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Armin Arlet, el chico que hace que mi corazón late más rápido, es unos de eso chicos que siempre llaman la atención. Aunque no es tan popular como su grupo de amigos, su conexión con ellos lo hace destacar en la escuela. Mikasa Ackerman es una de sus amigas. Es demasiado bella y más con su herencia asiática. Es muy amable y simpática, aunque nunca he hablado con ella. Y luego está Eren Jaeger, el rebelde de la escuela. Todo el mundo sabe que hay algo entre él y Mikasa, pero ninguno de los dos lo admite.
Yo no soy la estrella del show. Mis amigos son los que destacan, y yo simplemente estoy ahí. Pero hoy era un día como cualquier otro, con la única diferencia de que las clases volverían a empezar después de las largas vacaciones. Me levanté temprano, sin mucho entusiasmo, y me arrastré hasta la cocina como pude para tomar un vaso de leche. No tenía hambre, solo necesitaba algo para despertarme. Me alisté sin prisa y salí hacia el metro, que me llevaría a la universidad, mi segundo hogar.
Durante el trayecto, me puse mis audífonos y me sumergí en la música, tratando de calmar mi mente ansiosa. La escuela siempre me había estresado, y este semestre no parecía ser diferente. Pero cuando llegó mi parada, me sacudí y bajé del metro.
Al salir lo primero que vi fue a Sasha esperándome en la puerta, como siempre. Su sonrisa me dio un toque de energía y me recordó que, aunque la universidad fuera un infierno, no estaba sola.
–Hola! Llegaste temprano por una vez. ¿Te has convertido en una persona madrugadora? -Sasha me sorprendió con una sonrisa radiante-
–Solo puse la alarma esta vez. -Bostecé, estirándome-
–¿Qué pasa?, Pareces cansada. -pregunto con un tono preocupado-
–Nada, solo tengo un poco de sueño. -Me encogí de hombros, mientras bostezaba-
Sasha siguió mi mirada hacia atrás y sus ojos se iluminaron. –¿Ves quién está detrás de nosotras?. Uuyyy Armin el dueño de tu corazón -Me dio un pequeño empujón en el hombro.
–¡Sasha, no seas tan obvia! -conteste nerviosa con el miedo de que Armin o alguien haya escuchado-
–¿Qué hay entre tú y Armin? ¿Te le haz declarado ya? -Contestó Sasha con una pequeña risa burlona-
–Somos solo amigos, Sasha. Y además, él ya tiene novia. -Conteste mientras sacudía la cabeza en modo de negación-
–No te desanimes. Nunca sabemos qué puede pasar. Tal vez el destino tenga otros planes. -Contestó con su tono juguetón-
–Pero él tiene novia. No podemos ignorar eso -Me encogí de hombros de nuevo-
–La gente dice que su relación anda mal. ¿Quién sabe? Tal vez haya una oportunidad para ustedes. -Dijo mientras sonreía-
[...]
La tarde soleada se desvanecía, indicando que las clases habían acabado dejando tras de sí un cielo anaranjado. Estaba cansada de la rutina aburrida de las clases, mientras veía como Connie y Jean se acercaban hacia donde estábamos nosotras
–¡Hola chicas! ¿Cómo están?, cuánto tiempo sin verlas -exclamó Connie, con su habitual dramatismo-
–Connie no seas exagerado. Nos vimos hace menos de una semana. -Me reí y rodé los ojos-
–No importa eso, ¿Vamos a una fiesta?, ¿Que opinan -Connie se rió y nos abrazó-
–Aunque te digamos que no vamos a ir nos vas a obligar, da igual forma qué preguntes -Hablo Jean-
–¿De quién va a ser la fiesta? -preguntó Sasha, con curiosidad-
–De Eren, el mejor amigo de Jean, y sabemos que Armin va a estar allí -Respondió Connie, con una sonrisa burlona.
–Par de idiotas -Contestó Jean enojado-
Mi corazón saltó un latido. Armin. Tan solo en pensarlo ya me ponía nerviosa
–¿Todavía te sigue gustando Armin? -preguntó Connie, con una mirada pícara-
–Ssh, cállate Connie -Dije mientras sentía la cara hervir y le tapé la boca con mi mano-
–Armin está en otra carrera, ni que nos vaya a escuchar, sabes que es tu oportunidad. Lo más probable es que vaya a la fiesta.
–¿Entonces es un sí? -preguntó Jean.
–Sí, pero tiene novia -dije con un suspiro-
–Pero digamos que no están en buenos términos -Dijo Connie intentando subirme el ánimo aunque eso lo sabía toda la universidad-
–Connie por que eres tan mugre chismoso -Hablo Sasha para darle un golpe en la cabeza-
–Un mago nunca revela sus secretos -dijo Connie, con una sonrisa, mientras se sobaba por el golpe que le dio Sasha-
–¿Entonces si van a ir? -preguntó Jean, dirigiéndose hacia nosotras-
–No creo que vaya -respondí, aunque ahora estaba dudando en ir-
–Si vas, Armin te va a dar un beso -dijo Connie, burlándose-
Me sonrojé de nuevo, pero esta vez con una sonrisa.
–Tienes que ir, sí o sí es tu oportunidad con Armin -insistió Sasha-
La noche prometía ser emocionante
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