la muerte no siempre es el final, las personas suelen aferrarse a algo, o a alguien. Él se aferró a su casa, en ella guardaba mil recuerdos... hasta que llegó ella.
el talento en su voz lo llevo a una ligera obsesión, hasta que le propuso un trato e...
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• Arthur •
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Narra beatríz.
Mis padres me vendieron descaradamente a un productor de teatro para casarme con su hijo, un joven de mi edad.
Y como el buen matrimonio arreglado que éramos, nos odiabamos. Éramos unos niños que apenas sabiamos comportarnos como adultos.
Yo entendía totalmente lo que él sentía, él quería regresar a Inglaterra y vivir allá, casarse y tener una finca. Y yo quería cantar, recorrer el mundo siendo reconocida y admirada, alabada y aclamada por los demás. Pero nuestros padres nos habían arruinado nuestros sueños comprometiéndonos con el otro.
No compartiamos lecho, cada quien dormía en su habitación, nos negabamos a tocar o ser tocados por el otro. Nuestras madres nos preguntaban porque no habíamos encargado si ya llevábamos tiempo casados, nosotros solo negabamos ante tal indiscreción.
Pero decían por ahí que del odio nace el amor... O de los celos. No voy a negar que yo tarde más en enamorarme de el.
Uno de sus amigos que casi diario venía a nuestra casa, era coqueto y conocido por su fama con las mujeres, Arthur y él era amigos desde niños.
Comenzó a cortejarme descaradamente delante de "mi esposo" no sé si fueron sus celos, su orgullo o su honor o mi honor.
Yo estaba leyendo en la biblioteca, cuando su amigo entro.
-se que no amas a Arthur- me susurro.
-no te incumbe en lo más mínimo la relación con mi esposo- seguí leyendo.
-apuesto a qué aún eres señorita- lo mire molesta.
