─ chapter thirteen

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TE AMAMOS PAU, MUCHA SUERTE. —Gianna observó la imagen de su hermano en la pantalla del teléfono, que aún estaba en la Universidad Nacional de Qatar, mientras se despedía de las tres que se encontraban esperando para ingresar al estadio donde se llevaría a cabo el partido contra Polonia, el último partido de la fase de grupos.

Una vez más, tanto Gianna como Allegra y Oriana se encontraban portando la camiseta con el número veintiuno y el apellido Dybala en la espalda, a la espera de un nuevo partido disputado por la Scaloneta para terminar de definir las selecciones que pasarían a la siguiente instancia. Allegra estaba a upa de su madre, con dos rodetitos que tenía cintas de color celeste y blanco que hacían juego con el glitter que Gianna se había colocado en sus pómulos, y el peluche de Pascal entre sus brazos siendo abrazado con fuerza.

— Dios, que calor que está haciendo, siento que me estoy derritiendo. —murmuró Oriana agitando su mano en un intento por darse un poco de aire mientras aguardaban a los de seguridad para que pudieran controlar sus entradas y asegurarse que fueran reales.

Gianna asintió, agradeciendo el haberse colocado un short para asistir al partido, a diferencia de su cuñada que había optado por un pantalón de jean largo— Lo bueno es que en las gradas está fresquito, ni bien entremos seguro notas la diferencia ya.

Una vez que habían chequeado sus entradas, las dos se encaminaron hacia la sección que les había tocado, Gianna soltando un quejido cuando vio la cantidad de escaleras que tenían que subir— Mi cintura está pidiendo ayuda a gritos. —murmuró Gianna que había quedado unos pasos atrás de Oriana, mientras Allegra la observaba con curiosidad— Alle, ¿no querés caminar hija? Mamá ya no da más, no tiene estado físico para estas cosas. —al ver que la nena negaba con su cabeza y ocultaba el rostro en su pecho, Gianna suspiró volviendo a retomar su camino— Podrían haber pensado la idea de poner un ascensor o una escalera mecánica, mamita.

— ¿Gianna?

Al escuchar su nombre, la cordobesa se detuvo, agradeciendo internamente a quien la hubiera llamado ya que le daba una excusa para descansar. Girando su cabeza, Gianna notó que detrás de ella se encontraban Rafael Álvarez y su mujer, Agustina, que al ver que se trataba de ella y Allegra sonrieron alegres.

— Hola chicos. —saludó Gianna con una sonrisa dulce. Allegra en sus brazos observó a los recién llegados, sonriendo emocionada al reconocerlos— ¿Cómo andan? ¿Nerviosos?

Agustina asintió soltando una risita— Fuimos a comprar algunas cosas dulces para bajar la ansiedad por el partido. —alzó la bolsa de papel madera que tenía en su mano mientras Rafael se acercaba a saludar a las dos Dybala— ¿Ustedes recién llegan?

— Sí, tardaron un poco con el tema del control de las entradas y todo eso, Oriana ya debe haber llegado a los asientos probablemente.

— ¿En qué zona les tocó? —cuestionó Rafael tendiéndole su mano a Allegra para que chocara los cinco, cosa que la nena hizo, robándole una sonrisa a los tres adultos.

— Si te digo el nombre te miento porque no tengo ni idea, nos dieron las indicaciones y nos guiamos por eso. —Gianna sacó la entrada del bolsillo trasero de su pantalón para que Rafael pudiera ver la ubicación.

— Están con nosotros Gianna, estamos en la misma zona. —explicó el cordobés sonriendo— Vení que nosotros te guiamos, mis viejos y Agustín ya están allá sentados, seguro se encontraron a Oriana. ¿Alle querés venir conmigo? ¿Así le damos un descanso a mamá? —Gianna observó como Allegra estiraba sin problemas sus brazos hacia Rafael y como el chico la alzaba sonriendo, dejando un beso en uno de sus cachetitos mientras Agustina dejaba un beso en el otro.

DELICATE | julián álvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora