—¡Hoy noche de chicas!— exclamó Haley mientras daba pequeños saltos en el medio de los pasillos; un par de personas habían volteado a vernos lo que hizo que me avergonzara un poco. Odiaba ser el centro de atención.
No había vuelto a cruzar palabras con Evan desde el día que había venido a casa. Lo observé un par de veces pero jamás me devolvió la mirada. Era como si nada hubiera sucedido. De igual manera, estaba agradecida de que así fuera: actuar como si nada.
Cuando la campana sonó, rápidamente entre al salón y me acomodé en mi lugar. Pude distinguir an Evan al fondo, estaba allí hace rato; parecía que no hubiera salido al receso. Por un segundo cruzamos miradas, pero rápidamente la aparté, volviendo mi vista al frente. No pasaron ni treinta segundos cuando escuché un carraspeo de garganta justo detrás mío.
—Oye...— escuché su voz a mis espaldas antes que me diera vuelta. Lo cual no hizo falta ya que se posó rápidamente delante mío. Traía varias hojas de papel en sus manos.
Recé por dentro para que no hiciera ningún comentario sobre lo ocurrido.
—Toma, me encargué de hacer el trabajo— me pasó la pila de hojas que tenía en su mano—. Si no te gusta podemos hacer uno nuevo, también eres libre de cambiar o corregir lo que te apetezca.
Fruncí el ceño ante tal comportamiento. Pareció notar mi estado de confusión por lo que siguió hablando para cubrir el silencio que habitaba entre nosotros dos— quitando los ruidos del resto de la gente en el salón.
—No creas que lo hice por ti— se encogió de hombros—. Todo lo contrario, lo hice para no tener que volver a juntarnos. Haz lo que quieras con él.— se mostró indiferente y antes de que pudiera responder se largó de allí.
Me quedé perpleja unos segundos ante la conversación que Evan había tenido consigo mismo, puesto que en ningún momento me había dejado siquiera articular una palabra.
—¿Acaso Evan Scott se puso nervioso mientras hablaba contigo?— oí la voz de Maya a mis espaldas, con un tono pícaro que hizo que soltara una risa.
—Sí, seguro— dije con sarcasmo luego de darme media vuelta para conversar con ellas. Pero apenas terminé de hablar, el profesor ingresó al salón mientras soltaba un "Buenos días" que hizo que todos se percataran de su aparición.
(...)
Eran las 7 pm cuando llegué a lo de Maya. Haley se encontraba ya allí hacia un rato. Estaban cocinando brownies, se sentía el rico aroma a chocolate desde lejos.
—Escoge una película romántica— Haley se dirigió hacia mi—. ¿O de terror?
—Ambas— contestó Maya sin mirarnos, ya que toda su atención se posaba en la mezcla que estaba preparando.
—The notebook— dije emocionada. No había mejor película romántica que aquella, me hacía llorar a mares cada vez que la veía.
—¿Y de terror cuál?
Arrugué la nariz; las películas de terror no eran lo mío. Luego no podía dormir por la noche y si lo hacía, tenía pesadillas. Muy valiente de mi parte, nótese el sarcasmo.
—¿Halloween?
Se oyó la notificación de un mensaje de texto en el celular de una de las chicas. Maya lo sacó de su bolsillo y se le iba formando una sonrisa de oreja a oreja en el rostro a medida que lo iba leyendo.
—¿Qué pasó?— pregunté pícaramente, esperando que se tratara de algún interés romántico.
—¡Fiesta en lo de Jace!— exclamó con alegría.
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Olivia y los hermanos Scott
Novela JuvenilTe invito a leer sobre este laberíntico triángulo amoroso entre una joven y dos hermanos que son polos opuestos. ¿Con quién querrá ella quedarse? ¿Con el apuesto y romántico caballero de los sueños de cualquier mujer o con el rebelde y mujeriego fum...