OBSESSION [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]

𝚅𝚎𝚒𝚗𝚝𝚒𝚝𝚛𝚎𝚜

___ ᴠᴇʀᴛɪᴢ

Había conversado con mi esposo y le había comentado todo lo que ocurrió durante mis salidas al lago, obviamente omitiendo que Damián se perdió y que hable con un extraño.

Aunque Cinco me disculpó por desobedecer en el fondo sabía que él seguía disgustado.

Preparaba una exquisita cena buscando levantarle el ánimo mientras él se encargaba del bebé. Durante la mañana me pidió disculpas por su comportamiento durante el desayuno y yo lo acepte pues después de todo el solo quiere cuidarme.

Al terminar de preparar todo para cena el bajo con nuestro pequeño en brazos y se dedicó a darle de comer. Durante ese momento nuestra platica fue casi nula, de cualquier tema que yo le contara sus respuestas era muy neutras y se reducían a un sí o no.

Él subió a arrullar a Damián mientras yo pensaba en como animarlo mientras lavaba los platos, al final algo se me ocurrió y subí corriendo a nuestra habitación.

Ágilmente me metí a la regadera y me dí un baño, al salir seque mi cabello y fui al clóset a sacar el conjunto que me había regalado. Esta vez lo usé completo y me coloque el delicado brasier de encaje y las braguitas rojas iguales, era divino.

Todo era transparente y no dejaba nada a la imaginación. Me senté sobre la cama frente a la puerta y a los minutos escuché sus pisadas avisando que ya venía en camino.

Al verme su expresión sería se transformo en una sonrisa lujuriosa mientras sus ojos veían descaradamente mis atributos. Sonreí emocionada viendo que al parecer le gustó mi sorpresa.

Sin esperar más cerro la puerta a sus espaldas y se acercó quedando de rodillas frente a mí, sus ojos me vieron como pidiendo permiso y al instante en que accedí sus dedos fueron a las copas de mi brasier para bajarlas y dejar libres mis pechos. Su boca se pegó a mi pezón derecho y lo empezó a recorrer con su lengua, una de sus manos empezó a masajear el izquierdo mientras la otra sostenía mi cintura atrayendome hacía él.

Sus labios succionaron con tanta fuerza que sentí como algo de mi leche materna fue a parar en su boca, el me miró con una sonrisa pícara y ordenó que me voltease quedando a gatas, dejando todo mi trasero expuesto para él.

Sentí su mano chocar contra mis nalgas una, dos, tres, diez veces, mientras decía — Este es tu castigo mi amor, esta es tu penitencia por desobedecer mis órdenes — dio un pequeño beso en mis ya adoloridas nalgas. Una de sus manos empezó a acariciar mi centro sobre mi ropa interior, sentí su caliente respiración en mi oído y comencé a desesperarme por tenerlo dentro mío, quería que me haga suya.

— Cinco— jadee suplicante.

Escuché su risa al mismo tiempo que al asomar mi mirada ví como sus pantalones y su ropa interior caía al suelo, sentí su miembro rozar mi cuerpo y mi centro siendo mí ropa interior la única barrera que nos  separaba. Sus dedos se metieron entre mi húmeda braga y la hizo a un lado para empezar a frotar su masculinidad entre mis pliegues.

Se sujetó de mis caderas y entro en mí, todo mi cuerpo se había amoldado a él, yo estaba hecha para él. Sus embestidas fueron rápidas y rudas, no paraba y solo gruñía como un animal. Yo no podía ni gemir debido a lo rápido y bruscos de sus movimientos, sentía algo de dolor pero el enorme placer que venía con este me impedía quejarme.

Mi rostro cayó sobre la cama, mi orgasmo había llegado y estaba más que agotada, pero aún así mantuve mis nalgas alzadas para que él siguiera disfrutando de mi cuerpo. No tardó mucho tiempo cuando sentí sus fluidos llenar lo más profundo de mi interior.

Con una sonrisa se recostó a mi costado y me dió un suave beso, el primero de la noche.

— No tienes idea de lo mucho que te amo — murmuró acariciando mi rostro.

— También te amo cielo — respondí embobada.

Hola putizorras 😘

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