A la mañana siguiente desperté fatal. Casi que no había podido dormir en toda la noche pensando en lo ocurrido. A veces me odiaba por como reaccionaba ante situaciones de tan poca importancia. Mi mente me jugaba en contra la mayoría de las veces, y me hacía exagerar sin sentido para luego sentirme mal y avergonzada. No sabía cómo iba a volver a mirar a Jack a los ojos luego de haber escapado de la fiesta a la que él me había invitado sin siquiera saludarlo. Pero no valía la pena pensar en aquello, podía simplemente ignorarlo y listo. No era como que le debía ninguna explicación ni nada por el estilo. Seguramente que ni le importó demasiado.
Tomé mi celular para ver la hora. Eran las 10 de la mañana. No sabía a qué hora había llegado anoche, ni mucho menos cuando me había quedado dormida— si es lo había hecho—. Lo primero que llamó mi atención fueron la cantidad de llamadas perdidas que tenía de Jack, y unos cuantos mensajes. Al final algo si le había importado. Había dejado el celular en silencio por lo que ni me había percatado de aquello. De pronto me sentí mal por haberme escapado de esa manera y entré al chat para leer los mensajes y disculparme.
Jack: Olivia, dónde estás??
Jack: Te fuiste sola?? llegaste bien por lo menos?
Jack: Contéstame por favor, solo quiero asegurarme que estés bien
Jack: Evan me dijo que te vio llorando en el baño. Lo siento mucho si dije algo que te hizo sentir mal, tenemos que hablar. Llámame en cuanto veas esto.
Pensé en llamarlo por un momento, pero antes de que pudiera hacerlo, oí unos golpes en la puerta.
—Adelante.
Entró mi mamá con una sonrisa en el rostro.
—¿Qué tal anoche? No te oí llegar— dijo mientras se sentaba en el pie de mi cama.
—Bien— mentí.
—¿Te trajo Jack, verdad?
Asentí con la cabeza.
No tenía ánimos de hablar de nada de lo ocurrido, y mucho menos del hecho de que había vuelto en un taxi. Ya que me regañaría por no avisarle, o no llamarla o lo que fuera.
—¿Algo para contar?— preguntó mientras se inclinaba hacia mi, que me encontraba acostada en la cama.
—No, quiero estar sola— fue lo único que dije para luego dar media vuelta sobre mi cuerpo y que mi rostro quedara casi contra la pared.
—Hmm, de acuerdo, ¿está todo bien?— pude sentir como se levantó de la cama y luego se acercó a acariciarme el cabello por detrás.
—Que sí, vete— dije de mala gana mientras con una de mis manos quitaba la de mi mamá sobre mi cabello.
—Bueno.
Oí sus pasos alejarse y luego como la puerta se cerraba. Volví a voltearme, mirando al techo y suspiré. La había tratado fatal, y de nuevo vino el sentimiento de culpa y angustia. Al final era yo quien alejaba a todos de mí y no ellos quienes se iban. Pero no podía evitarlo. En algún punto de mi vida comencé a disfrutar de la soledad tras acostumbrarme a la misma. Parecí mejorar notoriamente cuando nos mudamos a California, ya que renové todo mi círculo y pude empezar de cero; pero como siempre, volvía a este lugar donde me encontraba sola y perdida- y no me refería a un lugar físico—. Pero no sabía si quería salir tampoco, al fin y al cabo siempre regresaba aquí así que, ¿por qué intentar irme?
Mi sábado se basó en estar tirada en la cama todo el día, rechacé la propuesta de mi mamá de salir a almorzar algún lado. Le dije que comería aquí, pero mentí. No había comido nada en todo el día. Es más, ni siquiera había salido de mi habitación. Con el baño incluido, no necesitaba nada más. Ella había salido a no sabía dónde, por lo que no se percató de mi encierro. De pronto recordé que Matt y Diana nunca habían contestado mi mensaje y me entró la curiosidad de que había pasado, por lo que rápidamente entré al grupo a escribir otro mensaje.
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Olivia y los hermanos Scott
Novela JuvenilTe invito a leer sobre este laberíntico triángulo amoroso entre una joven y dos hermanos que son polos opuestos. ¿Con quién querrá ella quedarse? ¿Con el apuesto y romántico caballero de los sueños de cualquier mujer o con el rebelde y mujeriego fum...