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Spreen volteó a ver a la persona quien le había hablado, asustado, se sorprendió. Al parecer eran 2 chicos, uno peliblanco de traje elegante verde llevando un ramo de flores, y el otro chico semidesnudo acompañado con un casco de robot¿? Que parecía estar con el Peliblanco.

Spreen no quería problemas, solo quería descansar, se sentía muy presionado en este día.

– Tranqui. Soy Iván Spreen– Estiró su brazo en señal de apretón de mano. El peliblanco rebajó a Spreen con la mirada  pero sin más, correspondió.

– Soy WillyRex – Sonrió amablemente el de blanco. – Y él es mi amigo Alexby. – dijo apuntando al nombrado.

– Es un gusto. – Sonrió Alexby.

Spreen soltó un bostezo luego de saludarlos. Se notaba su cansancio en ese momento.

– ¿De donde vienes? ¿Qué haces en casa de Vegetta? – Preguntó Willy mientras lo examinaba de todos lados. Algo le parecía no cuadrar en la situación.

– Vengo de un pueblo lejano de acá. Y vine a lo de Vegetta para hablarle de algo, un tema privado. – Ya estaba cansado de contarles la misma historia cada que se cruce a un integrante de Karmaland. Willy lo miró no muy convencido.

– ¡Pues bienvenido a Karmaland, mi amigo! – Alexby estiró los brazos para darle un abrazo. Spreen se negó, ya se había dejado caer dejándose abrazar por Vegetta.

– ¿Qué onda? ¿Por qué las flores? – Preguntó el Oso al de pelo blanco. Llegó a pensar varias cosas a la vez.

– Pasamos por acá porque en un rato caminando vamos a llegar al lugar donde Titi murió. Las flores son para dejarselas a él. – Respondió el de pelo blanco. En el lugar se formó un ambiente triste.

Spreen se había preguntado: "¿Quién mierda es Titi?" – Sin más rascarse la cabeza. Al segundo, los 2 chicos pasaron por al lado suyo, ignorando la presencia del Oso.

– Si quieres, puedes acompañarnos. – Dijo Alexby sonriendole. Parecía ser muy amable. Spreen asintió con la cabeza y corrió detrás de ellos, aún que estuviera muy cansado.

Habían llegado al centro de la ciudad, donde ya había pasado Spreen. El Oso vio como los 2 chicos se sentaron en el suelo, Willy dejando el ramo de flores y Alexby acariciando la espalda del Peliblanco.

Spreen se sentó con ellos, para no sentirse excluido y entender sobre la situación.

– DU – Un ruido se escuchó detrás de Spreen. Pero al parecer, solo él lo había escuchado.

Rápidamente el Oso se dio vuelta, sin llamar la atención de los 2 chicos. Sin embargo, no había nada, ni nadie. Pudo haber sido cualquier cosa.

Los 2 chicos se levantaron mientras que Spreen seguía en el suelo, pensando que había sido ese ruido tan extraño detrás suyo.

– Iván ¿Estás bien? – Preguntó Willy mientras hizo reaccionar al nombrado. Ayudó a levantarlo para mirarlo con algo de preocupación.

– Nada. Tengo sueño nomas – Rió un poco. – Pero también... escuché un ruido raro recién. – Dijo mirando hacia el suelo.

– Es el cansancio. – Willy dio varios golpes suaves en la espalda del Oso. – ¿Tienes donde dormir? – Preguntó amablemente.

– Sapopeta me dijo que podía ir a dormir en su fábrica. Es re amable ese igual. – El Oso respondió. Los chicos a sus lados lo miraron con duda.

– ¿Quieres que te llevemos? Su fábrica está demasiado lejos y parece que te vas a desmayar a mitad de camino. – Dijo Alexby amablemente.

Le costó un poco el pensamiento, sin embargo, tenían razón. El día fue largo y Spreen necesitaba un descanso, caería en el suelo antes de llegar a la fábrica. Lo cual, lo ponía en nervios.

– Bueno Dale. – Dijo con seriedad. Le daba algo de vergüenza pedir o recibir ayuda, casi siempre hacia todo solo y nunca pidió ayuda. A veces lo hizo, pero cuando tenía a sus amigos de confianza cómo Carre, Robleis, Mayichi, Carola, Betra o Mariana, sus amigos con quien desarrollo más confianza.

Los 2 chicos, decidieron ser los primeros en dar los pasos para comenzar el viaje hacia la fábrica de sapopeta, que duraría a cuestión de 1 hora y media o tal vez, 30 minutos si fuesen rápidos.

– Iván. No hemos hablado mucho ¿De qué pueblo eres? – Preguntó el de traje verde. Una pregunta imposible de responder, no era capaz de decirle que pueblo era, ya que había probabilidades de que en este mundo haya un pueblo como el suyo.

– Soy del... Pueblo Naranja. – Respondió el Oso ante aquella pregunta. Dudó al comienzo, pero fue revelando poco a poco.

– ¿Pueblo Naranja? No lo conozco... ¿A que has venido? – El chico de casco robótico habló. No había ningún "Pueblo Naranja" en su mundo, o era un pueblo que les faltaba explorar.

– Vine por Luzu y Quackity. – Una respuesta corta, que dejó a los 2 chicos boquiabiertos.

‐ ¿Para que vienes a verlos? ‐ El chico Peliblanco preguntó dudoso ¿Era algo importante?

– Vine para ayudarlos a que se arreglen. Porque, flaco, así no se puede vivir toda la vida, con guerras y sus discusiones pedorras. – Spreen respondió bastante furioso.

– ¿Pedorras? Quackity mató al hijo de Luzu y Luzu destruyó su casa. Y ahora dice que nos dará dinero si le traemos la cabeza de Quacks. – Esos datos sumamente importantes no se los habían dado, ni Vegetta, ni Rubius.

– ¿Qué? Pero si.. ¡Yo vi con mis propios ojos que Quackity tenía casa! – Sorprendido, El oso habló. Confundido.

– La reconstruyó. Durante varias semanas o incluso meses. – El de cabello blanco dijo, mostrando gestos de tristeza.

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♡𝔖𝔭𝔯𝔢𝔢𝔫 𝔢𝔫 𝔎𝔞𝔯𝔪𝔞𝔩𝔞𝔫𝔡♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora