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Spreen caminaba por Karmaland sin destino hacia donde ir, solamente miraba hacia arriba, esperando encontrarse con algún Karmalience que quiera hablar con el, para su suerte, nada, ninguna sorpresa.

Estuvo caminando por un largo rato, hasta que vio algo inusual. Un estanque de pesca, pero no era uno normal, ese estanque no tenía agua, sino lava, lo cual, confundió al Oso y se quedó viendo ese lugar.

No pasó mucho tiempo hasta que un hombre piel Morena con rastras se acercó a Spreen para hablarle, lo había visto solo o algo así.

– Oye Chico. ¿Qué haces aquí solo? – Dijo el chico.

– ¿Yo? Y nada, acá viendo el río este. - dijo el oso señalando al agujero con lava.

- ¿Eres nuevo? - El hombre tocó su hombro.

- Si, llegué hace unas horas por ahí. - Respondió el oso. - Soy Spreen.

- Saludos Spreen, mi nombre es Sapopeta. - Dijo demostrando una sonrisa amable.

Spreen lo miró, notando su gran estatura y su cara, que estaba algo triste.

– ¿Vos sabes qué pasó con este pueblo? – Preguntó el Oso mirando al de rastras.

- Hubo... un inconveniente hace unos meses... años tal vez...- Dijo el de rastras algo triste.

Spreen no estaba totalmente seguro de que había pasado, pero creía que habría de encontrar a alguien que si supiera lo que sucede.

- ¿Podrías contarme? - Preguntó Spreen.

- No creo... - El de rastras contestó algo apenado.

Spreen enfureció ¿Que había pasado que nadie quería contarle?

Ignoro por completo la presencia del Moreno y se fue del lugar, dejándolo solo.

- Son re boludos. ¿Que pasó acá que nadie me cuenta? - Se decía así mismo el Oso.

Continuó caminando por un largo rato, mirando el ambiente que se veía, aterrador, más por que habían cosas que no coincidían con el Karmaland que el conocía.

El suelo estaba lleno de piedra negra y con varios charcos de lava por todos lados ¿Fue obra del Alcalde?

- Concha de mi madre. - repetía enojado con los últimos 2 Karmaliences con los que se había cruzado.

No tardó mucho al encontrar un lago repleto de agua, lo que alivió al Oso.

- Al fin boludo. - Se dijo así mismo corriendo hacia el lago.

De tantas guerras que ya había pasado el Oso, quería tomarse un descanso, relajarse.

Se quito sus zapatos y metió sus pies en el agua, algo que le ayuda con el dolor, ya que Spreen nunca descansó como se debería.

Suspiró y movió sus pies en el agua - Dios, boludo, me duelen los pies pero mal. - Se decía así mismo.

Al mirar hacia el lago completamente limpio, pudo observar una casa ahí en medio. Parecía una cabaña, ya que tenía árboles de techo y paredes de Madera ¿De quién será esa casa?

Spreen no se quedó con la duda, se puso sus zapatos y se dirigió a un puente que había allí.

No tardó mucho darse cuenta que aquel puente estaba destruido, y este se quedó algo confundido.

- ¿Quién mierda construye un puente que despues va a destruir? ¿Quién fue el pelotudo? - se decía así mismo mientras planeaba como cruzar al otro lado.

No quiso quedarse de brazos cruzados, tomó impulso y saltó de un lado al otro, lo que hizo que lograra pasar al otro lado del puente.

La puerta de la cabaña era casi una puerta de rancho, lo cual hacía que tuviera más cara de Cabaña.

El oso tocó varias veces la puerta, pero no recibió respuesta alguna.

– ¿Que hago? ¿Paso o no? – Se preguntaba así mismo indeciso.

No lo pensó dos veces y pasó a la casa, el oso no tenía idea de lo ilegal que era eso, pero como notó al pueblo casi destruido, no se iban a preocupar por que alguien entrara a una cabaña con parecido de estar abandonada ¿o si?

Al mirar el interior, era una casa parecida a una pirámide hecha de ladrillos negros pulidos, algo que confundió al Oso.

En realidad esa forma de cabaña era una barrera para protejer esa casa, era Bonita, lo admitía, pero ¿De quién era?

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♡𝔖𝔭𝔯𝔢𝔢𝔫 𝔢𝔫 𝔎𝔞𝔯𝔪𝔞𝔩𝔞𝔫𝔡♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora