Bloody Roar: revolution of Zoanthropes

Beso de media noche

ᴀʟɪᴄᴇ ɴᴏɴᴏᴍᴜʀᴀ

Años atrás yo fuí víctima de la corporación Tylon, que realizaba experimentos secretos de forma ilegal usando a una rara evolución genética que habitaba en algunos humanos como armas, a éstos sujetos se les conoce como: "zoanthropes". Yo fuí uno de los conejos de prueba, por un largo tiempo esperé a que mi libertad llegara, no tenía a nadie, por supuesto nadie iba a rescatarme de un lugar tan horrible como ese. ¿Qué le importaría al mundo una chica extraña como yo? ni siquiera estaba segura de lo que era, tenía una vida muy ajetreada de pruebas físicas y acondicionamientos, era agotador, pero lo más agotador era sentir que desperdiciaba mi juventud, hasta que él... fuerte y valiente como ningún otro, tuvo el atrevimiento de destruir las puertas que marcaban mi confinamiento y liberarme en de mi destino, de todas las formas posibles. Yugo, ¿qué sucedió contigo? no sabes lo agradecida que estoy, eternamente, por lo que tú hiciste por mí. Años han pasado ya, para ser precisa, cinco. Lejos de la vida de encierro y analogía que tenía en aquel purgatorio. Yo ahora encontré una profesión, enfermera, que me hace muy feliz, salvar más personas, que necesitan de mí, darles asistencia y compartir ese sentimiento de alegría que por momentos tengo, una sonrisa. Estuve viviendo sola un tiempo, era bastante triste apesar de que ya conocía el mundo, los mares, la luz del sol, y los astros. Hasta que la madre de Uriko, Mitsuko, me acogió con ellas y disfruté de una maravillosa vida en compañía de personas tan divertidas. Uriko es como mi hermana menor ahora, la conocí también en Tylon, (ella también era un sujeto de pruebas), pero era mucho más valiosa que yo porque tenía la capacidad de mutar y convertirse en una "quimera", un ser absoluto, poderoso, el más poderoso de los zoanthropes, un ser cuya existencia era inexplicable, pero admirable creación. Ahora Uriko no recuerda como trasformar su cuerpo en el de esa deidad, ni siquiera puede conseguirlo, pero no está decepcionada, al contrario, ahora vive con más tranquilidad, como una niña más, (adolescente, pues, tiene catorce años). Asiste a una escuela muy bonita e higiénica, es muy amistosa, servicial y amable, (aunque algo desastrosa, como un cataclismo), pero así la amo, y siempre voy a protegerla, mi hermanita menor.

Un día pesado en el hospital central de Tokio, apareció un joven corpulento, con cicatrices graves en los pectorales y bíceps, con leves contusiones, pero según el archivo que había recibido estaba mejor. Fuí a verlo, fue traído de urgencias la noche anterior, un chequeo común, nada demasiado tardío, pero al entrar a la habitación y verlo me quedé paralizada, mi corazón empezó a golpear fuerte dentro de mi pecho, y una sonrisa de gratitud se dibujó en mi rostro, era él, la persona que me había devuelto la humanidad, el fiero Yugo, mi salvador.

—¡No puedo creerlo, eres... eres tú, Yugo!
¿C-cómo has estado? mal, por lo que veo, ¿qué te pasó, con quién peleaste?

—Tranquila, mis heridas han sanado ya, Alice, también me acuerdo de tí.

Él también me sonrió, ¡mi corazón se aceleró aún más! ¿qué era ese tipo de emoción? es como si hubiera esperado este momento toda mi vida, aquí, este presente, este momento es lo que más he anhelado por mucho tiempo, «Yugo, gracias... Yugo, muchas gracias por salvarme, a mí, a Mitsuko, y a mi querida Uriko. No, ¿así estará bien? ¡ay no lo sé!».

—Por favor, déjame solo, Alice. Maldición, no tengo tiempo para quedarme aquí... debo buscarlo...

¿Por qué está tan alterado? apenas si recobró la conciencia, ¿qué cosas le habrán pasado a mi pobre caballero?

—Yugo... ¿a quién estás buscando? ¿no me digas que a tu padre?

Me sobresalté. ¿Estaré escuchando bien? creí que él estaba... muerto. Me lo dijo, su padre había muerto a manos de Tylon, entonces... ¿a quién buscaba?
Me preocupaba que estuviera en un grave peligro, Yugo es de ese tipo de personas que se dejan llevar por sus sentimientos, muy impulsivo, rencoroso también. ¿Qué podremos hacer nosotras por él?
Lo dejé solo como me lo ordenó, hubiese querido despedirme de él como correspondía, y también agradecerle, quizás hablar un poco más con él, pero... estaba tan angustiado que yo no me atreví a preguntarle nada más, de todas formas, ¿era yo importante para él? no, definitivamente no, solo me rescató porque era su deber, nunca lo hizo porque sentía algo más profundo por mí, eso es decepcionante. Creo que... acabo de sentir una fuerte presión en el corazón, como si hubiera dejado de latir, me duele.