Azul pastel

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Si, jamás negaré que durante el auge de nuestro romance soñaba con nuestro futuro juntos, yo sería tu Tsahik y tú mí Olo'eyktan, juntos caminando por la costa riéndonos de lo tontos que éramos en nuestra juventud por escondernos de los demás

Pero ahora que a nadie le importa nuestra relación ni siquiera nos amamos igual, sé que cuando me fui dejándote solo con el corazón en la mano estuve muy mal y el castigo ya lo recibí con todas esas noches en las que lloraba por extrañar tu tacto, tu voz, sus besos y las promesas llenas de cariño que me hacías, ni la hermosa sensación de por fin sentirme en el que fue mí hogar desde mí primer segundo de nacido podía tapar el dolor de haberme alejado del amor de mí vida. Volver a Awa'atlu era como un puñal que se clavaba en mí corazón y mí cabeza estallaba al pensar que tendría que volver a encontrarme con esos ojos azul marino brillantes con los que me perdía durante horas, la sonrisa más hermosa que jamás había visto en su vida y todo en general de ti hizo que entregara mí frágil corazón sin pensarlo dos veces, te amaba tanto.

Cuando llegué no me recibiste de la mejor manera, aunque tampoco es como si eso esperaba, pero una pequeña parte de este corazón traidor soñaba con un abrazo que me levantara por los aires llenos de gritos con palabras como "Te extrañé tanto Ma'teyam", tuve que conformarme con ver esa escena desde afuera con mí hermano y con la que fue mí cuñada sin que ella supiera. Peor fue el sentimiento que llegó gracias a tus comentarios cuando me senté a tu lado ¿Tanto me odiabas? pensé que ya habías madurado aunque sea un poco y pudieras entender mejor mí situación, pero de parte de ti nunca puedes pedir madurez, siempre te comportaste como un pequeño niño que no era consciente de lo que estaba bien o mal en el mundo que te rodeaba.

Me hubiera gustado tanto haber agregado esto a mí cordón musical junto con los demás recuerdos hermosos que me proporcionaste, pero la noche en la que me fui se cayó en el basto mar que me hizo perder cualquier ilusión de llevarme un recuerdo tuyo conmigo y al mismo tiempo, tomándolo como una señal divina de que lo nuestro no iba a poder ser ahora ni nunca.

Hubiera atado parte de la soga con la que fueron atadas nuestras muñecas el día que nos castigaron por estar peleando en frente de todos como idiotas, sigo pensando que todo eso fue por tu culpa, pero aún así seguiría siendo un recuerdo que me gustaría haber guardado conmigo para cuando necesite recordarme que no puedo confiar en alguien tonto como tú, me hubiera servido tanto ahora mismo.

Lo más importante de mí vida pasó esa misma noche, cuando solo fui a observar como el viejo amor de mí vida se convertía completamente en un hombre adulto para su clan y cualquiera que estuviera cerca podría verlo como el poderoso guerrero en el que se había convertido después de tanto entrenamiento y presión en su vida. Aún puedo sentir esa corriente pasar por todo mí cuerpo cuando pasé mí mano por el agua brillante, jugando con esos peces dorados sin saber que la majestuosa Eywa por fin había tomado la elección de quién te acompañaría en lo que seguía de tu camino de vida, todos fijaban una mirada de sorpresa sobre mí y podía escuchar como murmuraban cosas sin entender porqué a mí, ni siquiera lo sé yo hasta el día de hoy.

Era algo que marcaría mí vida por completo pero no tenía más opciones, yo no era nadie para ir en contra de lo que mí diosa elegía... ¿Pero era necesario unirnos si la relación no parecía tener un buen futuro? Fui humillado como un imbécil cuando todos veían como él que acababa de convertirse en mí pareja coqueteaba con una simple desconocida, como ignoraba a quién había jurado amor eterno por mirar las caderas bailarinas de alguien que ni siquiera sabía cómo se llamaba. Ahí fue cuando entendí que no, ya no eras aquel que prometió estar para mí en las buenas o en las malas pase lo que pase entre nosotros, no eras el Ao'nung que juraba preferir morir a hacerme llorar.

Decidí darle una oportunidad a esta nueva etapa, sufriendo de por medio al tener que dejar la vida al lado de mí familia y despertar entre risas o gritos mientras mamá preparaba el desayuno, acepté que debería perseguir mí felicidad a pesar de todo y salí con todas mis cosas para el lugar que sería mí nuevo hogar junto a ti. Hasta el día de hoy me cuesta adaptarme a un lugar que parece tan desconocido pero al mismo tiempo tan familiar por estar inundado de aquel aroma característico tuyo que hace años me gustaba oler cada segundo de mí vida, también ahí fue el primer contacto directo que tuve con la gran Eywa y con aquellas palabras que resonaron tanto en mí cabeza durante horas sobre aferrarme a mí nuevo destino y no dejarlo escapar nuevamente, supuse que hablaba de no dejarte ir de mí lado otra vez por lo que le prometí en mí corazón incluirte en mí felicidad con ese brazalete que marcaba un línea entre el pasado dañino y un futuro incierto.

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