sólo sábado'

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No es más un poemario, sucede que dejó de serlo en el momento en el qué ser adulto se tornó voluntad, una que tantas veces negué.
Sucede también que los impactos de vida no siempre son perceptibles.
Sin embargo, logran su cometido, hieren o causan regocijo, pero siempre te hacen sentir.
Nunca he tenido un extremo interés por retratar mi vida en alguna superficie legible, o bueno, puede que sea una mentira, como tantas que he dicho ya.
Mayormente las uso para dar validez a mi irrelevante intento por vivir.
También para conseguir el ser alguien que patéticamente tan sólo es un anhelo de mi imaginación.
Cuando era pequeña intenté llenar los diarios con fábulas emergentes productos de mi infancia, aunque solía renunciar bastante pronto a ello.
Pero ahora es distinto, me encanta escribir, me encanta leer a otras mujeres también.
Me encanta saber el porqué y el dónde que nos individualiza.
Y aquello que nos vincula siendo seres estacionados en distintos puntos de tan contradictoria existencia.
Aprecio saber que no estoy sola.
El desorden de mi desahogo es real, soy una mujer desapegada de las costumbres.
Pero me tranquiliza pensar que mi ausencia es causante de estruendos.
Habitar los vacíos, ser parte del eco en la memoria de completos extraños. Pasar desapercibida es un hábito inevitable que parece gozar de independencia.
Como dije, ahora escribir es una vía de escape al más allá en cualquiera de sus tiempos y circunstancias.
Un instante de encuentro cuando mi andar es inestable.
A veces garabateo por qué siento relajante el desentenderse de un presente que aniquila.
Me agrada la nostalgia, más tengo límites, prefiero el clima frío y un cielo nublado, probablemente una lluvia tenue que haga florecer y me permita divagar en la soledad y el silencio.
Quiero que sepas que no sé conversar, no sé mirar a los ojos, mis amores marchitan pronto y a veces no deseo ser vista, pero en ocasiones necesito de abrazos que me avergüenza pedir.
Suelo recordar decisiones trágicas, colecciono vivencias que no me pertenecen para revivirlas una y otra vez, sueño con frecuencia una vida sedentaria y mucha poesía para disipar la somnolencia de un día común.

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de violetas y pesadumbres náufragasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora