Uncover {Larry Stylinson}

✱Capítulo 4: Protegerlo

Han pasado dos meses desde que se murió la hermana de Harry.

Esos dos meses lo he estado yendo a ver.

Cada día Harry no parece mejorar. Su tristeza es cada vez peor, pues no ha querido salir de su habitación desde que pasó de eso. Y no lo culpo, pues no tiene amigos y su madre no lo apoya como ella le prometió.

Sin embargo, ha estado recibiendo llamadas de la preparatoria en la que estudia para preguntarle cuándo volverá a retomar las clases. Ellos sólo le permitieron un mes de luto, pero él se ha cogido dos y parece irse de largo.

Por parte de su madre, he notado que ella sólo viaja y viaja; muy poco permanece en casa. Supuse que a eso se refería Harry al hablar con la tumba de su hermana. Su vida ha de ser muy difícil.

Con respecto a Zayn, él ahora está más con Niall, Liam y conmigo, pero su actitud no es la misma de antes. Antes se reía todo el tiempo. Ahora sonríe falsamente y a veces. Creo que soy el único que lo ha notado. Zayn no me quiere explicar nada de lo que le sucede y eso no me gusta. Quisiera poder decir que me entristece, pero la verdad no tengo sentimientos.

De pronto, tuve una pequeña visión.

"Hannah Smith - 16 años - Nueva York."

Era tiempo de rescatar un alma.

Y de paso, para visitar a Harry.

Harry.

Otro día más.

No tenía ganas de levantarme de mi casa, aunque nunca las tengo, pero lo tenía que hacer. Hoy mi madre estaba en casa y cuando es así, ella quiere que yo esté con ella. Muchas madres lo harían para hablar con sus hijos y preguntarles acerca de su vida, pero no. Anne no es así. Ella me hace estar con ella para sólo tener mi presencia y decirme "hola", pero jamás habla conmigo.

Odio tener que hacer eso. Odio tener que aparentar estar feliz por tenerla en casa, cuando la verdad es un infierno. Quisiera decirle muchas cosas, pero no puedo. No puedo simplemente porque ella es "mi madre" y la tengo que respetar. Pero eso no es ser una madre. Ella sólo me parió.

Lavé mi rostro y evité mirar al espejo mi aspecto demacrado. Mi cabello estaba un poco más largo, ya que tenía dos meses sin cortármelo.

Y dos meses sin Gemma.

Luego de darme una ducha, bajé las escaleras y ahí estaba mi madre: tomando café y viendo las noticias. Yo fui directo a la cocina, sin ni siquiera saludarla.

-Buenos días -dijo en voz alta para que la escuchara.

-Mjum -respondí mientras tomaba una manzana y me sentaba en el sofá que estaba frente a ella.

Como siempre, hubo un silencio entre ambos. Sólo las voces de los entrevistadores del noticiario se escuchaban. No me quejé, pues ya era costumbre. Lo único que deseaba era que ella se fuera.

-Hoy ha llamado tu colegio -habló y me sorprendí, pero no lo demostré.

-Siempre lo hacen -me encogí de hombros y noté que ella frunció el ceño.

-Me preguntaron que cuándo piensas volver -arqueó una ceja esta vez-. Y es cierto. ¿Cuándo lo piensas hacer, Harry?

-¿Otra vez con esto? -rodé los ojos-. ¡No quiero! Esperaré hasta el otro año.

-¡Harry! Tienes que madurar, ¡piensa en ti! Eres un estudiante con excelentes calificaciones, ¿cómo vas a permitir que esto te derribe así? ¡Han pasado dos meses ya! Es hora de seguir adelante... -dijo la mujer sin corazón.