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Mary es feliz, Mary es feliz, pero ¿qué es lo que ocultan tan deshonestas palabras?
Yaciendo alejados de la comprensión, qué tardía se asienta en el juicio.
Dónde la hora esperada concede favorables obsequios a los pacientes.
Mi Yuri se ha ido, pero sé que cuando mi mente desvaria, soy capaz de sentir su sombra apoyada en mis estrepitosas decisiones, susurrando su descontento, moviendo la cabeza en negación.
Ésta severa tristeza arriva sin previo aviso, por ello su ausencia, y junto a ella el resto de mi cordura.
¿Será que la desdicha nos hace más humanos?
Nada más que fragmentos de mi sentido sedientos por liberarse.
Corriendo un maratón sin nadie más alrededor, ni siquiera una causa motivante.
El cielo es azul, pero, ¿desde cuándo lo ha sido?
Hay ocasiones en las que la respuesta atraviesa la cuestión, y sólo así nace primero.
Mis ojos inocentes no lo son, el motivo de mi tristeza descansa en el hecho de no saber cuándo fué que permití que ésto ocurriera.
Yo no soy, pero al mismo tiempo soy.
Ayer estabas aquí, pero no hoy.
Solías despedirte al caer la noche, pero en ésta ocasión decidiste irte junto al atardecer.
Nunca lo sabré si de tus labios no emerge un te amo, no lo sabré, aunque lo sepa cómo tal.
¿Sabes?, las palabras pierden sentido cuando son inexistentes, cuando no se pronuncian a tiempo.
Mi mente divaga por todos lados, quiero ser feliz, y decirlo.
Necesito practicar el pretender más a menudo, tal vez podría creerlo igual.
Quisiera no poder esperar.
La vida es difícil de comprender, y si me llegase a comprender yo misma, ¿los demás podrían hacerlo?
El todo y la nada absoluta colisionan y nace mi mente.
Estás en todos lados.
Me he acostumbrado al indiferente actuar mutuo.
Nadie es empático, así que ¿por qué intentarlo?
Hay un poco de tí en cada centímetro de mi vaga y desdichada existencia. Si lo hubieses sabido, ¿te habrías ido igual?
Me duele la vida y ya no estás, no lloro por qué nunca antes hubo algo cercano a la necesidad repentina.
Creí conocer la soledad cuando él me devastó el corazón con su honestidad, no estoy lista para afrontar al mundo y sus contradicciones. Qué trágico, no puedo comer y reír, me hace mal el atardecer, pero eso ya lo sabes bien.
Continúo extraviándome entre el deber y la emoción, el incentivo y la consciencia. El silencio es tan fuerte que me asusta el poder volver a escuchar.
A veces lloro internamente, pero Yuri, ésta soy yo intentando comprender la ausencia.
Te espero en el mismo sitio, con mi cámara en las manos, aguardando tu llegada al atardecer.

mary is happy, mary is happy, película

de violetas y pesadumbres náufragasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora