𝚅𝚎𝚒𝚗𝚝𝚎

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___ ᴠᴇʀᴛɪᴢ

El verano llegó y como era de esperarse teníamos que pasarlo encerrados en casa, bueno no del todo encerrado ya que había hallado la manera de salir por una ventana con mi hijo, cada que Cinco salía yo aprovechaba para salir con mi pequeño e ir a refrescarnos al lago, si bien era cierto que cuando Cinco estaba también íbamos, era diferente pues como mi esposo venía cansado de sus viajes casi no disfrutábamos mucho.












...

Esa mañana en serio hacía mucho calor así que se me ocurrió preparar una canasta llena de cosas y salir con mi pequeño al lago.

Al llegar al sitio, yo me quedé en un diminuto vestido y a mi hijo lo deje en pañales para poder estar más frescos y adentrarnos en el lago. El pequeño ya tenía 7 meses por lo que ya se sentaba por si solo. Lo senté en la orilla haciendo que sus piernas sintieran el agua fresca y yo me sumergí en el agua frente a él.

Damián salpicaba con sus pequeñas manos sin parar, le encantaba el agua y a mí me encantaba ver su hermosa sonrisita mientras disfrutaba de ese momento. Después de haber jugado un buen rato en el agua salimos de ella y nos tumbamos sobre la manta que había traído conmigo.

De mi cesta saque algunos snacks para mí y una compota de frutas para el pequeño, aunque debo aceptar que aveces le daba al bebé algo de lo mis alimentos pues veía con curiosidad lo que yo comía y al no resistir a su ternura termina dándole a probar.

Aproximadamente eran las 2 de la tarde cuando el bebé se acercó a mí pecho buscando ser acurrucado pues era hora de su siesta. Yo lo arrulle y empecé a cantarle una canción de cuna, mis ojos también empezaban a pesar así que me recosté con el pequeño entre más mantas y ambos no quedamos dormidos.

Mala idea.












...

El bosque estaba terriblemente oscuro,   no distingue si estaba anocheciendo o amaneciendo. Mi cuerpo se hayan totalmente sucio por la tierra, estaba tirada en el suelo cuando sentí un fuerte golpe en mi vientre.

No fue el único, luego de este vinieron varios.

Una y otra vez fui golpeada, era como si quisiera matarme ahí mismo. Su voz se escuchaba distorsionada pero pude entender una de sus palabras.

— No puedes huir de mí — decía el sujeto sin parar de soltar patadas en mi rostro y costillas.

Los golpes pararon y por una décima de segundo unos ojos color caramelo aparecieron frente a mí.

Una mirada que no volví a ver.

Totalmente exaltada me levanté gritando de tan horrible pesadilla. Mi respiración estaba agitada y pequeñas gotas de sudor bajaban de mi frente.

Mire a mi al rededor y algo faltaba.

— Damián! — solté un grito al no verlo — Damián hijo!! — me levanté y empecé a buscar por los alrededores — Damián!!!!.

Estaba asustada y desesperada, el pequeño no aparecía y tenía un lago en frente, rápidamente me metí en el y empecé a buscar bajo el agua. Me zabullia en pero inútil, no veía nada y no encontraba a mi hijo. Las lágrimas empezaron a bajar como cascadas de mis ojos, mi respiración se hacía cada vez más torpe, tenía un nudo en la garganta y mi cuerpo temblaba.

— Damián!!!! — grité con todas fuerzas.

Un chillido se escuchó en la profundidad del bosque, sin pensarlo mucho corrí hacia el sin importarme el estar descalza y con miles de espinas en el tierra. Seguí el chillido hasta que encontré a mi pequeño hijo en brazos de un extraño.

OBSESSION  [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora