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Solo tiene diecinueve.

Faltaban menos de seis horas para que un nuevo año se hiciera presente, el tiempo para la familia Todoroki solo parecía avanzar sin límites ni altercados. En cuanto menos se lo esperaban el cumpleaños de Fuyumi y navidad ya habían pasado más rápido que una ventisca de viento.

Algo que le agradaba a la matriarca de la familia, es que todo iba bien por el momento en lo que a su familia respectaba. Últimamente tenía menos comunicación con su madre porque todo su tiempo libre lo invertía en los niños, afortunadamente su progenitora comprendía eso y habían acordado realizar sus llamadas los días de semana cuando los menores regresaran al jardín de niños.

Por su parte, ella se reincorporaría al trabajo. Volvería a asistir a la agencia de modelaje aunque nadie sabía que se había tomado un descanso a excepción de sus amigas cercanas, Sai y Kotaro-san.

Vistió a Natsuo con unos pantalones negros junto a una camiseta blanca, zapatos del mismo color y por último una casa azul con peluche blanco en el interior para que no pasara por frío. Sabía que el albino heredaría su kosei y tendría resistencia a las bajas temperaturas pero eso no sucedería hasta que cumpliera cinco años, o tal vez cuatro. Todavía faltaba mucho para eso así que debía cuidarlo y evitar que se resfriara en aquella época tan fría.

—Estás listo, amor. Ahora espera aquí, mamá se cambiará.

Lo dejó recostado en el futón junto a un mordedor de plástico que le había comprado cuando fueron de comprar junto a Enji el mes pasado. Lo había tomado por prevención y ahora le resultaba de ayuda pues Natsuo comenzaba a irritarse o fastidiarse al sentir picor en sus encillas, lo cual era un señal de que su primer diente saldría en cualquier momento. El mordedor lo ayudaba a calmarse y era de más utilidad que sus pequeños dedos, también evitaba ensuciarse tanto.

Se puso un suéter azul tono navy con cuello de tortuga, una falda asimétrica negra junto a unas medias largas y botines estilo Wedge del mismo color. Recogió su cabello en una coleta alta dejando junto a su flequillo dos mechones a cada lado de su rostro, se colocó sus pendientes y tomó su abrigo wrap negro junto a un bolso grande Chanel azul marino, dentro de este último puso las cosas que necesitaría durante el resto del día para ella y su hijo.

—Bien, hora de irnos —avisó al albino que seguís entretenido con su mordedor. Sonrió y le tomó una foto con su Polaroid para tenerlo de recuerdo—. Luces como una bola de nieve —agregó admirando la foto.

Cuando se subió a su auto, dejó a Natsuo en la silla que habían comprado exclusivamente para él en situaciones como esa, pues no podría tenerlo en su regazo por obvias razones. Abrochó los dos cinturones que se cruzaban formando una «X» y le acomodó el gorrito de lana que llevaba en la cabeza para que estuviera más abrigado.

El viaje fue tranquilo, no tan silencioso debido a los balbuceos de su pequeño en un intento de habla. No lograba articular ninguna otra palabra que no sea «papá», pero dado a que Enji no estaba cerca en esos momentos, el menor no mostraba intenciones de mencionarlo. Solo se entretenía con las pocas cosas que lograba ver por la ventana. Para él era tranquilizante viajar en el auto así que no le causó ningún tipo de inconveniente.

Cuando llegaron a la agencia, la albina se aseguró de cubrir bien al menor para evitar que fuera capturado por las cámaras de algún paparazzi. No le agradaba la idea de tener a la prensa sobre su hijo.

Hasta ahora pensaba en lo afortunada que era por no haber sido atrapada por ningún paparazzi o fan en las pocas salidas que tuvo junto a los niños y Enji. Por supuesto, no se quejaba, pero pese a la «calma» que tenía desde el último año no podía evitar mantenerse alerta por las dudas.

FAMILY LINE | bnhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora