O3. Que bueno eres papá.

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      Me desperté y fuí a la cocina, día 15 de abril, 13 días para mi cumpleaños, u menos de dos meses para la boda de Pilar, por cierto, esta seguía dormida seguro, yo no sé ni como me he despertado tan temprano

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      Me desperté y fuí a la cocina, día 15 de abril, 13 días para mi cumpleaños, u menos de dos meses para la boda de Pilar, por cierto, esta seguía dormida seguro, yo no sé ni como me he despertado tan temprano.

       Me preparé un colacao con galletas, tenía todo el tiempo del mundo para beber café, ¿pero Cola Cao? En mi casa ni había por ningún lado, y en Francia apenas tenía tiempo de desayunar.

        Mientras comía en la cocina dos sacos de hormonas entraron entre risas, un chupetón y besos. Que asco, y pensar que a mí no me quiere ni mí perro. Pero bueno había que recibir con alegría el día, y más que nada porque Sergio ya sa sé iba a no se donde, antes de irse le dió un pico a Pilar. Que empalagosos tío.

        – Anda, que si ahora te viera la abuela Paqui... –Le di un sorbo al cola cao.– Sin estar casada y besandote y esas cosas...

      – Y si le contara la de cosas que he hecho... –Ambas empezamos a reírnos.–

       Esa señora, Paqui, era nuestra vecina cuando éramos pequeñas, era muy dulce, aunque bueno, nunca coincidiamos en pensar lo mismo.

       – A saber que has hecho, cochina.–Siguió riéndose mientras se bebía un café.–

      – Pregúntale a Sergio. –Me alzó las cejas y las bajó repetidamente.–

      – Dios mío señora, no os aburrís, no.


         Banana me miraba fijamente enfadado, y yo a él de la misma manera, entre los dos, el mando de la tele, nuestro objetivo, el me podía morder si no era rápida, y yo le podía dar en el hocico si él no lo era. Era ridículo vernos seguramente, pero se siente como cuando en las pelis te atan y tienes que matar a dos pulpos que tiran rayos láseres.

          Suspire e hice como que me levantaba, el perro me miraba confundido, y rápidamente cogí el mando me levanté de golpe levantando el brazo con el mando.

          – Te he ganado otra vez, perdedor.–Me ladró un par de veces.–

          – Oye, yo no meto a tus familiares caninos muertos en esto.

         Me volvió a ladrar mientras nos sentabamos en el sofá, él a mí lado mientras veíamos la tele.



         Me había dormido, creo, bueno, quiero creer, porque como estuviera soñando con Sergio era para matarme, veo más a este señor que a mi padre.

"Amigos" //Sergio RamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora