;; 16, run

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narrador !


La emoción del chico estaba creciendo a medida que las horas pasaban, cuando cayo la noche, sus nervios eran quienes tomaban rumbos distintos, se aseguro que su vestimenta fuera perfecta y bien vista ante el espejo que era el que jamás metía para luego dirigirse a la casa de Athena.

Al estar al frente de la casa de la antes mencionada bajo del auto y cerro la puerta para rodearlo, camino hacia la puerta y toco el timbre esperando a que abrieran de manera paciente.

Una espera que para el era eterna, porque los nervios lo estaban matando.

Sus manos estaban sudando frío y las restrego entre si para calmar un poco sus nervios, sin embargo, saco un pequeño pañuelo blanco para secarlas, no quería que si la chica llegase a tocar una de ella se impregnara su aroma, o al menos el del sudor.

Por fin la puerta fue abierta, dejando ver la imagen de la morocha quien portaba una sonrisa perfecta y un brillo en sus ojos. Su vestimenta era sencilla, pero resaltaba. Un vestido blanco hasta las rodillas acomapañado de una chaqueta de cuero y unas botas negras.

El santafesino la miro de pies a cabeza tragando grueso por lo bonita que se veía, mientras que el esta usando gorra de noche solo porque queria mantener su facha. 

─ Te ves bien. ─ halagó, soltando una risa nerviosa al final.

─ Tu igual ─ le devolvió el halago mientras cerraba la puerta de su hogar con llave.─  ¿no sabes que es de mala suerte usar gorras de noche? ─ se burló haciendo que las mejillas del contrario se sonrojaran.

Athena volvió a reír por su mismo comentario, haciendo que el pensara una vez mas que su risa era lo que quería escuchar toda la vida.

─ Para mi cualquier momento es perfecto para usar gorra. ─ rió haciendo que sus ojos se achinaran haciendo el sonrojo mas visible.

La noche estaba tranquila, la única luz que daba ahí eran la de los focos, el cielo estaba repleto de estrellas que solamente le brindaban destellos al cielo en pocas magnitudes.

Iván se dirigió a pasos lentos hacia la puerta que daba para el asiento del copiloto abriendo esta de manera sutil, dándole una mirada a la chica por sus hombros con una sonrisa coqueta. Era tímido, pero esta noche trataría de no serlo.

─ Eres una princesa, hay que tratarte como tal. ─ le dijo naturalmente para señalar el asiento con su mano libre en señal de que se adentrara.

─ Muchas gracias, señorito Iván. ─ le siguió el juego adentrándose al auto sonriéndole ya estando sentada.

─ A tus ordenes, bella dama. ─ tomó su mano para besarla.

Subió un poco la mirada topándose con el rostro sorprendido de la morocha y sus mejillas color carmesí. Parecía esta un estado de shock por las acciones del mas alto, eso hacia que su corazón latiera, cada una de las cosas.

Sin mas, se alejo lentamente de ella y cerro la puerta para que en un minuto llegara al otro lado, se propuso a prender el auto y comenzar a manejarlo. 

Pasaron quince minutos y el coche se detuvo al frente de lo que parecía un restaurante rustico pero con toques elegantosos. Estaba básicamente al criterio de ambas clases. Tenia muchos bordados con madera, amarronados en conjunto y unas luces extravagantes.

─ Espero te guste, es un lugar a donde vengo seguido con amigos. ─ sonrió cálidamente. 

─ Me encanta. ─ fue lo único que respondió para adentrarse al restaurante. 

peace ; spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora