Libro compuesto por 20 relatos ficticios, de distintos géneros y extensiones.
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Historias, sin conexión entre ellas, que te harán llorar, enamorarte o asquearte. Activarán tus emociones, y a flor de piel sentirás cada frase, como si fuera tu realid...
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—¡Camarero! ... ¡Camarero! —Dígame, ¿en qué la puedo ayudar? —Traiga otro trago, por favor... el último antes de que su superior me saque. —En seguida, sra. —Gracias.
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Este será su último brandy de la noche, por lo menos aquí. Procurará encontrar otro lugar donde seguir su celebración, aunque claro, pasada ya la media noche, cuesta mucho más la búsqueda.
Ella intenta celebrar su cumpleaños número 60, mientras todos los dueños y encargados de bares y restaurantes cercanos a su rumbo, intentan alejarla o sacarla. No es culpa de ellos, ni siquiera de Sonia, es culpa de todos aquellos que frecuentan estos espacios.
La ven con resentimiento, prejuicios, asco. 30 de sus 60 los lleva en la ocupación más antigua del mundo, mientras que 20 de sus 60 los lleva con un gran y exitoso negocio, el cual depende de muchachas que sean como ella lo fue en su momento. Sus reflejos. Solitarias, sin apoyo y con alguna boca que alimentar a parte de las suyas.
Que ¿Por qué este lugar, "El Santuario", es tan famoso? Que ¿Por qué es la joya nocturna que más de un inversionista quiere? Pues, es sencillo. Porque por increíble que parezca, en El Santuario, se hacen dos largas filas diariamente. Una de los hombres que van a "entretenerse", esposos de esas mujeres que invierten sus tardes y noches en ver cómo destruir a Sonia y su imperio, y otra de mujeres que aspiran trabajar allí. Un lugar sin maltrato, abusos o golpes, uno donde escuchan sus voces.
Un santuario con una diosa a la que todos quieren, atienden y admiran. Allí adentro, y sólo los que pertenecen allí. Se palpa y respira felicidad, dicha y satisfacción, por parte de todos en aquel lugar.
Ha de ser por eso que Sonia prefiere celebrar sola, lejos de todas esas adulaciones, dónde ella escucha a todos y a ella, ni los camareros. Caminar por la calle y verse ignorada por aquellos hombres que cenan rápido con sus esposas para luego ir a "reuniones urgentes", y encontrarlos en su gran casona regalándole un efusivo saludo y unas disculpas por lo anterior, es su plan perfecto. Así es Sonia.
En sus cumpleaños decide tomarse una buena dosis de realidad, para comprender el resto del año, que debe sentirse orgullosa de quién es, quién ha sido y lo que ha construido. La mujer quien tiene en su casa a todos los esposos de la ciudad, y no la que está sola en su cama, sufriendo de insomnio, esperándolo llegar.