17.- Suerte.

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Hyuga Tenten

A la mañana del martes que me presente en la tienda, los trabajadores me recibieron de maravilla. Como era de esperar, saben quien soy, así que en todo momento se dirigieron a mi con mucho respeto.
En total son nueve trabajadores, sin contar a la chica que cubriré: tres chicas y un chico que se encargan de atender a los clientes, dos guardias de seguridad y tres cajeras.

La chica de quien cubriré turno es quien atiende, da los controles de venta (lo que ya se agoto, lo que no se vendió, etc), e incluso puedo ser cajera. Se puede decir que soy multiusos para atender la tienda.

Ya era viernes tan rápido, y habíamos tenido bastante gente desde ayer, pero justo desde hace una hora no había llegado nadie y ninguno hemos comido.
Envíe a las chicas y chico a comer algo, ellos llegan más temprano para abrir la tienda, así que deben tener más hambre que yo.

– De ninguna manera mi señora, usted debe comer primero. - se negó el chico.

– Anda, vayan a comer. - Sonreí – No me hagan enojar que los dejo sin comer.

Todos negaron con las manos ante mi advertencia.

– Es broma. Ahora vallan a comer algo, los veo en una hora.

– ¿Gusta que le traigamos algo?

– Una rebanada de pastel. - Sonreí.

Todos sonrieron y salieron del lugar. Así que ahora estaba sola en la tienda, a excepción de los guardias que están en la parte trasera comiendo algo también.

Por suerte, traje mi libreta que contiene mis diseños, aquí me surgió la inspiración y me han llegado nuevas ideas que debo explorar mientras siguen en mi mente.

El sonido de la puerta abriéndose fue lo que me hizo tener que guardar mis cosas, debía atender a los recién llegados. Levante la cabeza con una sonrisa en el rostro.

– Buenas tardes, ¿hay algo en específico que este buscando?

Maldije mi suerte en estos momentos, de todas las tiendas del país, ¿debías venir a está?

– Que suerte la mía - sonrío la mujer al momento en que se quitó sus lentes de sol –, la "señora Hyuga" está aquí.

Ese molesto tono en que resalto esas palabras me molesto. Pero no debo mostrar mi molestia, en esté momento estoy trabajando y debo ser profesional.

– Hola señorita, es bueno verla. - le salude sin quitar mi sonrisa.

Me miró de arriba-abajo, examinando mi apariencia con desagrado al parecer. Ya sin contenerse más, soltó la carcajada.

– ¡Que ridícula te ves, querida! - exclamo la mujer sin dejar de reír.

Internamente estaba contando hasta cien para poder controlar mi boca y no decir algo de lo que me pueda arrepentir después.

– ¿Tan inservible has sido para los Hyuga?

– Disculpe señorita, no estoy entendiendo a lo que se refiere. Pero por favor, le pido que no me haga enojar.

Nuevamente esa risa escandalosa inundo la tienda por culpa suya.
Mientras que yo, ya iba a media cuenta y el propósito de está va dando un resultado diferente al que esperaba.

– No te quieras sentirá la importante sólo por el cambio de apellido. Bien sabes que no sirves para los Hyuga - se recargo sobre el mostrador, estando así más cerca de mí –, por eso te han enviado aquí, como una simple empleada de sus tiendas.

Ya sin más, Sonreí aún más de lo que lo estaba haciendo antes de responderle.

– Me parece que la señorita está totalmente equivocada.

– ¿Perdón?

– De ser inservible para los Hyuga, como dice la señorita, no habría ninguna razón para que el patriarca Hyuga me buscará para casarme con su único hijo.

La sonrisa de la Yamanaka se fue borrando de su rostro poco a poco, parece que esa información no la sabia.

– Me parece que la inservible fue otra - el ceño fruncido que me mostró era muy hermoso, tuve que sonreír mucho más por ello –, ya que no tuvo la aprobación del patriarca Hyuga y ahora, esta parada justo enfrente mío, ardida por no tener de todo lo que yo estoy gozando y voy a seguir disfrutando como miembro Hyuga.

Esa expresión de enojo en su rostro la hizo lucir muy hermosa a la Yamanaka, pero tal parece que a ella no le agrado sentirse así.

– ¿Ardida?

El golpe que dio con la palma de su mano sobre el mostrador me indico que está niña quiere unas nalgadas para educarse.

– Repite lo dicho.

– Como el cliente manda -levante ligeramente mis hombros –, la señorita Yamanaka está ardida por mi matrim...

No pude terminar la petición de la Yamanaka por culpa suya. Intentó darme una bofetada, pero mis reflejo son buenos y me permitieron hacerme a un lado para evitar que su palma tocara mi mejilla.

– Le falto un poquito de rapidez, señorita.

Por la palidez de su piel, no fue difícil notar su rostro enrojecido del gran enojo que ahora tenia conmigo.

– ¡Tú...! - me señalo con su dedo índice – Esto no se quedara así. Más de te vale andar con cuidado.

Fue lo ultimo que la escuche decir antes de salir hecha una furia está mujer.
Pero en mi defensa, yo le advertí que no me hiciera enojar. Y aún peor, no he comido.

Pasados cinco minutos, me deje caer sobre la silla detrás mío, ya no podía más. La Yamanaka agoto todas mis energías en menos de quince minutos.

******

No le mencione a nadie el pequeño incidente con la chica, me es vergonzoso que haya actuado así.
Mi madre todo el tiempo me ha regañado por "actuar imprudentemente", como ella lo dice. Por otro lado mi padre me ha dicho que está bien, que no me debo dejar tratar mal por nadie.
Pero ahí es cuando mis padres tenían sus desacuerdos, ya que a mi mamá le enseñaron que esas maneras no son dignas de una dama.

Para la mañana del lunes, me despertó Temari con su insistente llamada. Fue de inmediato cuando revise las redes sociales.
Había varios escritos con teorías totalmente absurdas sobre la foto tomada de mí, con el uniforme de trabajadora de la tienda.

Unos decían que era inútil para los Hyuga, otros que mi trabajo como diseñadora sólo fue un fraude que obtuve por el apellido, incluso hubo quienes decían que me botaron lejos para que Neji pudiera tener a sus amantes cerca suyo.

Sinceramente no entiendo nada, sólo estoy cubriendo un puesto temporal. ¿Acaso la gente cree que es un trabajo sencillo?
Pero, de algo sí estoy segura, y es que fue la Yamanaka quien montó todo este circo.

Me cambie y arregle para ir al trabajo, y la llamada de Neji fue lo que me hizo tener un retardo.

– ¿Qué fue lo que paso, Tenten?

Suspire. No me habló enojado, pero igual no me sentí muy cómoda para contarle la pequeña discusión con Ino. Fue su amante, entonces no quiero parecer que eso que paso entre nosotras fue por una pelea por él.

– La Yamanaka fue a la tienda y, me hizo enojar.

Me senté en la cama, esto va a tomar un poco de tiempo.

Matrimonio Anhelado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora