XV

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—¿Seguro?, tal vez pueda ser de ayuda.—
—Si, no te preocupes, de todos modos ella debe de aparecer en algún momento.. o eso espero..—
—¿Tienes una idea de dónde puede estar?.—
—...No.—
—Uh, pues, hmmm..—
Hubo silencio por unos minutos, ambas entidades estaban pensando.

—¿Y los demás no saben nada de ella?.—
—Supongo que no, Screech ya fue con los demás, no nos han dado información útil de dónde puede estar.—
—¿Que piensas hacer ahora?.—
—No lo se, tal vez debería buscar, pero no sé dónde.—
—Hmm, ¿No se habrá ido más adelante de ka biblioteca?.—
—¿Huh? ¿Pero como?.—
—Mencionaste que se mueve a través de los armarios, ¿no?, tal vez de esa forma "escapó" la biblioteca.—
—¡Ah!— exclamó Seek, con un gesto energético y animado— ¡Tienes razón!.— río.
—Vaya, parece que estás de mejor humor.—
—Claro, encontraré a mi hermana, ¿tu no tienes familia o algo así?.—
—No, o por lo menos que yo sepa no.—
—Ah... Cómo sea, ¿sabes cómo salir de aquí?.—
—No, nunca lo he hecho, pero creo que se necesita un código para abrir el candado de la puerta.—
—¿Huh?.—
—En el piso de arriba hay una puerta con un candado, ve a ver si quieres.— dijo Figure, aún acostado en el sillón.
—Uh, bien.— Este se paró y fue hasta donde le había contado el más alto.
Vaya...— pensó, vio aquel candado que requería un código de cinco dígitos. Bajo del lugar y se acercó al sofá donde se encontraba recostado el otro.

—¿Sabes cómo puedo conseguir los dígitos?.—
—No, soy ciego, ¿recuerdas?.—
—...—
—¿Puedo buscar?.—
—¿Hm? Supongo que si.—

Y así, el pelinegro se puso en marcha, abriendo cajón por cajón, en busca de algo que le pudiera dar una pista para conseguir el código.
Finalmente encontró un pedazo de papel el cual contenía figuras extrañas, números cardinales y romanos, parecía una guía para descifrar el código.

—¡Figure mira que encont— se detuvo a media oración, pues noto que el contrario estaba roncando. —Huh, supongo que lo dejaré dormir...—

Decidió continuar su búsqueda solo, aunque claro, ahora en silencio.
Tomo libro por libro, hojeando cada hoja cuidadosamente para no saltarse ninguna, algunos libros si tenían una figura, aunque no todas eran las que aparecían en la página.
Por fin, después de pasar todo el día ahí, parecía que había conseguido todos los números que hacían falta, ordenó el código y que así: " 1-6-2-9-3 ".
Con la hija en su mano, coloco el código en el candado y al presionar el botón rojo a la derecha de este, la puerta se abrio.

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