Consecuencias

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Los ojos del menor comenzaron a brillar con tanta intensidad, ¿Lo había escuchado bien? ¿Alejo Véliz le había dicho que lo amaba? ¡Quería llorar y saltar!

- ¿Me amas? - dijo en voz alta.

- Baja la voz, Matias - dijo cubriéndole la boca - Así es, pero ¿Podrías mantenerlo en secreto?- suplicó.

- Haré lo que me digas - sonrió sin poder evitar sus ganas de gritar - ¡Ah! ¿Me amas?

- Cállate, pedazo de... - se detuvo - Hermoso - fingió sonreír.

- Lo siento - lo abrazó intentando acercarse a los labios del mayor, a lo que este ladeó su rostro y el beso dio en su mejilla.

- Dejemos los besos para después, ¿Sí? - lo alejó de él.

- Está bien - susurró - Tenemos que ir a clases.

- Andá que ahora te alcanzo, Mati - comenzó a caminar bajando las escaleras.

- Está bien, te guardaré el lugar - gritó observando como este bajaba.

Alejo caminó en busca del colorado, quería saber si todo se había terminado y solo él podría confirmarlo. Al encontrar a su objetivo, lo pegó a la pared bruscamente, a lo que Valentín se había asustado un poco.

- Se terminó - sonrió - Ya dije tus estúpidas palabras mágicas, las cuales fueron demasiadas ridículas.

- ¿Estás seguro? - preguntó confiado - ¿Lo dijiste de corazón? ¿Te nació decírselo? o ¿Solo querías saber si funcionaba?

- Vos sabes que detesto a Matías, es su forma de ser, siempre está encima de mí y es demasiado molesto, estoy a un paso de odiarlo así que si vas a matarlo déjalo muerto y deja de atormentarme - dijo en voz alta.

- Sabía que eras un pelotudo de mierda, pero nunca creí que tuvieras ese sentimiento tan horrible como para desearle la muerte a Matías. No vales nada Alejo Véliz, no vales el esfuerzo que él hace cada día para que vos al menos le digas: "Buenos días, Mati".

- Yo no pedí nada de eso - susurró - Déjame tranquilo, el hechizo de mierda terminó.

- No terminó, porque vos no lo amas o al menos no queres reconocer tus sentimientos por Mati, pedazo de cagón.

- ¡Yo no amo al boludo de Matías! - gritó.

- Ups - susurró mirando a su costado.

Seguí su mirada para encontrarme a Soulé con sus ojos infestados en lágrimas.

- Oh no, Matías - susurró.

- Te detesto con todo mi corazón, Alejo Véliz - comenzó a llorar mientras corría hacia la salida.

- Mati, espera - gritó el morocho corriendo detrás de él.

Lo alcanzó y le tomó del brazo con fuerza.

- Déjame, me estas lastimando - trató de zafarse.

- ¿Me dejas explicarte? Matias, por favor - preguntó.

- No hay nada que explicar todo quedó muy claro, te odio y vos me odias, está todo bien ya que al menos sentimos lo mismo el uno por el otro - lloriqueó.

- No dije que te odiaba - explicó al borde del llanto.

- ¡Lo gritaste! - logró soltarse.

- Por favor, perdóname - suplicó volviendo a seguirlo.

- Déjame de joder, Alejo - gritó sin voltear.

Cruzó la calle sin percatarse que un auto se acercaba a una velocidad exageradamente alta para el lugar en el que transitaba, entonces arrolló a Matias.

- ¡NO! - gritó Alejo corriendo hasta el lugar en donde Matías estaba tirado - No, no, no.

Sus lágrimas no aguantaron más y se desparramaron de sus ojos marrones.

- Quédate conmigo, ¿Sí? - suplicó viendo como Soulé luchaba por su vida - Lo prometiste en el abrazo, quédate.

El marplatense no podía ni mencionar una palabra, la sangre comenzó a brotar por su boca, era claro que no soportaría.

- Voy a contarte la verdad, te lo diré todo - lloró - Tengo miedo de aceptar lo que siento por un hombre, hasta hace algunos días yo sabía que me gustaban las mujeres pero después de toda esta locura, ahora sé que me estoy enamorando del chico más perfecto del mundo, ese chico sos vos Matias, porque yo te a...

El sonido de la alarma sonó como cada mañana.

Jueves // SoulizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora