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**Narrador en primera persona** (Maggie)

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**Narrador en primera persona** (Maggie)

Habían pasado varios días desde que logramos instalarnos en Pacífica, Louis ya se sentía más confiado con los niños de su edad, sin embargo, cada vez que podía, me preguntaba por Thomas.

Realmente no tenía respuesta que darle, intentaba evitar el cuestionamiento, pero sentía que me partía en dos cuando veía sus ojitos decaídos al no obtener palabras que lo reconforten.

En fin, hoy justamente, nos vinieron a visitar Roberta, Doc y George, estaban en busca del guardaespaldas del último mencionado. Se sospechaba que él había sido participe y/o el protagonista del ataque en Altura.

Este día hubo un revuelo por eso también, querían quitar a todos los Zs del pueblo, la verdad que yo prefería hacer caso omiso a esto, por suerte no tengo a nadie en esa situación pero eso no quita que sigan siendo personas.

A su vez, contaba con mi día libre de quehaceres en la comunidad, por lo tanto, decidí llevar a Louis y Olivia a la biblioteca del lugar, amaban estar ahí y que leamos libros los tres.  También les hacía olvidar un poco la ausencia de su padre.

— Entonces... el mago sacó su varita y apuntó al malvado, recitó un hechizo que sabía que lo vencería y así fue. Pudo con él y por fin logró llegar al castillo donde estaba su amada. Y así... — Lou interrumpió mi lectura.

— ¿Vivieron felices por siempre? — Preguntó emocionado. Asentí con una sonrisa y él festejó haciendo que Olí riera. — Mami... ¿Nosotros también tendremos nuestro felices por siempre? — Dijo luego de unos minutos.

— ¿A qué te refieres, amor? Estamos felices ahora. — Lo invité a sentarse en mis piernas, a lo que aceptó.

— Si... pero papá no está con nosotros. ¿Él no era feliz? — Suspiré antes de responder e hice una sonrisa algo forzada.

— Papá siempre es feliz si se trata de ustedes, y... ya te comenté... él está ocupado y cuando logré estar sin tanto trabajo, vendrá.

— Pero ya pasó mucho... tal vez se olvidó... ¿Y si vamos? Eso le va a hacer feliz. — Me miró poniéndome esos ojitos que tanto me matan de ternura.

— Está bien mi príncipe... cuando venga el tío Louis, en unos días, le diremos que nos lleve. — Accedí. No quería hacerlo, pero habían pasado demasiados días desde que habían visto a su padre, quería creer que Thomas realmente estaba ocupado y no que, por estar mal conmigo, también haya dejado a sus hijos.

Íbamos a agarrar otro libro pero vi como llegó Simón con una cajita en sus manos.

— Hey... ¿Cómo andan? — Le sonreí.

— Todo bien... ¿Y vos, qué traes ahí?

— Pues... ya que han pasado muchos días acá, creo que es hora de registrarlos en el árbol de Pacífica. — Louis rápidamente se paró, desde que nos mostraron aquel mural que había donde se resguardaban los habitantes, él quería estar ahí, así que entendía el sentimiento de mi hijo.

Seguimos a mi amigo que iba charlando con el pequeño sobre cómo y con qué colores escribir su nombre, Olivia y yo íbamos a unos metros más atrás con el carrito.

Al llegar al lugar, mi niña comenzó a pedir que la alimente, por lo que me paré un poco lejos, con la menor prendida de mi pecho, pero viendo lo que hacían los dos chicos en la pared.

Simón le iba dictando letra por letra, así como se la "dibujaba" en el aire, lo ayudaba mucho. Y así, como pudo Louis colocó su nombre, a su vez el de su hermana y el mío.

Una vez finalizado ese momento, oímos una explosión, que nos hizo tambalear y agacharnos.

— ¿Qué fue eso? — Murmuró Simón. De repente, en la radio que Kaya me había dado por si surgía una emergencia, comenzó a oírse su voz.

"Mayday, mayday, están atacando la biblioteca. Auxilio." — Nosotros nos alarmamos al oír aquello.

— Mierda, vamos. Los sacaré de aquí. — Simón alzó a Lou. Asentí a sus órdenes y coloqué a Olí en su cochecito.

Una vez que logramos salir, nos reencontramos con otros heridos, fallecidos y algunos Zs de los viejos. Cuando conseguimos estar "a salvo", Simón volvió a entrar.

Ojalá logre encontrarla.

— Mami... — Lou señaló detrás de mi espalda, sin embargo no tuve tiempo de darme la vuelta por lo que me sorprendió cuando sentí como algo cayó encima de mi.

Supe inmediatamente qué era al oír sus gruñidos, me movía intentando que no me muerda pero no tenía posibilidad de darme la vuelta o agarrar mi cuchillo.

Por unos segundos tuve miedo, hasta que sentí como dejaba de gruñir y el sonido de un disparo a la vez, cuando pude quitármelo, observé a mis alrededores hasta detener la mirada en mi hijo que tenía mi arma y estaba temblando.

— Mami... ¿Estás bien? — rápidamente me paré y abracé a mi pequeño, sacándole la pistola en el proceso.

— Si, mi amor. Todo esta bien. ¿Vos, te encontras bien? — Asintió. Agarré su rostro para examinarlo.

— Sé que papá y vos no querían que dispare... pero casi te muerde. — El niño empezó a sollozar.

— Lo sé bebé. Esta bien, no estoy enojada. Hiciste lo correcto. — Le di un beso en su frente.

Ya todo el ambiente estaba más tranquilo, por lo que opté por buscar a las personas que conocía. Caminando por esos lugares, vimos a más cadaveres y heridos. Realmente se había vuelto un caos en cuestión de minutos.

— ¿Están bien? — Un George preocupado se nos acercó, asentí con rapidez.

— Si, Simón nos logró salvar. — Nuestra charla se vio interrumpida por la llegada de más habitantes de Pacífica.

Estas hablaban en contra de los talkers y le otorgaban culpa de lo ocurrido. La realidad es que no se sabía qué había pasado, podría haber sido Dante como cualquier persona, pero el problema era descubrir quién había sido y que el único sospechoso era él.

Sin aviso previo, llegaron unos vehículos que fueron identificados como propiedad de Altura, por un segundo creíamos que venían a rescatar a las personas de Pacífica, lo cual era cierto, aunque el detalle era que solamente a humanos.

Por mi parte, no tenía miedo de los talkers por lo que quería quedarme, sin embargo, Warren se me acercó para charlar.

— Lo ideal sería que vayas. Los primeros ataques sucedieron allá, si queremos saber quién está detrás de todo esto, necesitamos a alguien dentro. — Accedí con facilidad, órdenes son órdenes. — Y sé que buscaste venir acá para alejarte de 10k, pero ahora sus problemas deben quedar a un costado. No te olvides que tienen niños que podrían salir perjudicados.— Asentí lentamente.

Ella realmente era como mi guía, alguien especial para mi, por lo que me era casi imposible contradecirla. La abracé y subí al vehículo, junto con mis hijos, así como con Kaya y su familia.

Solo nos queda esperar a llegar a Altura.

Solo nos queda esperar a llegar a Altura

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 𝙵𝚊𝚖𝚒𝚕𝚢 𝟻 | Z Nation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora