Te amo

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Alejo abrió sus ojos pudiendo sentir la humedad en ellos además sentía un hueco en su estómago, se sentó en la orilla de la cama con el objetivo de secar esas lágrimas para luego analizar en lo que se había convertido su existencia. Terminó de ducharse, vestirse y después salió de su casa camino al colegio.

Caminó por el pasillo principal y lo pudo observar de lejos cerrando su locker, tenía su ceño fruncido, algo no estaba bien, tímidamente se acercó a él y notó que se había quedado quieto, como ido mirando la parte baja de los casilleros, tomé su hombre sacándolo de aquél shock.

Pelotudo — susurró ladeando su hombro para que lo soltara.

¿Está todo bien? — preguntó confundido.

Solo déjame tranquilo, Alejo — comenzó a caminar.

¿No confías en mí? — preguntó caminando atrás de él.

Por favor, solo aléjate de mí, eso es lo que siempre has querido ¿No?

¿Por qué pensas eso? — lo agarró de la muñeca moviéndolo para que quedara frente a él.

Porque prefiero alejarme de vos antes de que me expongas con el director por hablarte o mirarte, ya me quedó claro lo que piensas de mis poemas: son asquerosos y estúpidos, solo trato de no molestarte más, ¿Por qué ahora no queres?

Porque me gustas, Matías — susurró avergonzado.

Perdón — comentó — Pero ya no te creo nada, mejor solo distanciémonos, ¿Queres?

El santafesino no sabía qué más decir, ya no sabía qué más hacer, el marplatense se dio la vuelta y caminó nuevamente, entonces se le ocurrió algo, levantó la mirada, raspó su garganta y comenzó a cantar.

"And I try

Oh my God do I try

I try all the time

In this institution"

Vió como Matías detuvo sus pasos y se quedó parado al escucharlo, caminó hasta él y escuchó un susurro que provenía de él.

"And I pray

Oh my God do I pray

I pray every single day

For a revolution."

El mayor se paró frente a él y lo abrazó, sintió segundos después sus brazos envolverlo, el calor que le proporcionaba su cuerpo se le estaba haciendo adictivo, amaba a Matías y ahora estaba seguro de eso.

¿Cómo supiste? — susurró aun sin soltarlo.

¿Qué cosa? — repreguntó.

Sobre la canción.

Vos me lo dijiste, tu mamá te la cantaba cuando eras chiquito y lo hacía porque era la única con la que dormías, ya que odias las canciones de cuna — dijo entre risas.

Es cierto — rompió el abrazo y lo miró — Solo que no recuerdo haberte contado.

No importa, no quiero estar aquí, Sr. Soulé ¿Le gustaría ratearse de esta clase conmigo?

Jueves // SoulizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora