Un verano más, y ustedes no están

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El sonido del despertador solo sirvió para sacarlo de sus pensamientos, dormir después de su patrulla de los jueves no pareció una opción en su momento.

Se levanta lentamente, todo su cuerpo cruje por los movimientos ya que no hizo sus estiramientos habituales antes de acostarse, por lo que ahora se resigna a las consecuencias de esa acción.

No tiene prisa en salir de la habitación, es un día que siempre sus maridos y él toman libre, así que no hay mucho que hacer.

Sin controlarlo, su mirada oscura se desliza a la fecha que marca el despertador, se marca el 01 de julio de 2xxx y no puede evitar la ola de amargura y tristeza que lo invaden, provocando que la comisura de sus labios se tense en una línea recta.

Decir que el tiempo suele ayudar a "sanar", a "aprender" y a "soltar" es solo una creencia de mierda que no aplica a situaciones como esta. Esta bien, perfecto que el tiempo funcione para los demás y que calme el dolor e incluso lo sane, pero para Shouta, el tiempo que transcurre solo es un recordatorio constante de lo que ha perdido y que se siente lejos de recuperar.

El 01 de julio fue el día que más amaría, y el que más lo lastimaría. Cada día es un recordatorio constante de sus fallas y deficiencias, pero específicamente en este día todo se vuelve más difícil de llevar.

Recordar como los días se convirtieron en semanas, esas semanas en meses y esos meses en años, solo dejan huellas amargas plasmadas en los retazos deslichados de su alma.

"¿Shou? ¿Gatito?" Su letargo termina tan rápido como había empezado, y sus ojos se encuentran con una mirada verde lima familiar. "Hey, bebé, ¿quieres bajar a desayunar con nosotros o lo harás después?" No hay un tono condescendiente ni de la lástima en la pregunta, solo un entendimiento tácito y delicado como las caricias de una pluma.

"Bajaré", responde en voz baja y carente de emociones, sin estar preparado para este día (nunca lo está, los recuerdos amenazan con dejarlo en cama una vez más).

"Bien, gatito, te esperamos abajo", Hizashi no entra en la habitación y no invade su espacio, por lo cual Shouta está agradecido (no quiere aún que nadie entre en su espacio personal, necesita un momento, un respiro para poder soportar el día). El rubio se va en silencio, dejando a Shouta una vez más en la soledad de la habitación, pero ahora, con un objetivo a corto plazo, es capaz de moverse finalmente del lugar en el que estuvo quieto desde que se había levantado.

[...]

Hizashi volvió al comedor, con suave gracia toma asiento al lado de Oboro, dejando el otro lado de la mesa libre (porque Shouta necesita iniciar el contacto primero y dar el permiso para que Oboro y Hizashi puedan entrar en su espacio personal, porque Shouta necesita obtener un poco de control en lo que hace en su vida, mantener todo en control porque 'no tuvo el control ese 1ero de julio y eso casi mata a Shouta').

"Hey, sunshine", Hizashi tararea en respuesta, sin apartar la mirada de un punto muerto en la mesa. Los dedos familiares se deslizan y toman su muñeca con delicadeza, trazando caricias en la piel.

"Han pasado ocho años", susurra Hizashi, y su voz refleja el dolor y cansancio que nunca se van, más sin embargo suele ocultar bajo su actitud del héroe Present Mic.

"Si, ha pasado bastante tiempo", está de acuerdo su marido, quién no interrumpe el masaje que le está proporcionando a su muñeca. "A veces... A veces me pregunto si algún día los encontraremos", susurra Oboro con dolor amargo, diciendo sus pensamientos como si fueran una especie de pecado. "Tengo miedo, Zashi, ha pasado tanto tiempo y a veces pienso..." Las palabras mueren en la boca de Oboro, quién ha dejado de masajear la muñeca de Hizashi y a cambio la aprieta con fuerza, todo en un intento de mantenerse conectado a tierra. "A veces, creo que en realidad solo se han ido".

Un Camino que me Lleve a (Ti) Ellos [BNHA] [A/B/O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora