El erizo... - narraba un equidna rojo antropomórfico - Él es la clave de todo. Él es la razón por la que investigo los lugares más desolados de la galaxia. Y él es mi única oportunidad de restaurar lo que se perdió.
El último miembro de la tribu Equidna, Knuckles, se encontraba en una misteriosa isla donde un volcán activo haría explosión dentro de muy poco.
Este era un equidna rojo con guantes de boxeo blancos, ojos rosas, zapatos rojos con una línea amarilla en medio y suela blanca, así como un par de medias verdes.
El equidna salió por medio de un anillo portal, y fruncía el ceño, puesto que el último lugar en el que estuvo no contaba con la presencia del erizo que estaba buscando.
Dicen que mi gente solía cazar en grupos... Pero solo o no, sé que puedo encontrarlo.
Pronto, Knuckles comenzó a escalar una montaña, ya que sus nudillos eran lo suficientemente grandes y puntiagudos como para permitirle escalar hasta la cima.
Mi caza debe ser rápida... Tan rápida como dicen que él es. Pero nada puede huir una vez que lo encuentro.
Sin embargo, cuando el equidna llegó arriba, el volcán hizo erupción, y el temblor ocasionó que el pelirrojo cayera por un barranco.
Knuckles se golpeó múltiples veces con varias rocas, quedando muy débil y herido en el suelo.
Tal vez nadie pueda sobrevivir aquí. Ni cazadores... ni la escoria carroñera que le da mala fama a mi especie.
De pronto, un portal se abrió detrás del equidna. Del mismo, salieron dos tipos que parecían ser una especie rara de centinelas.
Estos hablaron un idioma muy extraño, pero que al parecer Knuckles podía entender. Se dirigieron hacia el equidna, amarraron su manos con una especie de red eléctrica y se lo llevaron al mismo por el portal del que salieron.
- ¿A dónde... creen... que me llevan? - cuestionó el equidna molesto, aunque aún se sentía adolorido por la caída de antes
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En un casino nocturno bastante lujoso, convenientemente llamado Casino Night, se encontraban varios animales antropomórficos de alrededor de todo el universo.
Por mencionar algunos, habían cerdos, conejos, ardillas, gatos... También había un cocodrilo verde con audífonos y una cadena en el cuello en la mesa de apuestas. Junto a él, se encontraba un camaleón morado con nariz amarilla y una abeja con un casco negro y vestimenta naranja.
En este mismo casino, había una arena de batalla, donde se encontraba Knuckles encadenando en ambas manos.
- Bienvenidos, jugadores, a su Casino Night... ¡Donde todos están en su zona de suerte! - anunció el presentador del combate - ¡Y qué juego tenemos para apostar esta noche! ¡El evento principal está por comenzar en la arena!
Al oír esto, casi que todos los que habían asistido al casino esa misma noche corrieron a toda velocidad hacia la arena de batalla para presenciar el combate.
Por supuesto, todos también comenzaron a apostar, algunos por Knuckles, quien solo miraba alrededor con el ceño fruncido y casi que soltando humo por la nariz; mientras que otros apostaban por el campeón del lugar.
- Nuestro retador es una especie rara... - anunció el presentador - ¡Nada más que el último de los Equidnas!
Pronto, a ver el combate también se unieron el cocodrilo, el camaleón y la abeja de antes, con la abeja sosteniéndose de un barandal para ver el combate, puesto que era muy bajo.
- ¡Lo van a hacer trizas! - exclamó la abeja con entusiasmo, extrañamente
- O, definitivamente lo van a aplastar - añadió el cocodrilo con una sonrisa
- Diría que tiene oportunidad... pero mentir se me da fatal - añadió el camaleón, aunque este mantenía una postura y expresión serias
Por su parte, Knuckles intentaba soltarse de las cadenas en sus manos, pero todo esfuerzo para ellos era inútil.
- Si soy el retador, ¡¿Quién es el campeón?! - preguntó el equidna con furia
De pronto, una puerta se abrió, y de esta salió un gigantesco cangrejo de dos cabezas y cuatro pinzas. El mismo tenía ojos verdes que brillaban, así como una robusta armadura de color verde.
