La Isla Marea Púrpura, a pesar de ese nombre sus aguas eran tan claras como el cielo y sus árboles varían tanto en tonos de verde como en tamaños. Se le dió el nombre debido a que las plantas moradas llamadas Purpúreas eran abundantes y sus hojas a veces llegaban volando por el viento al mar, de ahí su nombre.
Los jinetes y dragones llegaron sin ningún inconveniente. Aterrizaron sobre la blanca arena y desmontaron sus sillas para que los dragones pudieran estirarse mejor.
-De acuerdo, pandilla. Esto es lo que vamos a hacer.- Hicca tomó una rama que estaba cerca suyo y comenzó a hacer un dibujo en la arena.- Ésta es la isla en la que se ha visto un Furia Nocturna. Patán y los gemelos irán a tomar el lado norte.
-¡Genial!- ambos gemelos chocaron sus cabezas y Patán veía a su prima con una mirada de súplica; ya que al parecer su enamoramiento se había esfumado completamente.
-Patapez, tu y Albóndiga irán al lado oeste, ¿ahí fue dónde lo vieron?
-Sí, veremos si podemos encontrarlo de nuevo en esa zona.- hizo un saludo militar.
-Astrid y Eret.- tuvo que aguantar la risa al ver la mirada asesina que Astrid le mandaba.- Ustedes revisen el lado sur. Eret, confiamos en tus habilidades de trampero, pero necesitamos asegurarle que no somos el enemigo. Solo necesitan rastrearlo.
-Si, jefa.- hizo una pequeña reverencia.
-Chimuelo y yo revisaremos el lado este. En caso de que lo lleguemos a ver solo lancen una bola de fuego al cielo. Solo si lo llegan a ver.- volvió a repetir viendo seriamente al trío maravilla que había asignado como equipo.
-¿Tan poca fe tienes en nosotros?- Brutacio preguntó haciéndose el ofendido, más el silencio fue su única respuesta.
-Vayan.- dió la órden y todos se dispersaron a sus destinos.
Hicca y Chimuelo fueron al lado este de la isla y se encontraban caminando admirando la naturaleza a la vez que seguían con su búsqueda. Notó a su dragón nuevamente callado y notaba que su cuerpo estaba tenso como cuando estaban a punto de llegar.
Y que buena prometida que era porque decidió acercarse por detrás, aprovechando que estaba distraído, y se pegó a su oreja soltando un silencioso "boo". Chimuelo claramente no estaba prestando atención y pegó un brinco cuando escuchó eso de la nada. Su susto pasó a enojo al ver a su jinete casi doblándose por la risa y luego se convirtió en burla cuando pasó su cola por debajo de ella y la hizo caer de sentón al suelo; ahora él siendo el que se estaba riendo de su broma.
-Jaja, muy gracioso.- dijo ella levantándose y limpiando su armadura de la tierra.
-En mi defensa, tú empezaste.- respondió sacudiendo sus hombros y lamió su cara a modo de venganza.
-¡Chimuelo, ya sabes que eso no se quita!- le regañó tratando de quitarse toda la baba.
El Furia Nocturna rió al ver la adorabilidad de su novia y ambos retomaron su camino después de que la chica había logrado quitarse parte de la viscosidad en su cara.
Y vaya que era un silencio bastante incómodo.
Ambos no estaban conformes con aquel ambiente y sentían que debían romper el silencio, pero el problema era que no estaban del todo seguros de cómo debían hacerlo; aparte de que necesitaban estar alertas para el Furia Nocturna.
Chimuelo fue quien no aguantó y terminó por sacar un tema de conversación. Y cómo iba a lamentarlo después, pero las palabras ya habían salido de su boca cuando menos se lo esperó.
-Así que... Comprometidos.- dijo con una sonrisa nerviosa e Hicca casi se volvió a caer debido a que la tomó por sorpresa.
-Um, sí. Supongo que lo estamos.- respondió rascándose la cabeza.- ¿Por qué? ¿Te estás echando para atrás?- preguntó burlona.
-Pfft, no, no. Un Furia Nocturna, y mucho menos un alfa, sale corriendo.- comentó orgulloso, e internamente alegre de que Hicca comience con las bromas.- A lo que me refiero es que, bueno... ¿La gente no espera qué..? Ya sabes.
-¿Nos casemos?
-Eso mismo.
-Mmm...- se lo pensó un poco y Chimuelo la ayudó a subir a un tronco para poder pasar.- Supongo que eso es lo que quieren. Digo, hubieras visto a mi mamá cuando se lo comenté. Bocón y Astrid ya me amenazaron con darle sobrinos.- rió un poco.
-Vaya, sin presiones.- comentó sarcástico.- ¿Pero tú realmente quieres eso? Casarnos.- preguntó realmente no sabiendo cómo continuar con la conversación, pero sentía que era un tema del que tenían que hablar.
Desde que ambos asumieron sus roles de jefes y alfas las cosas no habían sido del todo color de rosa. Hubo unos días en el que ellos estaban tan metidos en sus deberes que ni siquiera tenían tiempo para ver al otro; y sin contar que ahora se dedicaban a viajar de isla en isla en busca de dragones atrapados para liberarlos y traerlos a Berk para crear una utopía.
Pero esa es otra historia.
El punto de la conversación era: si realmente se casaban, ¿habría siquiera amor en esa relación?
¿Y qué hay de sus hijos? Si es que siquiera lograban tener uno, podrían crecer con padres ausentes debido a sus deberes.
-Yo... Yo enserio quiero casarme contigo, Kreston.- habló Hicca con total sinceridad y paró en seco para afirmar su punto.- Y creo que puedo ver lo que te preocupa. Créeme, yo también tengo miedo, pero te aseguro que nada me haría más feliz que pasar el resto de mi vida junto a mi familia.- sonrió repitiendo la palabra con la que Chimuelo la había descrito.- Solo creo que necesitamos, uhm, tiempo.
-Sí, sí, tienes razón. Disculpa, que haya tocado el tema pero-
Sus palabras murieron al escuchar algo a la distancia. Una mirada rápida a Hicca le hizo darse cuenta de que también lo había escuchado y estaba alerta. Se colocó en una posición de defensa y ella sacó su espada tocando espaldas en busca del origen del ruido.
Solo se escuchaba el sonido de las hojas y que algo pasaba a toda velocidad alrededor de ellos. Chimuelo volvió a ver hacia su derecha y sus ojos se abrieron en grande mientras sentía que su respiración se cortó ante lo que presenciaba.
-Hicca...- llamó su nombre suavemente con un hilo de voz.
La mencionada volteó a ver a aquella dirección y de forma inmediata tuvo la misma reacción que su dragón ante lo que ambos presenciaron.
Escamas tan negras como la noche, ojos violetas, y un bastardo del rayo y la muerte misma.
Una Furia Nocturna.
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The Moon's Miracle
FanfictionBerk había vuelto a ganar, pero el precio a pagar fue la vida de un jefe y la sucesión de los tronos por parte de la Entrenadora de Dragones y su Furia Nocturna. Pero antes de que puedan procesar el duelo del todo, ¿quién es ese misterioso dragón qu...