Sentimientos encontrados

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Alejo se estaba cansando de la rutina de los jueves, aborrecía tanto el hechizo de mierda que hizo Valentín al punto de querer morir en ese instante o mejor aún, cambiar de lugar con Matías ya que le tocaba la parte fácil, solo moría y al despertar en este estúpido jueves no recordaba nada, y su última muerte había sido sencilla y sin sufrimiento.

Caminó sin ánimos al colegio, iba temprano nuevamente, quería tiempo para pensar y necesitaba analizar las palabras de Valentín, Matias resultaba de gran ayuda ya que nadie conoce tanto al colorado como el rizado. Entró al pasillo principal y lo pudo visualizar a lo lejos saliendo del baño, últimamente le parecía un chico bastante lindo y le dolía pensar eso ya que pone en peligro su fachada de chico perfecto y heterosexual. Se dirigió hasta su posición y se paró junto a él.

- ¿Tenés un momento? - preguntó sonando casual, viendo como los ojos del rizado se llenaban de brillo.

- ¿Un momento? ¿Contigo? Por supuesto - habló rápidamente - ¿Querés estar acá o salir a algún otro lugar?

- Tranquilo - rió - Podemos ir al segundo piso, la vista es hermosa.

- Por supuesto, siempre voy ahí cuando... - detuvo su habla.

- ¿Cuándo? - arqueó la ceja derecha.

- No es importante - susurró - Vamos.

Alejo asintió y caminaron hasta los barandales del segundo piso, el menor recargó sus brazos en el barandal y lo miró.

- ¿De qué querés hablar? - preguntó poniendo total atención a su cara.

Contempló el hermoso paisaje para después bajar la mirada y dedicarle una sonrisa sincera al marplatense.

- En algún momento ¿Has pensado cómo se siente morir? - susurró el mayor.

Él lo miró con confusión en su rostro, probablemente se imaginaba cualquier otra pregunta excepto esta sobre la muerte, seguro pensará que Alejo está algo loco.

- Normalmente no pienso en esas cosas... - respondió - Pero supongo que debe ser horrible saber que tu vida terminó, escuché que tu vida entera pasa frente a tus ojos segundos antes de morir - jugó con sus dedos.

- Seguramente que, si pudieras elegir la manera de morir, sería durmiendo - sonrió - ¿No lo crees?

- Nunca - contestó - Jamás le desearía una muerte así a nadie.

- No entiendo, debe ser la mejor opción ya que no hay sufrimiento - comentó sin comprender.

- De hecho si hay sufrimiento, leí en internet y en artículos médicos que a la hora de realizar la autopsia se descubre que las personas estuvieron asfixiándose por más de un minuto, ¿Te imaginas el terror de no poder respirar? Es desesperante, no me gustaría experimentar algo como eso en mi vida.

Alejo se sentía la persona más estúpida del planeta debido a que había pensado que por primera vez Matías no había sufrido con su última muerte. Bajó la mirada y sin pensarlo dos veces se acercó a él para abrazarlo tan fuerte al punto de creer que se rompería.

- ¿Y eso por qué es? - dijo con trabajo.

- Jamás quiero que me dejes ¿Entendiste? - presionó fuerte sus ojos sin dejar de aferrarme a él - Jamás te abandonaría y espero que vos nunca me abandones.

- ¿Alejo Véliz sos vos? - preguntó.

- Soy yo, boludo - susurró, al momento se dió cuenta de lo lunático que se veía y se separó de inmediato - Perdón.

- No me molestó - sonrió - Sabes lo mucho que había esperado un abrazo tuyo, al menos de cumpleaños, cumpliste mi sueño - ahora él fue el que lo abrazó.

El santafesino no dudó en rodearlo con sus brazos hundiendo su rostro en el hombro del marplatense.

- Hay dos palabras, dos sentimientos que nacen de tu corazón - susurró en el abrazo, repitiendo las palabras de Valentín.

- Son cosas muy puras en el sentido emocional, no puedes sentir una al momento que sientes la otra, si lo dices con el corazón, el hechizo se desvanecerá - terminó de decir Mati, entonces lo alejó para observar mejor.

- ¿Cómo sabes eso? - preguntó.

- Es el diálogo de una famosa película de fantasía sobre hechiceros, dragones, príncipes y princesas - contó - Amor y odio, son las dos palabras, te amo y te odio son los dos sentimientos que nacen desde el fondo del corazón, puedes amar a una persona al igual que puedes llegar a odiarla, pero nunca puedes sentir ambos, eso de "te odio", pero "te amo" no existe. Son tan puras que han causado guerras en su nombre.

Alejo no entendía si debía decirle a Matías que lo amaba o que lo odiaba, después del abrazo no sería capaz de decirle que lo odiaba pero tampoco lo amaba, no sentía algo así de fuerte por él.

- Matías... yo... - dijo dudoso - Te amo.

Jueves // SoulizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora