2. La decisión está tomada

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Al día siguiente, cómo todos los días, mis compañeras de lacrosse y yo nos dirigimos hacia el entrenamiento dónde nos preparábamos para el campeonato. Pero, de repente, nos quedamos petrificadas cuando vimos al equipo masculino entrenar a nuestra hora en el campo, incluiendo a Hunter.

-¿Pero que hacen los tíos entrenando ahora? Hay las listas de los horarios en las tabletas de información- exclamó Stacy con la cola de caballo moviéndose por la resignación.

Yo las miré- No lo sé, pero vamos a averiguarlo.- Me dirigí hacia el entrenador con los brazos cruzados y las chicas siguiéndome.

- Señor Kitsch- toqué su brazo repetidas veces.

- ¿Que queréis chicas?- resopló enfadado y sin siquiera mirarme a la cara.

- Es nuestra hora de entrenar.

El entrenador se giró hacia nosotras y soltó una risita - ¿Aún no os habéis enterado?- Todas nos miramos confundidas. - ¿A qué se refiere?- pregunté abriendo los ojos y peinándome la coleta.

- El equipo femenino ha sido eliminado de este campeonato.Sólo jugaran los chicos, como tiene que ser.

Abrí más los ojos y miré a las chicas que tenían la misma expresión que yo.

-¡¿ Pero que está diciendo?!- exclamé furiosa- No es justo. No nos han dicho nada.

-Pues ya era hora de que os enteraseis...ahora dejádnos practicar.- Hizo un gesto con las manos para que nos alejáramos pero nos quedamos estáticas. De pronto, los chicos, en los cuales se encontraba Hunter se acercaron.

- ¿Qué pasa míster?- dijo Hunter, el primero de todos en hablar.

- Estas jovencitas no aceptan que este deporte no es para ellas, se pueden romper alguna uña- dijo risueño el señor Kitsch provocando las carcajadas de los jugadores y los gruñidos de mis compañeras, incluido a mí.

- Me da igual que me rompa mi preciosa manicura, no hemos estado entrenando desde principio de curso para quedarnos de brazos cruzados...- dije mirando a Hunter- diles bebé, lo que me dijiste que jugaba mejor que tus compañeros.

Hunter abrió los ojos sorprendido y se ganó puñetazos en los hombros de sus amigos- Yo...yo no dije eso.

Yo me quedé mirándole con el ceño fruncido. No puede ser tan hipócrita. - No seas mentiroso.

- No soy mentiroso, eres tú que no aceptas las normas, nena.

- No me llames nena- gruñí.- No me puedo creer que seas tan falso.

- Sabes qué? No quiero seguir haciendo el numerito delante de todos, se acabó la discusión.

-De acuerdo- dije mirándole furiosa- Se acabó la relación.

Hunter me miró con ojos de asombro y las chicas me vitoreaban mientras que los tíos también gritaban por lo que le había dicho.

- Ale!- me gritaba- vamos, no te enfades, nena. Alessandra!- me giré y le enseñé el dedo del medio. Hunter era historia, me había demostrado que sólo le importa el equipo y no su novia.

Al cabo de un rato, llegué a casa y subí a mi habitación con mi madre chillándome detrás.

-¿ Que quieres mamá?- me giré fastidiada- no he tenido un buen día hoy.

- Oh, cariño que ha pasado?

- He roto con Hunter

-¿ Cómo? Porqué?- me dijo frenética- es el chico adecuado para ti, Alessandra.

-Ale, mamá- bufé, odiaba que me llamaran por mi nombre de pila.- No era el adecuado, pensaba que respetaba mi afición por el lacrosse.

- Y sabes que yo tampoco- dijo acariciándome el pelo- Eres preciosa cariño, las chicas como tú no es de buen ver que esten cada día corriendo detrás de un palo.

Suspiré, esta conversación era la repetida de mis días- Déjame, mamá. Quiero descansar- ignoré sus palabras.

- Te aviso cuando la cena esté lista- me guiño un ojo y cerró la puerta sigilosamente.

Llamé a Vince antes de ir a cenar, me comentó que aún le quedaban días para volver ya que tenía mucho trabajo en la facultad. Le conté mi ruptura con Hunter y me animó durante unos minutos diciéndome que no m merecía y había hecho lo correcto. Era el mejor.

Después, en mi cabeza pasó todo lo que había pasado hoy, sobretodo la expulsión de mi equipo. Necesitaba jugar ese campeonato, demostrar de lo que valía. De pronto, mirando la foto de Vince que tenía guardada en mi móvil descubrí un montón de parecidos, los ojos los teníamos del mismo color y las facciones eran semblantes. Una idea descabellada pasó por mi mente: hacerme pasar por mi primo en la prepatoria de Greenwall y ganar al equipo masculino. Sí, perfecto. Había descubierto al extremo que podía llegar para poder hacer lo que más me gustaba.

She's The BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora