Capítulo 4

3 1 0
                                    

El día se había pasado muy rápido. Para mi suerte, ningún otro profesor me había hecho pasar al frente a presentarme. No había estado tan mal como me esperaba, excepto por el pequeño incidente del asiento de Evan. Maya y Haley habían sido muy buenas conmigo, y eso que no solíamos ser amigas cuando éramos pequeñas. En realidad, yo no era amiga de nadie. pasaba todos los días sola. Haberme mudado a California había cambiado rotundamente mi vida para mejor, pero ahora esta era mi vida de nuevo, y tendría que acostumbrarme. De repente, sentía como los viejos sentimientos que me consumían cuando era pequeña volvían a inundarme más profundamente. Sentía que me ahogaba en mis pensamientos, que estaba encerrada en un cuarto vacío y oscuro del que no podía salir por más que gritara y pidiera ayuda. Nadie me escuchaba, o nadie me quería escuchar.

Pero, mientras tanto, llevarme bien con Maya y Haley facilitaría las cosas. Se habían abierto conmigo contándome detalles personales de sus vidas, lo que me hizo entrar en confianza más rápido, pero no me sentía lo suficientemente cómoda como para hablar de mis asuntos con ellas ya que eran algo delicados, y por alguna razón sentía que si alguien conocía esa parte de mi, se terminarían alejando.

Sacándome de mis pensamientos,a campana sonó indicado que finalmente podía largarme de aquella prisión e ir a mi casa. Guardé rápidamente mis libros en la mochila y me levanté del asiento dispuesta a irme. Luego de saludar a mis nuevas "amigas", salí del salón para dirigirme a la parada de autobús ya que mi casa no se encontraba tan cerca del instituto para caminar. Mientras recorría los pasillos buscando la salida, saqué los audífonos de mi mochila y los conecté a mi móvil para oír durante el viaje. Master Of Puppets de Metallica fue la primer canción que se reprodujo. Metida en mis asuntos mientras caminaba, choqué con un cuerpo que me hizo soltar el móvil que aún estaba en mi mano, haciendo que cayera al suelo y se desconectara de los audífonos. Levanté mi mirada —que estaba muy fijamente posada en el móvil en el suelo, mientras rogaba que no estuviera la pantalla rota— y allí estaba el guapo castaño de ojos verdes mirándome.

—Lo siento, ¿estás bien?— dijo Jack con un tono de preocupación.

Nuestros cuerpo estaban muy cerca, luego del choque ninguno se había movido más que por el impacto, por lo que casi que podía sentir su respiración— si no fuera porque me sacaba varios centímetros, y eso que yo era considerada bastante alta.

—¿Olivia?— repitió con el mismo tono de preocupación al ver que no le contestaba.

Claro, me había quedado embobada mirándolo, debí parecer una idiota.

—Eh... sí, sí, claro, lo siento, estaba distraída— balbuceé algo nerviosa mientras me miraba fijamente a los ojos.

Recogió mi movil del suelo y se aseguró que todo estuviera en orden. Por suerte, la pantalla estaba intacta.

—¿Metallica, huh?— dijo con una sonrisa de lado mientras me devolvía el aparato a mis manos— No dabas esa impresión.

—¿Ah sí?— dije divertida mientras levantaba una ceja y me cruzaba de brazos— ¿y qué impresión daba?

—Uhm... ¿Taylor Swift?

Solté una risa.

—Tiene buena música— admití— puedo escuchar ambas.

—Por supuesto— sonrió— pero yo me quedo con Taylor— bromeó.

Le devolví la sonrisa para luego volver a conectar los audífonos en el móvil pero sin reproducir ninguna canción.

—Oye, ¿cómo te vuelves?— preguntó.

—Lamentablemente autobús, pero por suerte el móvil está vivo así que Metallica me acompañará en el viaje.

Olivia y los hermanos ScottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora