la muerte no siempre es el final, las personas suelen aferrarse a algo, o a alguien. Él se aferró a su casa, en ella guardaba mil recuerdos... hasta que llegó ella.
el talento en su voz lo llevo a una ligera obsesión, hasta que le propuso un trato e...
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• Emily •
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Narra Thomas.
Estaba trabajando, mi esposa aunque bella, siempre era indiferente.
Nos casamos porque ella se había encaprichado conmigo y yo estaba encantado con ella... Pero solo era eso un capricho, algo más que ella quería tener.
Teníamos un hijo, pero estaba enfermo, tenía un soplo en el corazón, eso fue lo que la desencadenó, su locura y obsesión... Creía ser amado, creí ser amado durante 12 años, creí tener una esposa que cada tarde me esperaba con mi hijo en la entrada de la finca y me saludaba alegre de que llegara... Así fue por 12 años.
Entonces Richard murió, mi mundo comenzó a desmoronarse y ella se volvió totalmente ajena a mi, comenzamos a dormir en camas separadas.
Al principio no reclamé nada, cada quien estaba llevando su duelo... Paso el tiempo y ella apenas me hablaba.
-emily- entre a su habitación, llevaba solo un camisón con su pelo suelto... Siendo naturalmente hermosa.
-¿Que haces aquí Thomas?- pregunto cubriendo si fino cuerpo.
-necesito a mi esposa- quite la sábana.
-no- me miró apenada.
-necesito tus besos, tus caricias, tu piel, tu cuerpo... Tus ruidos mientras te doy placer- se sonrojo.
-hoy no Thomas- intento alejarse pero la frente.
-ambos tenemos necesidades... Y tú eres la mía en estos momentos- la pegue a mi cuerpo.
-¡He dicho que no!- intento zafarse.
-¡Eres mi esposa tengo derecho!- subí mi tono -¡Vuelve a dormir conmigo al menos!- afloje mi agarre y se zafo.