Shina
No tardé mucho en decifrar las posibles intenciones de mi padre para reunirse con aquella persona. No en vano me llaman "Maravilla", porque nunca sé cuándo detenerme.
Supuse que debía tratarse de una nueva misión de infiltrarse en otra corporación maligna, solo que esta vez mi padre se involucraría con la peor de todas; el resurgimiento de Tylon, una fabrica de Armas biológicas secreta, que realizaba todo tipo de actos inmorales y deshumanizaba a cada uno de sus conejillos de laboratorio.
Estaba orgullosa, implícitamente, de que mi progenitor consiguiera una misión de tal calibre, simplemente tenía una gran y difícil labor y seguramente necesitaría ayuda. Pero, ¿por qué no llevarme?
Es decir, si podría necesitar a alguien más adelante, ¿quién mejor que su propia aprendiz para cuidarle la espalda?
—Nada de esto tiene sentido para mí. Sencillamente no entiendo que haces ahí sin mí, Gado, pero...—caminaba frente a un tablero lleno de pistas y fotografías, junto a artículos del periódico en tachuelas.
—... Si no deseabas que me arriesgara, o simplemente deseabas ir por tu cuenta está vez, lo hubiera entendido—bajé la cabeza con tristeza y me tomé la cintura.
—Aún así, todo esto me indica otra cosa sobre mí, más bien, sobre mí pasado, lo que me conecta por ahora quizás son ellos—puse mi mano sobre las fotos de Ohgami, Nonomura y Jenny que se encontraban en el tablero, también como parte escencial de la investigación.
—Ustedes son lo más cercano a las respuestas del por qué soy así. Sí quiero saber por qué cambio de forma por las noches, y cómo controlar a esta bestia no me queda más opción que recurrir a tí.
Retiré la tachuela que sostenía la fotografía de Yugo y la tomé para observar más detalladamente.
Uriko
No podía creer que Shenlong escapara de esa manera. Yo era patética por no ser lo suficientemente fuerte para mantenerlo un poco más ahí. Con solo conectarme uno de sus golpes logró desactivar todos mis sentidos, causando un gran dolor en mi cuerpo.
—Dejará de doler pronto, hermanita, lo prometo—Alice curaba con ungüento mis moretones.
«Cómo se supone que salve a Kenji si en una pelea que apenas pude iniciar quedé así».
—Me ofende que tenga tu aspecto—dijo Yugo, de brazos cruzados, tratando de romper el hielo con mi maestro.
—Ja. A mí ni siquiera me importa qué aspecto tenga, pero quizás merezco esto por mis acciones pasadas—respondió Long.
—Vamos, ya perdónate a tí mismo. Realmente en estos momentos, es lo mejor que puedes hacer, Long—le dijo amistosamente Yugo, dándole una palmadita en el hombro.
—Sí, es cierto. Mientras más odio guardes hacia tí, menos podrás liberarte de esas mismas acciones pasadas—le sonrió Alice, una vez terminó de curar mis heridas fue a preparar algo de té.
Entonces escuchamos tocar desesperadamente la puerta de madera gruesa en la entrada de la vieja casa de Yugo.
—¡¿Quién podrá tocar de esa manera?!—exclamó Kong con disgusto.
—Quizás sea una emergencia—contesté mirando en esa dirección.
—¡Podría ser Kenji!—corrió Yugo esperanzado para abrirle a dicha persona.
Escuchamos en la entrada el sonido pesado de las bisagras y la puerta arrastrar. Seguido de la voz grave de una mujer.
—Hola.
—Ah, eres tú—contestó con desdén Yugo.
—¿Quién podrá ser?—pregunté ya que no alcanzaba a ver nada, mi maestro encogió los hombros e hizo un gesto de desinterés.
—¿Qué es lo que quieres?—añadió el lobo.
—Necesito tu ayuda. Sé que no es el mejor momento, pero realmente eres el único al que puedo acudir.
—Shina, ¿en serio esperas que te ayude después de negarte a ayudarme a encontrar a mi hermano y dejarme tirado en ese hospital?—le reclamó.
—Quizás es su novia—dijo con risas Long.
—Eso creo...—me reí también.
—¡No seas tan malagradecido, te dejé para que no murieras, imbécil!—le gritó.
—Bueno, calma...—escuché decir a él.
—¡Y lo de tu hermano, estoy aquí para ofrecerme a buscarlo!—lo sujetó de la camisa avanzando y golpeándolo contra la misma puerta.
—¿De verdad nos ayudarás?—se alegró él.
—Con una condición. Pero sí, espero que luego no te quejes, Ohgami—lo soltó.
—De acuerdo, bestia peligrosa, haremos un trato, pero quiero tus hermosas manos lejos de mí, ¿vale?—se reía tembloroso.
—No prometo nada.
—Ven, entra, te presento al equipo. Luego podrás hablarme de esa condición.
Escuchamos los pasos aproximarse. Hasta que pudimos visualizar a la chica, alta, rubia y muy intimidante. Con vestimenta ancha, pantalones abombados en las botas, camiseta oversize blanca y un cinturón negro de cuero muy rudo. También llevaba unos zapatos muy prácticos para cualquier terreno. Y pulseras en su muñeca izquierda. Ella, sin dudas era hermosa.
—Ella es Shina, va a ayudarnos a encontrar a Kenji—la presentó Yugo. Sé veía muy contento.
—¡Mucho gusto!—hizo una reverencia mi maestro para saludarla.
Justo antes de que Long pudiera decir algo más, Alice apareció con una bandeja en la que llevaba una tetera hirviendo, azúcar, cucharas y algunas tazas para servir. Pero al ver la escena, a ambos jóvenes parados juntos dejó caer todo, como si hubiera visto a un fantasma.
—¡Alice, déjame ayudarte!—exclamó Yugo.
—Tranquilo, yo puedo hacerlo, es mi culpa—decía muy apenada ella.
—¿Estás bien hermana?—le ayudé también a limpiar el desastre.
—Sí, eso creo, es solo que...—ella recogía todo agachada y se reverenciaba para disculparse, pero pude ver, cómo miraba a Shina, con tal odio y amargura, jamás la había visto de esa forma. Alice era muy amable y gentil, no parecía tener razones para guardarle resentimiento a alguien, pero realmente me asustó eso.
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Bloody Roar: revolution of Zoanthropes
FanficCinco años han pasado desde los trágicos acontecimientos en los que estuvieron implicados Yugo Ohgami, y unos cuantos conocidos. Trás la destrucción de Tylon, el protagonista decide adoptar a un niño desamparado, víctima de crueles experimentos y ll...