Prólogo

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Third person narrator

Rebecca Armstrong siempre gustaba del día de su cumpleaños: si hubiera cerrado los ojos, podría haber recordado las innumerables veces que sus padres le habían dejado un dulce beso en sus mejillas regordetes, mientras ella estaba a punto de apagar las velas, entre las sonrisas de su amable familia. Cada vez ese recuerdo le provocaba sensaciones agradables que no sentía desde hace mucho tiempo.

Su infancia, a pesar de haber nacido en una familia humilde, representaba el momento más feliz de su vida.
A estas alturas, esos momentos, sin embargo, eran sólo recuerdos, y Becky podía experimentar esas sensaciones de alegría y serenidad sólo a través de su memoria.

Desde hace mucho tiempo que su vida era cambiada, contra todas las expectativas, para peor.
Sus padres murieron en un accidente cuando ella tenía dieciocho años, y desde luego ella había vivido con sus tíos, qué habían hecho de su vida una mierda.

Su tío había apagado su sonrisa, porqué nunca la había dejado libre de tomar decisiones por su cuenta, hasta la había obligado a comprometerse con Nop, un hombre mucho más mayor de ella, que trabajaba con su tío. Su noviazgo era un contrato, no estaba enamorada de él y tampoco lo quería. Ella no lo podía soportar, pero su tío la había amenazado muchas veces y lo único que pudo hacer fue callarse y aceptar ese contrato. Ella se sentía sola y débil. Estaba muerta en vida, y ya nada le importaba.

Esa noche Becky se encontraba en otro restaurante de lujo, celebrando otro cumpleaños vacío y triste de su vida: riqueza y lujo, para la castaña, no constituían la llave para alcanzar la felicidad. Precisamente en esos momentos, se dio cuenta de lo mucho que le faltaban esos momentos de despreocupación, típicos de una niña, que había vivido plenamente durante su infancia, con esa sonrisa inocente de quien creía firmemente en el amor y en la felicidad.

Y mientras su novio la celebraba con su familia, Becky se obligaba a llevar una máscara una vez más, mostrando una sonrisa forzada detrás de la cual, en cambio, se escondía el alma de una mujer destruida, que sólo hubiera deseado llorar y escapar de la realidad.

"Sé que no querías regalos, pero no pude prescindir de ellos, teerak"

La castaña se recuperó de su estado de trance, después de que Nop la devolviera a la realidad dandole una caja particular, adornada con un lazo rosa.

Cuando lo abrió, encontró una llave.

"¿Qué es esto, Nop?"

Él le había regalado un coche, de último modelo, claramente. Pero Becky no sabía qué decir, ella ni siquiera solía conducir mucho. Otra vez Nop le había regalado algo caro, para mostrar su poder y su dinero, para él lo más importante era la apariencia.

Profundamente avergonzada por las miradas no deseadas que le dirigían los presentes, le agradeció tímidamente, como si fuera un desconocido.

Su novio le sonrió, y se inclinó hacia ella para dejarle un beso en los labios; pero como ya ocurría desde hace tiempo, Rebecca se dio la vuelta por un lado, no concediéndole ese lujo y limitándolo a un simple beso en la mejilla, no comparable, sin embargo, a lo que sus padres le chasqueaban de niña.

Unas horas más tarde, volvieron en la lujosa villa de Nop y, tan pronto como pusieron un pie en la sala de estar, tía Mhee, la criada, alertó a los dos de que había llegado un paquete de regalo para el cumpleaños de la señorita Armstrong, desaparecido pero del remitente.

El contenedor negro era de tamaño pequeño, y
cuando Becky lo abrió, encontró en su interior el pequeño modelo de un coche, similar al que le había regalado Nop un momento antes, con una tarjeta.

"¿Porque ahí está tu nombre, si el regalo es para mi?" preguntó la castañita con el ceño fruncido.

En ese momento su novio, confundido y sorprendido, leyó el mensaje grabado en voz alta: "La bala no te alcanzará, pero el arma disparará a tu novia"

Y sin tener la oportunidad de darse cuenta de lo que estaba pasando, a los pocos segundos de leer esa nota, el modelo que Becky había descansado previamente en la mesa de cristal, explotó; haciendo saltar de miedo tanto a la castaña como al novio de pelo negro.

El hombre, a merced de una ira y una ferocidad ya conocida, se precipitó hacia el jefe de seguridad de su mansión, Heng, dirigiéndole duras palabras de reproche. Para los empleados de la villa era una actitud nunca visto antes, pero que Becky conocía muy bien lastimosamente.

Y mientras la menor se había quedado sola, perpleja y a merced de un fuerte sentimiento de miedo, debido a las amenazas de quién sabe qué loco criminal, su novio buscaba una solución drástica a la situación, que se presentaba por segunda vez ante él.

Ya una vez había perdido a una mujer por estas amenazas: Sarah, su primera esposa, había sido asesinada por un grupo de hombres, rivales de Nop, por no recibir la suma de 5 milliones que ellos solicitaron.

No había sido capaz de proteger una vez a su mujer, nunca permitiría que Becky también se le quitara. No podía permitírselo.

Aunque lo qué sentía por Becky no era amor, sino obsesión y interés.

Por esta razón, después de reprochar Kirk sobre la escasa eficacia de la seguridad - que había concedido la entrada de un paquete con una bomba - le ordenó la única solución que en ese momento le parecía plausible para proteger a toda costa Becky.

"Encuéntrame un profesional, necesito un
guardaespaldas para mi novia. Que esté listo
a todo, incluso para matar, si es necesario. Tienes 24 horas para encontrarlo, sino, estás despedido."

***

¡Hola a todos! Esta es la primera historia que escribo y logro terminar, espero que sea de su agrado. Premisa: no hablo español y nunca lo he estudiado, así que pido disculpas en caso de errores.

La historia ya está terminada, así que no se preocupen, no la dejaré pendiente, solo necesito corregir algunas cosas y luego publicar los capítulos poco a poco, pero sin hacer esperar demasiado tiempo.

Pronto publicaré los primeros capítulos.

Mi persona mágica (FreenBecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora