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Llegué a casa de mi amiga tras unas cuantas horas de vuelo y otras cuantas en coche, esperé un poco en la puerta para ver si me contestaba los mensajes o no, al no hacerlo llamé un par de veces a la puerta.
Me extrañó un poco que lo que escuché no fue la voz de Pilar, sino una masculina, pero bueno, ella ya vivía con su novio, cuando abrió la puerta no sabía si estaba enfadada o sorprendida, ya que el mono este empezó atacando.
– No me lo puedo creer, ¿qué quieres tú ahora? No te han dicho que seguir a la gente hasta su casa queda feo. –Fruncí el ceño al escucharlo.–
– ¿Seguirte a ti? Por Dios, para eso habría seguido a tu compañero, el guapo con el siete en la espalda. –Me crucé de brazos y él se apoyó en la puerta.–
– La otra vez no pensaste lo mismo ¿no? Paparazza.–Dijo en un tono burlón.–
– ¿Acaso sabes lo que me ha costado vivir de la fotografía? Porque si me mandan fotografiar a SERGIO RAMOS, tendré que fotografiar a SERGIO RAMOS. ¿No te parece? Ahora a lo que venía, ¿está Pilar?
– ¿Y tú lo que es vivir del fútbol? –Soltó una carcajada.– Venga ya, ¿no te basta conmigo? ¿También quieres a mi novia?
– ¡Tú básicamente tienes la vida resuelta! Juegas para el Madrid, ¿¡has visto la casa que tienes!? – Que cosa más tonta es este señor – Que si está Pilar o no cara lubina.
Y como si fuera magia detrás suya apareció por fin mi mejor amiga.
– ¿Qué pasa cariño? –Se asomó a la puerta, me sonrió y me abrazó.– ¡Ay Dios, Almu! Cuanto siento que Sergio sea tan tonto.
– Da igual, ya es costumbre. –Nos separamos del abrazo, nos miramos unos segundos y nos volvimos a abrazar.– ¿Cómo estás tía? Aparte de guapísima como siempre.
– Calla tonta, tú si que estás guapísima, ¿cómo va por Francia? Ay pero pasa a casa anda. Y tú, comportate.–Dijo señalando a Sergio.–
Pasé detrás de Pilar y le hice burlas a Sergio mientras cerraba la puerta.
– Pues nada mal la verdad, sólo es una pena que para poder seguir adelante me haya tenido que ir... ¿Y a ti cómo te va? –La seguía por los pasillos de la casa.–
