─ chapter sixteen

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aclaración antes de empezar: pongo la nota de autora acá porque después no quiero comentarios diciendo "ay pero eso no pasaba así" o "en ese partido no jugaba tal", sí hermana, ya lo sé, pero como es un fanfic se pueden hacer las modificaciones que se quieran. así que están avisadas, hay bastante cambios en el partido contra países bajos en relación a los jugadores, goles y cosas que pasaron en el medio, aunque la esencia es la misma. espero que lo disfruten ;) 





NO SOLO LOS JUGADORES DE LA SCALONETA se habían aparecido en el hospital para visitar a Allegra después del entrenamiento, a pesar de que al día siguiente iban a darle el alta, algunos con globos y otros con peluches para obsequiarle a la nena, sino también las botineras con los nenes para ver a la Allegra y acompañar a Gianna un rato. Y como si eso no fuera suficiente, también había ido la familia Sabatini y la familia Álvarez, pasando por turnos para no superar la cantidad de personas permitidas en la habitación, llenando a Allegra de amor y acompañando a Gianna para dejarle en claro que todos estaban para apoyarla, y que no iban a dejarlas solas.

La cordobesa incluso había recibido un mensaje de Frenkie De Jong, que había visto las noticias donde se mencionaba la presencia de Gianna y Allegra en el hospital, preguntándole que había ocurrido y si estaban bien, porque al parecer Ambroos ni siquiera había tenido las pelotas de decirle a sus amigos lo que había pasado. Como siempre había preferido llamarse al silencio. La joven de ojos claros había hecho videollamada con el jugador del Barcelona para que pudiera saludar a Allegra, prometiéndole que ni bien pudiera iba a visitarlas y a jugar al té con ella y su novia, Mikky.

Cuando Gianna salió del hospital con Allegra de alta ya era ocho de diciembre, lo que significaba que faltaban solo un día para el próximo partido de Argentina. Y Gianna estaba preocupada, muy preocupada porque debían enfrentarse a Países Bajos y después del incidente con Allegra y el maní, todos los jugadores le habían agarrado aún más bronca a Ambroos, si es que eso era posible, y tenía miedo de lo que pudiera pasar en el partido.

Rogaba que por favor no se mandaran ninguna cagada.

Gianna sabía lo calentones que los jugadores de la Scaloneta podían ser y tenía miedo de que eso pudiera traer problemas. No porque fueran a lastimar a Ambroos, porque la verdad es que eso le importaba muy poco después de lo ocurrido, si lo podían hacer mierda mejor, totalmente merecido lo tenía. Lo que si le daba miedo a Gianna era la idea de que pudieran expulsar a uno o varios, si era sincera, jugadores de la Selección argentina y que eso terminara perjudicando al equipo. Ni siquiera sabía si Julián y Paulo iban a poder jugar después de que se habían quedado en el hospital con ella hasta el momento del alta de Allegra, a pesar de que ella les había dicho que volvieran así no perdían más entrenamientos importantes.

— ¿Cómo están? ¿Nerviosos? —preguntó Gianna a través de la videollamada con Paulo que estaba recostado en su cama.

— Más que nerviosos, ansiosos diría yo. —respondió sonriendo— Tienen unas ganas de que sea mañana.

Gianna hizo una mueca con sus labios— Paulo por favor no hagan nada, no se manden ninguna cagada, lo que menos necesitan ahora es que les expulsen a algún jugador.

El cordobés colocó sus ojos en blanco— Gianna son grandes, saben lo que hacen, yo no puedo andar cuidándolos como una niñera, vigilando si mandan una patada de más o no. —se encogió de hombros sonriendo.

— No, ya lo sé, pero les podés hablar y decirles que no la caguen, sobre todo al Cuti, Leandro y Otamendi que son los que más les gusta ir al choque.

DELICATE | julián álvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora