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Spreen ¿estás ahí? Che, la máquina está andando medio feo, no la voy a poder arreglar para hoy, tal vez en semanas o meses, pero por ahora no se puede. Le voy a pedir ayuda a otros a ver si se puede arreglar más rápido. Tus compañeros me están rompiendo las bolas por no hacerte volver. Aguante un toque y después te aviso. Discúlpame amigo, lo voy a arreglar.
- Betra.

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En cuestión de segundos, la gran puerta de la fabrica se abrió. Spreen estaba sorprendido de tal manera a la que el hombre de rastras abrió la puerta.

Sin preocupación, el Moreno dio paso al Oso, para que entrara primero a la fábrica, ya por ser invitado. Este no pensó mucho y se adelantó.

Spreen estaba agotado, no había descansado, desde que llegó al pueblo que ha estado movilizándose.

En cuestión de segundos, la gran puerta se cerró, con ellos dentro de la fábrica. El interior era demasiado grande, casi ni podía ver la otra mitad de la fábrica.

- Uh, ¡re piola! - Gritó el Oso, haciéndose escuchar un eco profundo.

- Si, esta fábrica tardé años en construirla, más, gracias a mis coñitos pude hacerlo más rápido. - Dijo el de rastras posando orgulloso.

- ¿Coñitos? - Esa palabra se pudo malinterpretar de cualquier forma. Spreen levantó una ceja y miró al Moreno.

- Pequeños duendes ayudantes. - Respondió Sapopeta. - En fin ¿De qué querías hablarme?

Spreen dejó de sonreír para concentrarse en lo que podría llegar a decir. - Necesito saber cosas de Luzu y Quackity... - Dijo algo nervioso.

Sapopeta se sorprendió ¿Por qué querría saber cosas de alguienes que ni conoce?

- Quiero que me ayudes. - Este se puso frente al hombre de rastras y lo miró fijamente.

- ¿En qué? Y ¿Para qué? - El Moreno estaba curioso, era raro.

- Que yo sepa, vos sabes más cosas de Quackity que los demás. Quiero saber cosas de ellos 2 para encontrar una forma de que la puta guerra de este pueblo se termine. De lo que me enteré, el pueblo se cae a pedazos por culpa de esos 2. - Este hablaba haciendo varias señas, lo normal de el.

- ¿Enserio? No creo que puedas... es muy difícil... ni yo pude, aún que me sorprende tu entusiasmo por hacer esto. - Sonrió el Moreno.

Spreen sonrió de lado. - Tengo mucho tiempo para hacer esto. Con esto tal vez pueda. Confía en mí. - Las esperanzas del Oso no iban a bajar hasta que lo contrario lo pueda ver con sus propios ojos.

- Esta bien Iván. Te voy a ayudar. - Sonrió feliz.

Sapopeta ya está del lado de Spreen, solo deben tratar de llevarse mejor.

[Narrador: Spreen]

Bien ahí wacho, ya tenemos al pibe este, ahora toca ese tal Vegetta... la pregunta es... ¿Dónde mierda vive?

No puede boludo, ¿Este sabrá dónde vive? Le voy a preguntar

- Che Sapopeta - Capté su atención - ¿Sabés donde vive Vegetta?

- ¿Vegetta? ¡Claro! ¿Quieres que te lleve? - Me preguntó. Y claro boludo, si no ¿Dónde me meto la-...

- Dale. - Dije.

Boludo, me duele la cabeza. Fuera de joda, siento que me voy a desmayar JAJA.

Ya fue, sigo así, igual, vivo con dolor de cabeza. ¿Cómo estarán todos en Tortillaland? Nah, ni idea.

[Narrador: Omnisciente]

Salieron de la fábrica hablando sobre Luzu y Quackiry, su antigua relación, su amistad, sus actitudes, etc. Cosas que sabe Sapopeta.

- ¿Donde vive? - Preguntó el Oso algo impaciente.

- Tranquilo Iván. - Replicó ‐ El vive en una montaña, lejos de aquí. Te llevaré a través de un portal. Pero solo podrás ir tú, ya que, yo tengo que mantener ocupado a los chicos. - Dijo mientras sacaba un aparato.

- Muchas gracias Bro. - Agradeció el Oso.

Sapopeta abrió un portal con aquel aparato que había sacado, Spreen pasó sin problemas y se despidió del hombre. A los segundos el portal se cerró.

"¿Y ahora?" -Pensó el Oso mientras observaba a su alrededor.

Era un montaña con varias plantas que cubrían los alrededores, había un teletransportador en el medio de el puente donde el Oso estaba parado. A lo que Spreen se teletransportó hacia arriba, donde allí sí se encontraba la casa principal.

El oso se acercó a la entrada de la casa, buscó algún timbre en la puerta, pero nada. Ya había entrado a una casa ilegalmente, no iba a volverlo a hacer. Quiso mirar el interior desde la puerta de vidrio, pero no había nada.

Sintió que el chico ya se había ido a explorar, no quería molestarlo, ni siquiera sabía quien era o cómo se veía.

- ¿Hola? - Una voz interrumpió el pensamiento de Spreen. Éste rápidamente se dio vuelta.

Hubo un silencio, Spreen tenía su espada fuera y el aquel chico estaba inmóvil. Sus ojos eran morados al igual que su pantalón, no tenía camisa, estaba pecho fuera.

- ¿Hello?¿Konnichiwa?¿Bonjour? - Comenzó a hablar cualquier idioma, creía que el Oso no hablaba español.

- ¿Quien sos? - Preguntó Spreen a la defensiva.

El acento de Spreen hizo que El chico se sorprendiera, se notaba agresivo aquella forma en la que preguntó.

- S-Soy Samuel De Luque, más conocido como Vegetta - sonrió nervioso. Parecía ser una muy buena persona por su forma de hablar y su voz. - ¿Y tu eres?

- Iván Buhajeruk, pero me gusta que me digan Iván Spreen. - Dijo guardando su espada. Ya supo que era Vegetta, así que no había de que preocuparse.

- ¿Eres nuevo aquí verdad? - Dijo algo entusiasmado. - ¡Es un gusto conocerte Iván!

- Gracias. Igualmente Vegetta. - Dijo serio.

- ¿Por qué viniste a mi casa se puede saber? - Vegetta se acercó a Spreen cambiando su tono de voz. Se notaba más serio y eso le dio escalofríos al oso.

- Necesito hablar con vos. - Spreen se acercó al chico.

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♡𝔖𝔭𝔯𝔢𝔢𝔫 𝔢𝔫 𝔎𝔞𝔯𝔪𝔞𝔩𝔞𝔫𝔡♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora