Ante un futuro incierto, y obligada a plantar cara a los fantasmas de su pasado, Phantom se ve arrastrada a una misión especializada en la academia de TOP GUN que exigirá el sacrificio supremo a los que sean elegidos para pilotarla, encontrándose en...
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RAMBEAU
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"No estaba entrenando a mi compañera, estaba entrenando a mi remplazo"
Lunes 2010, cero quinientas horas
El par de amigas a muy temprana hora de aquel lunes, se alistaron, y emprendieron vuelo para así, dar inicio a su primer entrenamiento de la semana. Tenían una especie de ritual, el cual consistía pilotear y ver el amanecer en el cielo, siempre lo hacían antes de tener alguna misión o prueba, pues creían que les daba suerte aquel vuelo.
Y ese día no era la excepción, pues Imogen debía de acreditar su examen en la Fuerza Aérea, y poder asistir al Pentágono, donde con suerte entrenará, y equipará primariamente para operaciones aéreas ofensivas y defensivas prontas y sustantivas, subiendo así de rango a OF- 1.
- ¿Vienes a cenar hoy? - preguntó Rambeau a Imogen cuando ambas bajaron de sus aviones finalizando su vuelo.
- ¿Estará la pequeña Amelia?- respondió la rubia con otra pregunta, mientras descendía de su aeronave.
Rambeau era una mujer con agallas, con un rango de Brigadier general, recién ascendida, cuya categoría era inmediatamente superior a la de coronel en el Ejército y a la de capitán de navío en la Marina. Con dicho título, Imogen no podía negar, que se convirtió en la persona más egocéntrica y molesta del mundo si se lo proponía pero desde los inicios de Bradshaw, ambas fueron asignadas como compañeras de vuelo, y les mentiría si les dijera que no arriesgarían su vida una por la otra, pues después de la Operación Southern Watch, o mejor conocida como la Guerra de Irak en 2003, Rambeau casi pierde la vida sino hubiera sido por Imogen, quien la bautizó como Phantom esa misma noche, haciéndole honor a su nombre, pues todos la creían sin vida, y aquella vez esa fue su ventaja.
- Te extraña, niña. Eres la tía favorita, incluso me has robado a mi esposa- murmuro con gracia la nueva Brigadier
- Bien, me convenciste. Y no te preocupes, yo pongo las cervezas para la cena- respondió la rubia con gracia