Para que se hagan una idea de que tan grande era esta monstruosidad: es como tomar tu estatura y multiplicarla una 20 o 30 veces.
Sip, así de grande.
- ¡Hagan sus apuestas! - gritó el presentador del combate
- Olvídenlo. Está muerto - se corrigió el camaleón, ahora sonriendo un poco de lado
El cangrejo dirigió una de sus punzas directo al equidna, pero este esquivó el ataque en el último segundo. Lo malo es que el cangrejo había agarrado las cadenas de Knuckles, pero este intentó jalarlas para poder arrancarlas de sus manos y así poder pelear como es debido.
- Grrrr... ¡No tengo tiempo para esto! - gritó Knuckles con rabia
De pronto, el cangrejo comenzó a elevar al equidna, hasta tenerlo frente a frente con sus dos cabezas, las cuales usaron los tentáculos que tenían en frente para intentar agarrar a Knuckles, el cual solo pateaba al aire para alejar al cangrejo.
A este punto, a Knuckles se la había agotado la paciencia, y estaba tan molesto que algo de electricidad proveniente de su puños se desbordó y terminó rompiendo sus cadenas
- ¡¿Quieres un pedazo de mi?! ¡¡PUES ABRE GRANDE!!
La electricidad de su super fuerza comenzó a recorrer su cuerpo, y el mismo estaba listo para darle a aquel gigantesco cangrejo la paliza de su vida.
Lo primero que hizo tras por fin liberarse de sus cadenas fue cargar algo de electricidad en un puño, y con el mismo, le dio un golpe tan fuerte al cangrejo en una de sus pinzas que lo terminó enviando hacia atrás.
Acto seguido, Knuckles aterrizó sobre la arena, pero luego saltó en el aire y planeo hasta una de las cabezas del cangrejo, la cual golpeó una, luego otra, luego otra, después otra, y luego otra, luego otra vez.
Eventualmente, la bestia cayó al suelo, pero justo cuando Knuckles aterrizó de nuevo, la otra cabeza le rugió al equidna.
Sin embargo, este solo sonrió engreídamente, cargó electricidad en su puño nuevamente y noqueó la otra cabeza de un solo golpe, haciendo que la bestia cayera derrotada.
El camaleón, la abeja y el cocodrilo se quedaron completamente boquiabiertos y estupefactos al ver que Knuckles terminó ganando y derrotando a una bestia mucho más grande que él.
Knuckles, por su parte, sonrió victorioso, pero no estaba satisfecho. Aunque a este punto no le sorprendía, después de todo, nunca estaba satisfecho.
Se sintió bien vencer a la bestia. Siempre se siente bien. Pero la victoria que quería aún está fuera de mi alcance.
El premio de Knuckles por vencer a aquella bestia fue una bolsa repleta de anillos portal, lo cual para otros podría ser un premio tonto y absurdo, pero para Knuckles, era el festín ideal.
Después de todo, era un cazador, y aún tenía que atrapar a una presa azul con super velocidad.
Pronto, el equidna se acercó a los sujetos que lo habían llevado hasta allí, aún con una sonrisa victoriosa plasmada en su rostro.
Si realmente voy a capturar a mi presa, tal vez deba traicionar mis propios instintos. Porque este es el único trabajo que tal vez no pueda hacer solo.
- Señores - le habló Knuckles a los soldados, mientras les mostraba la bolsa de anillos - Son hábiles para encontrar cosas. Vengan conmigo. Estoy buscando algo... Algo rápido
Los soldados se miraron entre sí por un momento algo confundidos, pero eventualmente volvieron a ver a Knuckles y asintieron, decididos a ayudarle.
FIN...?
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Sonic: Deja Tu Marca
FanficViviendo en Bahía Yeguamar, ¡nuestros Pony BESTIES se están divirtiendo mucho juntos! Y con Sonic allí, ¡la aventura está garantizada!