón en busca del prefecto.
Las piernas de Stella se endurecen cada vez que pisa con fuerza el suelo y desde sus fosas nasales hasta los pulmones se sienten quemar producto del aire frío que aspira en cada paso. El calor que su cuerpo irradia por la carrera la hace sudar, una cosa que odia porque pronto comenzará a oler mal.
El cansancio y la mala condición física la obliga a detenerse sobre un pequeño puente que une dos torres, apoyada sobre el barandal casi al punto de arrodillarse para descansar mejor, hiperventilando con desesperación el gélido aire que disfruta al haberse acostumbrado, y por detrás llegan Olympe y Maddy deteniéndose a su lado, sin notarse tan exageradamente cansadas.
Las tres caminan hasta ingresar a la torre del ala norte y se detienen con las demás chicas del grupo, igual de cansadas y pérdidas que ellas.
- Tenemos que deshacernos de la evidencia.- Dijo Krysta con su cara totalmente roja como su cabello, mirando desesperadamente al grupo. - Ahora.-
- ¡No! Mí labial.- Exclamó Diana con total dramatismo, sufriendo el hecho de que tendría que desaparecer aquel objeto.
- No tenemos de otra, porque nos van a castigar. Es preferible sacrificar un labial que los puntos de nuestras casas.- Explicó Dandelion cómo la voz de la razón, mirando las expresiones de cada una en la nueva cúpula recién hecha.
A modo de cierre, todas miran en dirección a Diana, ya que tiene la última palabra. Suspira cerrando sus verdosos ojos y asiente casi imperceptiblemente que por poco no la hacen hablar, su cara muestra un deje de lamento, probablemente haya sido su primer lápiz labial.
- ¿Y qué haremos con Mako?- Cuestiona Diana abriendo sus ojos de golpe, mirando hacia todas en busca de una idea.
- Nos vamos a separar.- Exclama Krysta como una líder llamando la atención de todas hacia su persona. - Oly, Maddy y Dandelion van a tirar el labial. Diana, Stella y yo iremos a buscar a Mako.-
No hizo falta preguntar por la opinión de cada una, pues de un asentimiento salieron disparadas en distintas direcciones para cumplir con sus respectivos trabajos.
Stella intentaba fijar su vista en cada rincón oscuro, salón expuesto por alguna puerta semi-abierta, e incluso preguntando a los cuadros que miraban con una ceja alzada las extrañas acciones que un trío de niñas realizaban. No pasó por su cabeza que quizás algunas de esas pinturas pueda acusarlas directamente con la directora por estar corriendo en los pasillos y escaleras.
El destino final fue el patio de entrada, donde vieron a Mako de espalda charlando con algunos compañeros de su generación.
El patio se encontraba un poco concurrido con algunos alumnos de cursos superiores en rondas o sentados sobre los bancos de piedra. Por lo que a simple vista, era un campo minado de posibles ofensivas en caso de querer atacar a alguien allí. Claro que eso no lo piensa alguien de apenas once años, cuando Krysta salta hacia la espalda totalmente indefensa de Mako, enrosca sus brazos en el cuello y las piernas en la cintura, parecía un koala aferrado a su ramita.
El panorama resulta ser más chistoso que tenebroso, cuando Mako tiene sus manos hacia atrás, sobre la capa de Krysta y la jala en fallidos intentos de sacarla, incluso sus compañeros se encuentran riéndose entre ellos de solo verlos.
Cuando las cosas yacen calmadas, las niñas se acercan a hablar con el prefecto, pues cada una presenta una excusa por la cual la foto no debe hacerse pública con el cuerpo docente y ser demandadas con la directora.
Tal habrá sido las expresiones faciales de las señoritas, desesperadas, asustadas, nerviosas, con los ojos desorbitados y las cejas arqueadas hacia arriba, a punto de hacer bailar el labio inferior con el puchero comprador que pretenden hacer, que Mako simplemente se rio ante aquella situación, exclamando: - No se preocupen, solo pensaba asustarlas, no iba a delatarlas por su broma.-
Las expresiones neutras y lúgubres se presentaron, de un segundo para el otro, en las caras de las chicas, un resoplido de alivio salió al unísono y con un débil "gracias" se dieron media vuelta en busca de las demás. Debían calmar al resto del equipo.
A este punto, todas reunidas en el vestíbulo intercambian anécdotas y risas sobre el divertido día que pasaron. Entre ellos se encontraba de cómo el labial de Diana quedó atorado entre unas rocas debajo del puente de manera, de Kurt quien caminó con confianza y la cabeza en alto con los labios rojos como un payaso llevándose las risas y miradas de todos y de Mako que finge esconder la espalda siempre que ve pasar a Krysta.
Definitivamente Stella atesora este momento con su corazón, riendo hasta quedar sin aliento y la cara roja de tanto esfuerzo para contenerse, escuchando en sinfonía a sus compañeras hablar y reír de igual manera.
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𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝑺𝒆𝒎𝒊-𝑽𝒆𝒆𝒍𝒂
FantasyEste diario fue encontrado dentro de una madera suelta de la común Hufflepuff, se mantuvo olvidado y en el anonimato hasta el día que lo despertaron del letargo. Sin permiso y candado, abrió sus polvorientas páginas ya amarillas y reveló los secreto...