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Vendida por egoísmo.

Sentada sobre el frío tatami de su hogar, se mantenía en silencio, con la mirada perdida sobre la mesa.

Su padre había acordado una reunión con Endeavor para arreglar el tema del dinero, y le había obligado a estar presente para que conociera a su futuro esposo.

Realmente no lo veía necesario puesto que ya lo había visto en reiteradas ocasiones, pero su padre preferiría realizar las cosas de una manera más formal.

Sentía una especie de déjà vu, pese a no haber estado presente en aquel entonces, ella sabía que su hermana había conocido a ese hombre de la misma manera hace cinco años.

Las dos terminaron sentadas frente a ese hombre solo para ser usadas para su propio beneficio.

Entendía que su hermana aceptó por voluntad propia para ayudar a su familia, pero ella no lo había hecho. ¿Entonces por qué la obligaban a casarse con ese hombre?

Estaba triste, enojada, dolida. ¿Por qué tenía que vivir algo así? ¿Realmente tenía que hacerlo? Todavía era una adolescente de diecisiete años, incluso si se había vuelto algo independiente desde que ejerció su carrera, no era capaz de poder decidir sobre su propia vida.

Su hermana había aceptado por voluntad propia casarse con ese tipo, ¿por qué ahora cambiaba de opinión? ¿Por qué no la ayudaba como ella intentó en el pasado?

Ni siquiera le había dado una respuesta cuando se lo preguntó, se había dedicado a ignorarla.

—Estoy seguro de que Sumi sí será capaz de darle un buen heredero, mi hija ha conseguido muchas cosas por su cuenta desde una corta edad. Siempre obtiene lo que se propone —musitó su padre, en un tono que denotaba felicidad y orgullo.

El pelirrojo frente a ella la observaba con cautela, no era muy diferente a su hermana si la veías de manera rápida, pero si te tomabas el tiempo de analizarla, encontrabas muchas diferencias.

Una de ellas era que el tono de sus ojos era casi totalmente gris, uno muy claro y brillante, cerca de su pupila se podía apreciar un suave tono marrón, pero éste pasaba prácticamente desapercibido desde la lejanía porque era casi inexistente. En cambio Rei tenía los ojos de un tono marrón grisáceo, totalmente perceptible desde cualquier ángulo.

La única diferencia notoria era la altura, Sumi medía un metro setenta y ocho, era más alta que la mayoría de las mujeres en Japón. Tenía la altura digna de una modelo.

Había logrado que su nombre se volviera reconocido por cuenta propia desde una edad corta, y qué más quería él, cuando la gente supiera que su futura esposa era Himura Sumi estaba seguro que lograría obtener más atención del público japones, e incluso extranjero.

Y lo más importante, el hijo que tanto deseaba, sería descendiente de un héroe y una modelo, dos figuras públicas. Los ojos de las personas estarían puestos en él.

Realmente esperaba que fuera capaz de darle lo que tanto deseaba, Rei no había sido capaz de darle el hijo que anhelaba. Y al darse cuenta que su primogénito se hacía daño con su propio kosei tenía miedo que algún otro hijo que tenga con esa mujer saliera igual.

Confiaría en las palabras del señor Himura. Según el, el kosei de Sumi era más fuerte que el de Rei. Si eso era cierto, no le sería tan difícil concebir al hijo perfecto.

La familia Himura tenía una línea prestigiosa, fueron reconocidos en un pasado. Pero habían tenido problemas en los últimos años, por lo que para el patriarca de la familia, la solución más fácil y rápida fue el vender a sus hijas para expandir su linaje y obtener dinero.

FAMILY LINE | bnhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora