té oolong'

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Un sentir común.
Acostumbrada a despedir el solitario atardecer. Sin hablar, sin postergar, sin discutir, sin llamar la atención.
Mientras que yo, huyo aceptando un lugar voluntariamente desplazado. Sólo enmudeciendo, paralizando mi andar.
Los incapaces de empatizar lo hacen parecer todo más sencillo de lo que es.
¿Qué sentido tiene el respirar?
Cuando nadie es capaz de verte intentar sobrevivir.
Con la atención puesta en la humedad de mis mejillas, dices: mantén tus dedos en constante movimiento, a la par de tu tristeza.
Sé traslúcida cuando la honestidad tenga deseos de hablar por tí.
Sé gentil y diligente.
Sé paciente y vive, que hay bondad tras aquel silencio frecuente.
Padeciendo en la crueldad de un próximo día que no parezca distar del ayer.
Habla con franqueza, usando tus expresiones más íntimas.
Plasma tu furia en las acciones, y aunque haya prometido regresar a tí, no caigas rehén de la decepción.
Qué suele ser cruel habitar la soledad cuando se percibe un hecho inminente.
Pero, lo cierto es que no hubo algo tal como una razón intencionada tras la despedida que no sucedió jamás.
Voluntad sigilosa, una tarde perezosa, mi tristeza llora ante la realización de las memorias que permanecen tras la ausencia, con la costumbre y la precipitación vertiginosa que acompañan la vida.
Incluso después del caos, los días siguen andando.
Espero me recuerdes con una cálida sonrisa en tu pequeño rostro, y consigas habituarte a una vida que no comprendí del todo.
Siempre y cuando seas plena, todo lo demás son detalles minúsculos que cambian su curso, de un instante al otro.

house of hummingbird, película

de violetas y pesadumbres náufragasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora