✱Capítulo 30. Rescatado

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Este capítulo es dedicado a todos mis hermosos lectores ❤️

Ahora nos encontrábamos todos sentados, incluyendo a la chica rubia que intentó defenderse de Zayn, su madre y la amable señora que nos atendió en la mesa.

Johannah nos había prometido que nos contaría la historia de todo esto, pero tuvimos que esperar un poco porque decía que era mucha información que procesar y que no era fácil para ella. Tratamos de comprender sus motivos emocionales, pero aún así seguíamos confundidos. Claro, ¿cómo no estarlo? Después de que una humana insinúa ser madre de un ángel y que lo ha estado esperando 153 años... Terrorífico.

Louis se sentó a mi lado, pero estaba callado. Odiaba al Louis callado. Probablemente podía decir que una de sus características al estar nervioso era estar callado. Me gustaría saber qué piensa, me gustaría besarlo, pero en este momento sólo me limito a sonreírle y darle la mano secretamente.

-Familia -Johannah comenzó, insinuando que estaba preparada-, más que nadie ustedes saben mi gran secreto. Que he estado viviendo una gran cantidad de años gracias a algo que cometí durante mi juventud. Como ustedes saben, mi historia no fue más que un simple entregar-mi-vida-por-un-simple-amor. Y no sólo entregué mi vida, sino la de mi hijo -miró a Louis y eso fue muy extraño-. He sufrido mucho desde su partida y todos estos años me he estado arrepintiendo de mi gran error, que gracias a ese error, perdí a mi hijo -sus ojos se humedecieron, pero continuó hablando-. Y he estado 153 años, de los 173 que tengo viviendo en este mundo, a que mi querido Louis llegara a liberarme de mi condena.

Todos en la sala miraban a Louis. En especial la familia de Johannah, quienes estaban muy, pero muy sorprendidos. Obviamente, Danielle, Zayn y yo no entendíamos nada, pero yo no quedé con la boca cerrada. Necesitaba entender todo esto.

-¿Insinúas que Louis es tu hijo? -dije y todos me miraron ahora. Johannah sonrió y asintió-. ¿Cómo rayos?

-Oh, cierto, chicos ustedes no saben la historia. Hijo, ¿tú sí? -se refirió a Louis, pero él no contestó.

-Louis, Johannah habla contigo -susurré. Dudaba mucho que Louis supiera eso. Se veía demasiado confundido como para conocer esa historia.

-No -contestó cortante-. No tengo ni la más mínima idea de quién eres, simplemente te veo como una mujer que jamás planeé conocer ni buscar y ahora dice que es mi madre. ¡Soy un puto ángel! -Louis contestó grosero y frunció el ceño.

-Oh -Johannah bajó la mirada-, permíteme darte a conocer la historia. Ya veo que, si te pregunto sobre tu origen, tú mismo no sabrías qué responder.

Louis permaneció callado y supe que estaba teniendo una discusión interna de aquella gran duda.

Los pocos familiares de Johannah se levantaron y la madre de la rubia habló:

-Bueno, Johannah, te damos espacio con tu hijo -sonrió ésta y Johannah hizo lo mismo-. Les informaré a los demás sobre esta buena noticia -finalizó y se retiró junto a su hija y otra señora que estaba junto a nosotros.

-Louis -miró a mi chico de ojos azules-, en 1862, cuando tenía veinte años, me enamoré. Me embaracé de ese hombre, pero lastimosamente me dejó. Pocos meses después volví a enamorarme. Pero no de cualquier hombre; me enamoré de un ángel -miré a Louis algo sorprendido, pero no dejé de prestar atención a la señora-. Extraño, ¿no? Yo jamás pensé que aquel hombre que tanto amaba fuera un ángel, pero un día me tuvo que confesarlo y fue demasiado difícil para mí eso, ¿no te imaginas? -yo sí sabía qué se sentía eso, así que la historia no fue de mucho impacto para mí-. Como cualquiera otra pareja, quería pasar tiempo humano a su lado, salir con él, hacer una familia: vivir vidas normales. Sin embargo, siendo él un ángel se nos complicaba realizar ese sueño. William, mi amado ángel, buscó y buscó la forma de convertirse en humano. Suena loco también, ¿no es cierto? Pero aunque no lo crean, logró encontrar la manera con algún ser místico de su mundo, y era un trato. El trato era que hiciéramos el procedimiento para la cura y además ofrecerle a cambio una vida. Aquella vida podía ser una persona (con el consentimiento de ser entregada) o un recién nacido. Y -hizo una breve pausa y noté que sus ojos de aguaron-, y yo arriesgué la segunda opción: tan pronto di a luz... -empezó a llorar-. ¡Te entregué a ti! -los demás nos sorprendimos-. Yo... Yo era joven, no tenía dinero ni apoyo... ¡No podía mantenerte, Louis! Así que... Te ofrecí a cambio de una vida con William -bajó la mirada y se cubrió el rostro.

Uncover {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora