Desde aquí podía ver mejor y el chico sostenía un pequeño trozo de tela en la mano. El monstruo bajó a olisquearlo, acercándoselo al hocico y, levantando la cabeza en el aire, avanzó, liderando de nuevo la carga. Las alarmas sonaban muy fuerte y cada aullido le retumbaba en los oídos. Quería gritar de nuevo, como si de alguna manera Sam pudiera oírle a él o a la alarma, sabiendo que estaba en algún lugar de estos pasillos verdes. Un rugido sacudió las paredes a su alrededor de cualquier espécimen que Ranboo había liberado y pudo oír el eco de risas maníacas después de él. Al menos Dream se lo estaba pasando bien. El hombre siempre se entusiasmaba con la emoción de una persecución, ya fuera corriendo tras algo o huyendo de algo.
Wilbur gimoteó suavemente, probablemente más por la risa de Dream que por el rugido, y fue recogido por su padre, que le dirigió suaves gorjeos y chirridos. Odiaba lo mucho que conocía al chico con el que había pasado tanto tiempo, aprendiendo de él y de cómo funcionaba para poder evitar las crisis diarias.
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El monstruo que mantenía cautivo a Quackity silenció suavemente la creciente estática del niño picazo. Asegurado por encima del hombro, se retorcía y pataleaba, mordiendo la mordaza en un intento de romperla para poder gritar de nuevo. Pero estaba apretada y le oprimía los lados de la boca, casi hasta el punto de que le costaba masticar o incluso cerrar la mandíbula. Le dolía, de un modo molesto, lo brusca y rápidamente que estaba atada. Sus alas aletearon en el aire, golpeando el costado de la cabeza del monstruo hasta el punto en que el brazo se reajustó para envolver su espalda y aquellas alas.
El niño de seis años se había puesto de rodillas, con las manos cruzadas sobre la cabeza y las garras rascándose la parte posterior de las orejas. Los chirridos de Quackity se habían amortiguado y vio cómo el monstruo se acuclillaba y frotaba suavemente la cabeza del niño con un chirrido que salía de su hocico. El niño levantó la vista hacia él, luego hacia Techno, y le miró con lástima mientras se llevaba las manos al pecho, frotándoselas nerviosamente.
"Quiero consolarte, pero se nos acaba el tiempo, tal como dijiste", habló el monstruo, haciendo que el chico se moviera sobre sus temblorosas piernas. Al dar un paso, el niño tropezó y el monstruo extendió el brazo para atraparlo. Observó cómo Techno movía el brazo por debajo de aquellas piernas, recogiéndolo con un brazo contra el pecho. Oyó el extraño ruido vocalizar desde el otro, husmeando en la garganta del monstruo.
"Phil está por allí. Unas once puertas más abajo", habló el chico, señalando hacia el norte de los pasillos rojos que envolvían en círculo las principales salas de seguridad.
"¿Y Wilbur?" preguntó el monstruo, volviendo a mirar hacia el chico con la nariz gacha como un padre protector.
"No lo sé. No estaba en la habitación de Quackity", habló el chico, con más palabras de las que nunca había pronunciado con nadie y, sin embargo, con la suficiente condenación como para volver a ser el centro de atención del monstruo. Sintió que los ojos se entrecerraban hacia él y se apartó con un respingo, una acción inútil que le hizo tragar saliva con fuerza, agarrotándose el cuerpo para no ofenderle. Podía ser bueno...
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[1] Still and Quiet (Lest you wake the monsters)
FanfictionQuackity siempre había sacado el palo corto en la vida hasta que Schlatt lo recogió de las calles para convertirlo en algo más grande. No sabía que se convertiría en el centro de atención de un piglin, uno de los especímenes más aterradores de las i...