Atardecer

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Mis ojos pesaban increíblemente, por mas que trataba de despertar apenas y oía una voz a mi alrededor, pero mis manos si podían moverse, mi cabello estaba pegajoso, sentía la sangre gotear desde mi nariz, recuerdo haber visto a alguien sobre mi, él me sujetaba, un pitido me ensordeció.

-Despertará pronto mamá -Era Mera, reconocería su voz en cualquier momento.

-Pensé que no tendríamos que venir al hospital tan pronto -Se lamentó mamá- Iré por café, tu quédate aquí cariño.

Oía los suspiros de Mera, a Jason entrar y salir, a Rubí llamar, mientras intentaba poco a poco reconstruir lo que había pasado en mi cabeza, pero era imposible. 

-¿Que pasó? -Logré preguntar.

-Oh -Mera se levanto con rapidez a examinar mi mirada- estás bien pequeña ¡Jason!

-¿Por que gritas? -Mi cabeza dolía.

-Lo siento Jae -Besó mi frente.

-¿Estuve al borde de la muerte?

-No no, solo fue una contusión, pero fue aterrador -confesó- Fue un accidente.

-Accidente -repetí.

-Ya pasó, tu estás bien -repitió con ojos llorosos abrazándome.

-Lo estoy pero me estás ahogando.

Jason entró con mamá y un doctor que me examinó, Rubí vino después preocupada, al parecer había estado muchas horas inconsciente, preferí que Mera me acompañara, sabia que si no estaría deprimida en casa, cuidarme la mantendría distraída, incluso fingiría que me sentiría peor.  

-¿Hola?

-Hola -Saludó mi hermana- es tarde.

-Me dijeron que despertó -La voz no se me hacia familiar.

-Jade, él es Renji, ha sido muy atento, estaba preocupado por ti.

El chico traía unos girasoles en su mano, su mirada se veía preocupada, pero por más que intentaba recordarlo no podía, no lo reconocía, mi mirada de confusión alertó a Mera.

-El vió el accidente -Respondió ella- te ayudo y te trajo aquí.

-Mi padre es doctor, tenia miedo de lastimarte más pero fue prácticamente frente a mi trabajo y... -él sonrió- lo siento, debes sentirte mal.

-Estoy bien -respondí.

-Soy Renji -Sonrió.

-Lo oí -respondí automáticamente- Soy Jade.

-Lo sé -respondió.

-Son hermosas -Comentó Mera tomando las flores.

-Son para ti -respondió el chico mirándome- Papá dijo que era una costumbre aquí, se supone que es un "espero que mejores"

Fue en ese momento que caí en cuenta que el no era de aquí, aunque su acento no era tan marcado, su nombre y apariencia lo decían.

-Le encantan los girasoles.

-De hecho... sí -admití avergonzada.

 -Debes decirle a tu padre lo agradecidas que estamos -Le dijo Mera.

-Oh, claro, lo haré, es su trabajo y le gusta hacerlo bien -respondió él amablemente.

Mera tomó las flores, las colocó en el mesón mientras yo me sentía incomoda, Renji me miraba como si me conociera, respiraba como si tuviera muchas cosas que contar, sonreía con nervios, por un momento se acercó a mí, y su mano rozó la mía, me pareció extraño así que la alejé, él parpadeó, respiró y se despidió con rapidez.

Mera sonreía, me miraba entusiasmada mientras yo cenaba, los girasoles se abrieron y se volvieron aún más hermosos gracias a ella.

-¿qué? -pregunté

-¿Como que que? -Repitió sonriendo- Es guapo.

-¿Renji? -respondí a medio bocado- Estoy hospitalizada, me conoció inconsciente y tu...

-El destino actúa de forma misteriosa.

-No te lucen las frases de mama -respondí- te suman años.

-Ha sido tan atento -sonrió- es exotico, creo que es mayor que tu pero...

-¿Es un chiste? ¿Crees que le gusto? Siento que no me has visto bien porque definitivamente no estoy en mi mejor momento.

 -Tonterias, eres preciosa y vi como te ve ¿Segura que no lo conoces?

-No Mera, en definitiva no -respondí riendo- lo recordaría.

-¡Te gustó! 

-¡No!

-Si yo tuviera 10 o 12 años menos en definitiva me gustaría.

-Eso es asqueroso.

-Te gusta Jade -Sonrió- me gusta que te guste.

-No puedo decidir si me gusta.

-Eso no se decide Jae, solo pasa.

-No quiero que alguien me guste -admití sonriendo con pesar.

-La vida sigue pequeña -sus ojos se cristalizaron- debes pensar siempre en el futuro.

-Lamento haberme accidentado, espera... ¿Qué pasó con la moto?

-¿Qué moto? -Preguntó Mera.

-Recuerdo las luces de una motocicleta y... sólo eso.

-No, de hecho perdiste el control pequeña.

-Pero... yo... -suspiré- ya no estoy segura.

-Solo descansa -Sonrió.



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