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- Tranquilo hombre. - Dijo el chico - Soy Luzu.

- ¿Qué querés? - Preguntó Spreen guardando su espada.

- Soy el Alcalde de la ciudad. Vi que estabas solo y vine - Dijo haciendo una reverencia. - ¿Y tú eres?...

Spreen miró desconfiado al chico y suspiró. – Yo soy Spreen. – Dijo mostrándole la mano.

– Mucho gusto, Spreen. – Dijo el chico pelo emo extendiendo también su mano.

– Alcalde ¿no? Bueno. ¿Que onda que no hay nadie? – Preguntó Spreen mirando hacia todos lados.

El chico pelo emo se quedó callado con una cara apenada, a lo que el Argentino lo notó y comenzó a desconfiar de este chico.

– Ven, vamos a la alcaldía. – Dijo el chico cabello emo tomando de la mano al Oso.

Spreen no se dejaría engañar tan fácil, algún movimiento extraño que haga ese tal Luzu iba a ser respondido con una apuñalada en el estómago.

Al llegar a la alcaldía, notó a esos mismos chicos armados que se cruzó al llegar al pueblo, solo que estaban en la entrada de la alcaldía.

– ¿Quienes son esos? – Preguntó Spreen algo desconfiado.

– ¡Son los guardias del pueblo! – Sonrió – Les he permitido llevar armas por si sucede algo inapropiado en el pueblo, como peleas, guerras, etc.– Dijo y entraron a la alcaldía.

– Por cierto... ¿Esta ciudad es Karmaland? – Preguntó Spreen mientras miraba al centro del pueblo.

– ¡Claro! Tu debes ser nuevo aquí. ¿De dónde eres? – Dijo Luzu sonriendole.

Este se quedó en silencio, no sabia si hablar de Tortilla, ya que creía que algo malo habría de suceder.

- ¿No me dirás? - Volvio al tema el peliemo.

- ¿Por qué no hay gente caminando por las calles? - Preguntó Spreen para hacerle la contra a este.

- Eres astuto. - Dijo Luzu algo enfadado.

Estos 2 entraron al lugar y Spreen observó hacia todos lados. Las paredes del lugar eran Ladrillo negro pulido, lo cual hacía que se vea aterrador, había muchas puertas, pero ellos se dirigían a la primera planta, donde se supone que se encuentra la oficina.

Al subir, Spreen notó que la alcaldía estaba destruida y pensaba que era decoración, pero al notar a Luzu sorprendido y preocupado olvidó su pensamiento.

– ¡Guardias! - Gritó Luzu en busca de respuestas.

Luzu bajó corriendo para hablar con los guardias, dejando al Oso solo en el lugar.

Spreen, para esperar al chico emo, fue a la alcaldía para sentarse, pero vio algo... aterrador.

Muchos animales muertos estaban colgados en el lugar, en mini perchas, que algunos estaban destripados y otros sin pieles.

Spreen se preocupó ¿Que situación estaba pasando en la ciudad de sus sueños?

- Eh... ¡Luzu! - Gritó Spreen llamando al chico emo, que estaba con guardias.

Este rápidamente subió a la primer planta y notó lo que había visto el chico.

- No puede ser... Este chico cada vez está peor- dijo con preocupación.

Luzu se refirió a alguien, pero Spreen no sabía quien era.

- ¿Qué chico? - Preguntó tratando de buscar una ayuda.

- Un... amigo... - Dijo.

Fue cortante y solo miró enojado hacia todos lados - Ok Spreen, escucha. - Dijo - Ve al pueblo, trataré de llamarte cuando este tema se pueda arreglar ¿Si? – Este sonaba preocupado y nervioso.

Spreen no estaba seguro de si creerle o no. con este chico de alcalde ¿Karmaland estaba seguro?

Luzu guió a Spreen hacia la salida, la cual estaba vigilada por muchos Guardias, algo arrepentidos, habían sido regañados por el alcalde.

¿Que había sucedido con el Karmaland que el siempre soñó?¿Se esfumó así como si nada?

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♡𝔖𝔭𝔯𝔢𝔢𝔫 𝔢𝔫 𝔎𝔞𝔯𝔪𝔞𝔩𝔞𝔫𝔡♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora