Lucía

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•Sentada en la barra mi vista esta obstruida, por la cantidad de botellas que se atraviesan en ella

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•Sentada en la barra mi vista esta obstruida, por la cantidad de botellas que se atraviesan en ella. Aunque, siendo sincera, no hay nada interesante que ver en esa dirección así que solo reposaré los ojos en mi copa, de todas formas mi mente está muy lejos de aquí.

-No, gracias-, le respondo al séptimo hombre que se me acerca, esta noche, ofreciéndome otra copa de vino. Ya ni subo la mirada para verlos, si alguna voz se parece a la de él, a esa ronca voz de aquel maravilloso hombre, levanto mi cara a la altura del espejo de la barra y al ver que el dueño no es el hombre que espero, devuelvo mi vista a mi única compañía de esta noche.

•Ya lo he llamado unas 15 veces y perdí la cuenta de los mensajes que le he enviado. A pesar de no tener una respuesta directa, igual he obtenido una, "déjame en paz". Improperios más, palabras menos, pero el mensaje es el mismo, claro y conciso.

•No me es difícil saber donde está ahora, a pesar del alto nivel de alcohol en mí. Debe estar en su habitación con su hermosa y perfecta esposa, arreglando todo para la reunión de esta noche. Ambos muy dulces y amorosos, como si nada. Mientras él se coloca su saco, ella le arregla la corbata y mientras ella se coloca sus zapatos, él sube el cierre de su vestido.

•Debo volver, debo olvidarme de huir junto a él, porque veo que soy solo yo, la que atreve a arriesgar. Debo desempacar todo, devolverlo a mi closet y arreglarme como nunca antes lo habría hecho para una reunión formal. Actuaría toda la noche como si nada, pero si todo sale como se ha planeado por meses, ya no será solo una noche, pues deberé actuar por años. Pintaré mis labios rojo fuego y me echaré a andar, incendiando todo en mi impredecible camino.

•Frente a él, a toda su familia y a mi novio deberé aceptar un matrimonio que no deseo. A diferencia de muchas, no deseo vestirme de blanco para el hijo, sino desvestirme para el padre. Sé que es complicado de entender, a veces ni yo misma lo hago, pero no es mi culpa. Lo conocí primero a él, me enamoré primero de él y me entregué primero a él. Soy de él.

•Ya decidida, pido mi última copa y la cuenta. En los últimos minutos me he convencido de que sí, que definitivamente lo mejor es casarme, pues ya todo está listo y lo mejor es ser "parte de la familia". Así podré verlo siempre, y así podré jugarle, peligrosa y tortuosamente, para que pague lo que me ha hecho hoy. Así sin herir a nadie y sin excusas inventadas o estúpidas. Así volveremos a ser uno del otro. Así volveremos a ser uno.

🖋️Mare Durán.
📸: Google imágenes.

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